El ex jugador de Boca Juniors pidió hablarle al tribunal en la segunda audiencia. Está acusado de violencia, amenazas y uso ilegal de arma de fuego contra la familia de su ex
En la segunda jornada del juicio en su contra por violencia y amenazas contra la familia de su ex, el futbolista Oscar “Junior” Benítez (31) pidió al juez de Lomas de Zamora la posibilidad de declarar. En un discurso de poco más de media hora, el ex jugador de Boca y Lanús matizó las acusaciones, relató la historia de la relación con Anabelia Ayala, quien se suicidó a principio de este año; y apuntó contra su denunciante, Juan Carlos Ayala, papá de la chica, a quien acusó de ejercer violencia sobre su hija.
Según el acusado, el pasado traumático de la mujer derivó en problemas de personalidad, trastornos y celos, lo que afectó la relación entre ellos. Anabelia se quitó la vida el 31 de diciembre pasado en su habitación, mientras en el living sus padres y su hermano pasaban la fiesta de Año Nuevo.
Benítez, que está en pareja desde hace unos 15 años con una mujer con quien tuvo cuatro hijos, contó que se conocieron con Anabelia en 2018 a través de las redes sociales. Dijo que inicialmente la ignoró porque pensó que era una fan más del equipo donde jugaba en ese momento (Boca), pero ante la insistencia de ella, empezaron a charlar y, finalmente, a verse regularmente hasta desarrollar un vínculo cercano.
Junior Benítez está detenido en prisión preventiva desde enero
Benítez explicó que al ser transferido a México, y aunque tenía familia con él, invitó a Anabelia a viajar también y que ella aceptó inicialmente que su relación era temporal: primero le pagó un hotel y luego le alquiló un departamento. Sin embargo, relató que la relación comenzó a tensionarse debido a celos y demandas excesivas para que pasara tiempo con él.
“Yo le expliqué que yo tenía pareja, tenía hijos, que estaba viviendo con ellos”, contó el ex delantero de Atlético Tucumán.
“Recuerdo que cuando empecé con ella me contaba cosas de situaciones de la casa. Del maltrato que recibía del padre. Se notaba que era maltratada desde chica. El padre le metía la cabeza en el inodoro y apretaba la cadena. También me contaba de los golpes que recibía, de la discriminación que recibía. Ella era muy acomplejada con su físico. Me contó que sufría ataques y que siempre sufrió discriminación tanto de la familia, del padre, asimismo de la pareja que tenía anteriormente, que siempre la discriminaba”, contó Benítez en una audiencia donde también se incorporaron como pruebas pericias psiquiátricas y psicológicas que lo mostraron “narcisista”, “histérico” y proclive a la agresividad y manipulación.
La familia de Anabelia Ayala
También relató que Anabelia se automedicaba. “Yo nunca entendí el tema. Lo conversé con ella y me comentó que las pastillas se la daban los padres”, agregó y fue sugestivo con posibles casos de abusos de parte del padre hacia su hija, aunque no precisó detalles.
“Me quería hacer saber que hubo otras cosas atrás de los golpes, por lo que se automedicaba. Vivía empastillada. Yo tengo una gran duda sobre eso, porque sé que hubo más que golpes, que recibió más que golpes del señor Ayala. Yo siempre le hablé. Siempre traté de ayudarla en ese sentido. No traté de meterme porque son los padres”, dijo con cierta contradicción.
Entre los delitos que le adjudican a Benítez se incluye, además de agresiones verbales y amenazas físicas a los padres de Anabelia, el borrado de toda la información de la única computadora familiar. “Ellos mencionan que yo borré un disco. Jamás toqué una computadora. No sé cómo se maneja. Sí sé que ella borró cosas, que manipuló la computadora del padre”, respondió ante la pregunta de su abogada.
Fotos de los golpes y marcas de violencia en el cuerpo de Anabelia Ayala que ella compartía con su prima
También rechazó la acusación del padre de Anabelia sobre que el futbolista le tajeó las cubiertas de su auto y que lo amenazó con un arma. “Jamás. Yo no fui al domicilio con un arma, mucho menos amenazar. Estuve manteniendo una discusión, unos reclamos en realidad de Ana por el tema de mensajes de mujeres”, contó y relató que recibió un golpe por la espalda de Ayala. “Fue solamente eso”, agregó. Y dijo que entre Cecilia Barrios (la madre de Anabelia) y su ex se llevaron al padre.
De esa secuencia, según Benítez, llegó la Policía. El futbolista dijo que fue golpeado por agentes bonaerenses sin que él hubiera actuado agresivamente o con un arma. “Me empezaron a pegar para que me fuera de la casa sin saber yo por qué. Eran fácil ocho policías, incluyendo mujeres. Mientras me pegaban, Ana se me tira encima para sacar a los policías. Yo estaba haciendo mucha fuerza porque me estaban doblando los dedos del pie para rompérmelo. Me subieron al patrullero y me llevaron detenido”, contó.
El futbolista dijo que no tiene rencor con la familia de su ex. Remarcó que “jamás” hizo una denuncia contra la familia, ni siquiera cuando supuestamente le pegó la Policía. En ese sentido, aseguró que él solo quiere que “la verdad salga a la luz” y que la familia Ayala le “arruinó” la carrera.
Rodrigo Tripolone, abogado de la familia Ayala
Benítez sostuvo que fue víctima del control y dominio de Anabella y su familia, y aseguró que nunca realizó acciones criminales ni violentas.
El futbolista está preso de manera preventiva por haber violado la restricción perimetral. Sin embargo, consideró que nunca la transgredió. Y que sólo se acercaba a la casa de Anabelia “a cierta distancia por pedido de ella misma”.
La respuesta de la familia
Para Rodrigo Tripolone, abogado de la familia Ayala, “Benitez pidió prestar declaración, posicionándose inmediatamente en el rol de víctima, fabulando un relato fantástico, en donde Anabelia era quien lo controlaba hasta el punto de manejarle sus cuentas bancarias y redes sociales”.
El querellante remarcó que el acusado “trató de poner un manto de sospecha sobre la familia, sin demostrar el menor grado de arrepentimiento por lo ocurrido con su novia, con la que convivió no sólo en México, sino también en la Argentina”.
El deportista está acusado de los delitos de violencia, amenazas y uso ilegal de arma de fuego (por tener el permiso vencido), lo que podría significar una pena en expectativa de hasta 14 años de prisión. El juicio continuará el 4 de abril con los alegatos de cierre, la palabra final del acusado y el veredicto del juez Antonio Miguel Balicki, del Tribunal Oral Correccional N°8 de Lomas de Zamora.
Por Fernando Soriano-Infobae