Ícono del cine, la televisión y abanderada del compromiso con muchas causas sociales. Así es Jane Fonda, con quien hablamos antes de presentarse en Le Défile, el encuentro mundial de embajadoras de LOréal Paris en la capital francesa.
"Es buena actriz, es bella pero casi siempre está descarriada". Esto dice una grabación del Departamento de Estado de Estados Unidos que se reproduce en su biopic (Amazon Prime): Jane Fonda en 5 actos. Es que la diva neoyorkina siempre dio que hablar. Por ser hija de Peter Fonda, por ser hermosa, por sus películas (ganó dos premios Oscar), por sus novios y esposos, por sus decisiones y más que nada por su libertad. Es sin dudas, la actriz más activista de Hollywood, desde joven militó por la democracia, luchó en contra de la Guerra de Vietnam, le puso el cuerpo al cambio climático y, por supuesto, estuvo al frente de todos los reclamos de las mujeres y disidencias.
A sus 87 años, sigue dando pelea y nunca deja su compromiso de lado. Hablamos con este ícono de la belleza y el arte antes del gran desfile de L´Oréal Paris, Le Défile, que se llevó a cabo en el Hotel de Ville en París. Allí, Jane desfiló (es la mujer más mayor del squad de la firma francesa) y levantó su brazo en punta de pasarela mostrando fuerza y resistencia, como nos tiene acostumbrados.
—¿Cómo se siente estar en una celebración tan icónica como Le Défilé?
—Es muy emocionante y muy divertido. Hay tantas mujeres y la mayoría son modelos profesionales. Para quienes no lo somos, es un poco intimidante. Siempre me preocupa tropezarme, pero al mismo tiempo es como estar en una juguetería: ves a todas esas bellezas increíbles que mirabas en las tapas de revistas... eso me da confianza y respiro tranquila. Algunas de las amigas del equipo son Viola Davis, Helen Mirren y Andie MacDowell…
—¿Qué significa para vos la belleza hoy en comparación con el inicio de tu carrera?
—Nunca me imaginé que me considerarían hermosa; yo tampoco me veía así. No sabía cómo hacerme ver más linda, me faltaba mucha confianza. Pero con los años, y especialmente en los 20 que llevo trabajando para L’Oréal, aprendí a presentarme mejor y a sentirme más segura con mi imagen.

—¿Qué consejo les darías a las mujeres jóvenes que te admiran y ven en vos esa belleza y confianza sin tiempo?
—Lo primero que siempre les digo a los jóvenes que me cruzo es que hoy es más difícil ser joven. Es duro saber quién sos, duro tener confianza. La juventud está llena de preguntas: ¿qué tengo que hacer?, ¿a quién debería conocer?, ¿qué debo lograr?, ¿cómo me pruebo a mí misma? El truco es aprender a crecer, a volverte más inteligente, más segura, a desarrollar tu mente para poder perdonar, ser más amorosa y generosa. Si lográs eso y gozás de buena salud, la vida de grande puede ser mucho mejor y más fácil. Yo no querría volver a ser joven por nada del mundo.
—¿Cuál es un ritual de belleza o autocuidado al que nunca renunciás, sin importar cuán ocupada estés?
—Tengo la piel seca, así que siempre me pongo crema hidratante. Y descubrí este producto (lo muestra a cámara), Revitalif Laser, es un sérum y una crema. Es fantástico (aún no está en venta en Argentina).
—Vos redefiniste lo que significa ser atemporal. ¿Cómo abrazás personalmente el paso del tiempo con elegancia y fortaleza?
—No sé… Lo más importante para envejecer con gracia es mantenerse saludable. Eso significa dormir lo suficiente, mantenerse activa, asegurarte de seguir en movimiento. Incluso si estás en una silla de ruedas podés mover la parte superior del cuerpo para mantener la circulación, eso es muy importante. Ya no corro, aunque solía hacerlo, pero camino. Eso te hace sentir bien, pensar con claridad. Hay que comer sano, alimentos frescos, lo cual no siempre es fácil para todos. Y mantener la mente activa.

—Tu pelo plateado se convirtió en un símbolo de confianza y autenticidad. ¿Qué significa para vos lucirlo así como mensaje?
—Me dio felicidad no tener que pasar cuatro horas en una peluquería con químicos en la cabeza, además de lo caro que era. Estoy feliz de dejarme las canas y tuve suerte de que me salieron en un color lindo. Me siento mucho más feliz y más segura ahora que cuando era joven. Pasé siete años haciendo una serie en Netflix, Grace and Frankie, sobre mujeres mayores, y muchas mujeres del mundo me escribieron para decirme que se sentían mejor, que les daba esperanza y menos miedo a envejecer. Eso significa mucho para mí. Me gusta ser una mujer mayor saludable, con pelo canoso, pero que sigue vibrante y activa. Y que L’Oréal todavía me contrate creo que manda un mensaje importante a las mujeres jóvenes: no hay que rendirse.
—¿Qué significa para vos ser embajadora de L’Oréal Paris desde hace tantos años?
—Estoy muy orgullosa de ser embajadora desde hace 20 años. Creo que es único. Tengo casi 88 años y no creo que otra marca contrate a una mujer de mi edad para ese rol. Estoy feliz de que hayan apostado por mí todos estos años. Es una compañía maravillosa para trabajar.
—¿Qué admirás de otras embajadoras de L’Oréal que comparten este rol con vos?
—¡Oh, dios! Viola Davis es una de las actrices más brillantes de Estados Unidos, quizás del mundo. Es valiente, está muy conectada con sus convicciones y con su esencia. Es feroz. Eso me encanta de ella. Helen Mirren, en cambio, es despreocupada, divertida, celebra la vida, y es un placer verla. Son mujeres fascinantes.
—¿Qué cosas te hacen feliz hoy?
—Soy feliz cuando mis hijos están bien. Y soy feliz cuando sé que estoy haciendo todo lo posible por proteger la democracia y educar a la gente sobre la crisis climática. El compromiso es siempre importante para mi vida.

Por Fernando Gomez Dossena-Marie Caire