Misiones Para Todos

Karen trabajaba para ayudar a su mamá y la mataron a metros de una comisaría

La adolescente intentó resistirse al robo y recibió un balazo en el pecho en marzo de 2013. “Los policías ni siquiera se tomaron la molestia de correr, vinieron caminando”, denunció en ese momento su mamá. Los dos responsables fueron condenados. Uno se suicidó en la cárcel.

En marzo de 2013 a Karen Campos le faltaban días para cumplir los 18 años. La adolescente cursaba de noche el secundario y de día trabajaba en un kiosco de la ciudad de Junín para ayudar a su mamá con los gastos de la casa. Soñaba con ser abogada, pero en un segundo todo su futuro se desvaneció: entraron a robar al negocio, ella se resistió y la mataron de un balazo en el pecho.

El asesinato que este año cumple su décimo aniversario desató la reacción enfurecida del pueblo entero y llevó a juicio a los dos responsables. Uno de ellos se suicidó años después, mientras cumplía su pena, en la cárcel de San Nicolás. En tanto, Juan Carlos Ledesma, el hombre que disparó, fue condenado a 15 años de prisión.

“(Ledesma) nunca nos pidió perdón”, dijo a TN Matías Campos, el hermano mayor de la chica asesinada, tras lo cual remarcó: “Tampoco lo necesitábamos porque con eso no nos devuelve a Karen”. “Jamás entenderá el dolor que nos causó, que Dios lo ayude”, sentenció.

Fuego, piedras y vidrios rotos frente a la comisaría 2da. de Villa Belgrano.

El crimen de Karen

Cuando el ladrón entró al kiosco ubicado frente a la plaza de Villa Belgrano Karen estaba junto con una compañera de trabajo, Pamela. La joven, testigo del crimen, fue clave para la reconstrucción del hecho.

“Estábamos trabajando del lado de la caja y entra una persona cubierta con una campera con capucha y prácticamente no se le veía la cara. Entró alterada diciendo `¡esto es un asalto! ¡esto es un asalto!`”, contó en aquel momento a los medios la empleada.

Karen trató de calmarlo, le dijo que se llevara todo, pero en un descuido del asaltante tomó una picana que el dueño del kiosco le había dejado como elemento para una ocasional defensa e intentó atacarlo con ella. “Sé que no lo tocó a él porque si no se hubiera desmayado. Sintió el ruido de la picana y automáticamente disparó a quemarropa”, precisó Pamela.

Fue un solo tiro. La bala le perforó el pulmón y la arteria aorta, lo que le produjo una hemorragia interna y la adolescente cayó gravemente herida al suelo.

“La policía llegó caminando”

Mientras Karen agonizaba a su alrededor todo era caos y dramatismo. Un vecino se acercó desesperado para pedir ayuda a la Comisaría 2°, ubicada a menos de 100 metros de la escena del crimen, pero los policías tardaron por lo menos 10 minutos en llegar.

“Fueron a avisarles y ellos no les creyeron”, decía entre lágrimas a TN María, sobre el accionar de los efectivos ese día. Y subrayó: “Ni siquiera se tomaron la molestia de correr, vinieron caminando”. Otros 20 minutos fueron los que demoró la ambulancia, pero Karen ya estaba muerta.

“Los policías ni siquiera se tomaron la molestia de correr, vinieron caminando”, lamentó la mujer.

Después, lo que empezó como un reclamo de justicia se mezcló con incidentes que incluyeron fuego, piedras y vidrios rotos frente a la comisaría 2da. de Villa Belgrano, donde incendiaron autos secuestrados por la policía y un patrullero.

El reclamo que se convirtió en pueblada

Karen había muerto y Junín se prendió fuego. El objetivo de toda la bronca y el dolor fue la seccional, frente a la cual volaron piedras y hasta bombas molotov. Ese fue el epicentro de la furia de la muchedumbre, que también provocó daños en otras áreas del municipio, sobre todo la Biblioteca ubicada sobre calle Rivadavia, instalaciones del BAPRO y Tribunales.

Tan grave fue el desmadre que para sofocar los ánimos intervino un grupo de por lo menos 30 efectivos de Infantería que avanzaron sobre los vecinos protegidos detrás de los escudos. El grito que se escuchaba por encima de todo era uno solo: Justicia.

Un tatuaje, la clave para capturar al asesino

Juan Carlos Ledesma logró escapar tras asesinar a la adolescente en medio de un corte de energía en el pueblo generado por un temporal de gran intensidad que había ocurrido horas atrás. Sin embargo, la cámara que tomaba la caja del kiosco desde arriba grabó un primer plano de la mano derecha del autor del delincuente, cuando manoteaba los billetes.

“Las imágenes no tienen buena calidad, pero de todas maneras se advierte que el delincuente tiene en el dorso de su mano derecha un tatuaje circular, muy similar al que Ledesma tiene en esa misma mano”, explicó oportunamente uno de los investigadores.

La misma fuente contó que el tatuaje “podría ser el símbolo de la banda de ‘Los Piojos’, o algo parecido porque es un círculo con una cara endiablada en su interior”. Así, Ledesma fue el primer detenido en la causa acusado de ser el autor material del crimen y más tarde, detuvieron a un menor de 17 años que manejaba la moto en la huyó el asesino.

Las condenas

En un juicio abreviado a fines de 2013, Ledesma fue condenado a la pena de 15 años de prisión. La Justicia lo consideró co-autor penalmente responsable del delito de homicidio en ocasión de robo, agravado por el empleo de arma de fuego.

Luego, un Tribunal de Menores acordó una pena de 8 años de reclusión para César “El Pelado” Fernández, su cómplice, quien en agosto de 2018 se ahorcó mientras se encontraba alojado en la UP 3 de San Nicolás.

Karen, en una de las últimas fotos tomadas antes del crimen. (Foto: gentileza Matías Campos).
Karen, en una de las últimas fotos tomadas antes del crimen. (Foto: gentileza Matías Campos).

Diez años sin Karen

Karen era la menor de tres hermanos. El mayor, Matías, tenía cuatro años más que ella cuando la asesinaron y, actualmente, sigue viviendo en Junín junto con su madre y su otro hermano.

“La recordamos con mucho cariño, ella era una persona maravillosa que vivía pendiente de sus amigos y su familia”, manifestó Matías, en diálogo con TN. Y añadió: “Su sueño era terminar de estudiar y ser abogada en un futuro”.

En 2015, Matías ya trabajaba como empleado del ferrocarril y le iba a dar a Karen su primer sobrino, ya que su esposa estaba a punto de ser mamá. “La última conversación que tuve con ella fue que le iba a comprar ropa a su ahijado que venía en camino y me dijo que me amaba”, evocó.

Seguir adelante sin Karen fue una prueba que nunca imaginaron tener que sortear en la vida pero tuvieron que hacerlo a la fuerza y, contó Matías, la familia, los amigos y Andrés Rosa, del área de Asistencia a la Víctima de la Municipalidad, fueron los pilares indispensables para que pudieran atravesar ese duelo.

Las amigas de la adolescente también se expresaron en su momento sobre el tipo de persona que era, y destacaron su sencillez y su empuje. “Ella quería seguir estudiando. Estaba siempre atenta a sus amigos. No salía de noche porque no quería dejar sola a su mamá”, apuntó a Clarín Yanet Silva. Otra amiga, completó: “No andaba en la pavada. Siempre tenía algo importante para decir. Era inteligente y de buen corazón”.

Por Luciana Soria Vildoza-TN