La alta representante de la UE presenta un plan tasado entre 20 y 40 mil millones de euros, que incluye armas pero también recursos no letales, e invita a países extracomunitarios a sumarse.
Kaja Kallas ha presentado un documento para lograr suministrar diferentes tipos de armamento a Ucrania. El escrito pretende también proporcionar equipamiento no letal, de modo que aquellos países que quieran mantenerse al margen de suministrar armas -destinadas a luchar contra Rusia- puedan sumarse con menos reparos.
Según la hoja de ruta presentada por la ex primera ministra de Estonia, el aporte final debería sumar “al menos 20.000 millones de euros” y alcanzar “potencialmente” los 40.000 millones. Se trata del primer borrador, verificado por periodistas de ‘Euronews’, que tasa la cifra económica que supondrá el envío de ayuda militar a Ucrania.
El plan menciona herramientas letales como munición de artillería, sistemas de Defensa antiaérea, misiles, aviones no tripulados y cazas de combate, pero también material no letal o sesiones de entrenamiento para las brigadas ucranianas. Las donaciones pueden hacerse mediante entregas directas de material o contribuciones financieras.
Kallas presenta la iniciativa como un “plan voluntario” para esquivar el veto de Hungría
Viktor Orbán ha descrito esta ayuda como un programa “proguerra” que va en contra del objetivo de Donald Trump de lograr un acuerdo entre las partes enfrentadas. El Gobierno húngaro fue el único que no respaldó a Volodímir Zelenski durante una cumbre celebrada la semana pasada sobre la invasión rusa.
El ‘modus operandi’ de Orbán (resistirse a apoyar a sus 26 homólogos hasta el final de las negociaciones, cuando suele ceder en las votaciones) ha vuelto a repetirse hoy durante la promulgación de sanciones contra varias personalidades rusas. Gracias a que se retiró del listado a cuatro personas susceptibles de ser castigadas económicamente, Orbán ha aceptado votar finalmente a favor de la medida.
Durante casi dos años, Hungría ha mantenido un veto sobre 6.600 millones de euros en fondos del Fondo Europeo para la Paz (FEP), destinado a reembolsar parcialmente a los Estados miembros las armas y municiones que envían a Ucrania. Los diplomáticos han intentado varias vías para eludir a Budapest y liberar el FPE, pero nada ha funcionado todavía.
Kallas parece dispuesta a evitar el mismo error y presenta su nueva iniciativa como un plan voluntario que permita eludir el voto negativo de Hungría. Eslovaquia, otro firme detractor de la ayuda militar a Kiev y con dejes prorrusos por parte de su presidente, Robert Fico, también podría interponerse en el camino.
Además, Kallas está abriendo la coalición bélica a países de fuera del bloque, como Reino Unido y Noruega, que se han implicado estrechamente en los debates sobre las garantías de seguridad para Ucrania. A principios de este mes, Noruega aumentó su compromiso para 2025 a 50.000 millones de coronas noruegas, lo que equivale a la friolera de 8.190 millones de euros. “La iniciativa Kallas está abierta a terceros países”, ha confirmado este viernes un alto funcionario de la UE. “Cuantos más países participen, mejor para satisfacer también las necesidades de Ucrania”.
El ‘quid’ del plan: ¿cómo se financiará la ayuda militar?
El plan Kallas ha sido objeto de debate durante varias semanas en Bruselas. Está previsto que se vuelva a discutir el lunes durante una reunión de ministros de Asuntos Exteriores, y de nuevo el jueves durante una cumbre de líderes de la UE. La necesidad de intensificar el apoyo a Ucrania se ha vuelto acuciante en respuesta al pivote de la Administración Trump hacia Moscú y a una retórica cada vez más crítica contra los aliados europeos.
La alta representante quiere recibir el visto bueno político de los Estados miembros antes de convertir su documento de tres páginas en un proyecto más detallado. Sin embargo, no se espera que se llegue a un acuerdo en ninguna de esas dos reuniones debido a una serie de cuestiones técnicas y políticas sin resolver.
Kallas ha propuesto que una parte de la contribución militar se haga en función del peso económico de cada país. Se cree que Francia, por ejemplo, se resiste a esta fórmula porque haría que el país se comprometiera a una cifra considerable para todo el año, sólo superada por Alemania. Según el Instituto Kiel para la Economía Mundial, Francia se sitúa por debajo de Dinamarca, Suecia y Países Bajos, países mucho más pequeños, en lo que se refiere a apoyo militar.
Para otros gobiernos, el PIB es el indicador más adecuado, ya que garantizaría un reparto justo y proporcionado de la carga. Otra cuestión que las capitales quieren aclarar es la contabilidad: cómo se tendrán en cuenta en la cifra colectiva los compromisos contraídos en los últimos meses. El último borrador habla de apoyo “proporcionado en especie desde el 24 de febrero de 2025”, tercer aniversario de la guerra.
Los países también están presionando para obtener respuestas sobre cómo la iniciativa Kallas integrará los 18.000 millones de euros que la UE proporcionará a Kiev como parte de un préstamo extraordinario mediante los activos congelados de Rusia. La Comisión Europea, que ha diseñado el préstamo, ha prometido la “máxima flexibilidad” para que Ucrania pueda utilizar la inyección de liquidez para adquirir armas y municiones avanzadas.
Se plantea además la cuestión de hasta qué punto será eficaz el plan en la práctica si, desde el principio, se construye como un plan voluntario sin una base jurídica sólida. “Se hace de forma voluntaria para eludir a Hungría”, ha dicho un alto diplomático de otro país. “Esperamos que los demás unamos nuestras fuerzas y pongamos nuestro dinero donde están nuestros discursos”.
Alice Tidey ha contribuido con información.
Por Jorge Liboreiro -Euronews