El líder del Frente Patria Grande fue increpado por varias personas que lo abuchearon. Hubo discusiones y gritos con la reacción del referente social. “El fascismo avanza cuando nos dejamos amedrentar”, dijo tras el incidente.
El líder del Frente Patria Grande, Juan Grabois, protagonizó este lunes 7 de noviembre un tenso momento en el aeropuerto internacional de Ezeiza a su llegada al país desde Roma, Italia, donde viajó para encontrarse con el papa Francisco. “El fascismo avanza cuando nos dejamos amedrentar por patotas”, dijo el dirigente social a PERFIL tras el incidente.
Se produjo un momento que incluyó abucheos, discusiones y gritos entre varias de las personas que estaban en la fila para hacer Migraciones e ingresar al país y el dirigente social que fue escrachado.
El video del escrache a Juan Grabois en Ezeiza
En medio de las críticas y cuestionamientos en su contra por parte de los presentes, Grabois salió al cruce y se trenzó en una discusión. “Saben cuál es la diferencia entre ustedes y nosotros, que es nosotros tenemos coraje“, afirmó a los gritos el dirigente del Frente Patria Grande.
En medio del tumulto, se acercó un efectivo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), que intentó alejarlo de quienes estaban en la fila. “Yo nunca le robé absolutamente nada a nadie, laburé toda mi vida“, enfatizó Grabois.
Además, se cruzó cara a cara con un pasajero y le dijo: “Vos sabés mi nombre y yo no se el tuyo ¿cómo te llamas? No te animás a decir tu nombre. Bajá la manito“.
El descargo de Grabois tras ser escrachado en Ezeiza
Tras el tenso momento, el dirigente social explicó a PERFIL lo sucedido: “Básicamente me estaba defendiendo de una veintena de personas que comenzaron a difamarme en Migraciones. No voy a aceptar que por odio ideológico se pretenda suprimir y amedrentar a ningún dirigente de ningún partido u organización, y reivindico el derecho a defensa frente a cualquier forma de agresión grupal, física o verbal”.
“Además, no acepto la supuesta superioridad moral de ningún agresor y si me dicen vago, pregunto de qué trabajan ellos y les cuento de qué trabajo yo. Si me dicen chorro, niego la acusación y pregunto cómo andan con sus propias obligaciones legales, etc. El fascismo avanza cuando nos dejamos amedrentar por patotas sean organizadas o espontáneas que se sienten con derecho a agredir al que piensa distinto”, comentó Grabois.
Luego, contó una situación posterior que no quedó registrada por las cámaras: “Vino una abuelita, me abrazó, me pidió una foto, me dijo algo lindo y se callaron todos. A veces un gesto de amor silencia una situación violenta. Se lo agradezco mucho. Era una señora que vivía en Alemania. Pero seguía nuestro trabajo acá”.