Julie Gonzalo nació en Buenos Aires, pero cuando era pequeña se mudó con su familia a los Estados Unidos; en los últimos 30 años trabajó en reconocidas series y películas y su nombre dio que hablar en las grandes ligas
Los argentinos tienen un radar especial para encontrar a otros argentinos en el mundo. Cuando uno de ellos se destaca por algo en particular, ya sea por sus habilidades con la pelota de fútbol, por su velocidad al volante o por su facilidad para manejar la pintura sobre el óleo, tiene, detrás suyo, una gran parte del país que alienta y acompaña. Aunque es cierto que en el deporte las estrellas nacionales son bastante conocidas -y apoyadas-, en el rubro de las artes audiovisuales hay algunos nombres importantes que supieron abrirse paso en las grandes ligas. A este selecto grupo lo integra Julie Gonzalo, quien se ganó su lugar en Hollywood con papeles en exitosas producciones como Un viernes de locos, Supergirl y la versión moderna de Dallas, y, aunque vive desde hace más de 30 años en el exterior, nunca se olvidó de sus raíces.
Julieta Gonzalo nació en Buenos Aires hace 43 años. A los nueve dejó su casa de San Martín y se mudó -según sus palabras “la mudaron”- a Miami. “Tomé la mano de mi madre y no tuve nada que decir”, aseguró en una entrevista a People español. Su infancia y adolescencia trascurrieron de manera bastante convencional, hasta que, quizás sin quererlo, el arte empezó a filtrarse en su día a día.
Mientras cursaba el colegio secundario se acercó al teatro como parte de una actividad extracurricular. Cuando terminó sus estudios, decidió involucrarse de manera más profesional en el mundo del modelaje. Sin embargo, y aunque tenía grandes posibilidades de crecer en ese rubro, algo en ella la impulsó a volver a su primer amor: “Siempre me llamó la atención actuar, pero realmente me interesó como a los 18 o 19 años. En un momento en el que estaba viviendo y modelando en Milán, Italia, recuerdo que dije ‘ya no quiero modelar. Desde ahora intentaré actuar’”.
Dicho y hecho, las puertas de la industria cinematográfica empezaron a abrirse. Abandonó su “nombre de pila” y se dio a conocer con uno artístico: Julie. En 2001 hizo su debut en el cortometraje The Penny Game y al año siguiente tuvo una aparición en la película Cinco hombres para Lucy (I’m with Lucy), protagonizada por Monica Potter y Gael García Bernal. A partir de allí su vida cambió radicalmente, puesto que en 2003 integró el elenco de una de las películas juveniles más populares de los 2000: Un viernes de locos (Freaky Friday), protagonizada por Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis. Allí interpretó a una de las “malas”, Stacey Hinhouse. A 21 años de su estreno, el filme de Disney se volvió un clásico y su secuela ya se encuentra en desarrollo.
Tras su trabajo en Un viernes de locos, el teléfono no paró de sonar. Actuó en Pelotas en juego (Dodgeball: A True Underdog Story) junto a Ben Stiller y Vince Vaughn, en la renombrada adaptación del clásico de Disney, Una nueva Cenicienta (A Cinderella Story) con Hilary Duff donde fue la malvada Shelby Cummings y en Una Navidad de locos (Christmas with the Kranks) donde volvió a compartir elenco con Jamie Lee Curtis. Luego apareció en las series Veronica Mars, Eli Stone y Castle, hasta que en 2012 le llegó el papel que marcaría un antes y un después en su carrera.
Julie fue elegida para protagonizar, junto a Jesse Metcalfe, Josh Henderson y Jordana Brewster, la segunda parte de Dallas, la famosa serie sobre la dinastía del petróleo ambientada en Texas que se emitió entre 1978 y 1991 y de la cual su propia madre era fanática. En la nueva adaptación, la argentina interpretó a Rebecca Sutter Ewing, un personaje que le concedió una importante popularidad y el título de “estrella del momento”.
Si bien se insertó en la industria de Hollywood, a lo largo de los años la actriz también supo reflexionar sobre sus orígenes y cómo la veían en las audiciones y sobre todo delante de las cámaras. Ella misma se denominó como “una rareza” y explicó el motivo. “Soy hispana, claro que cumplo con ese requisito, pero cuando me mirás, no ves que soy hispana. Soy muy consciente de ello”, dijo en diálogo con International Buisness Times hace unos años.
“Soy latina, estoy orgullosa de eso, pero, en cierto sentido, también soy la latina más blanca. En cierto modo, es como si eso se tuviera que notar un poco más. Creo que se tiene que notar un poco más. Soy una especie de excepción en ese sentido porque no lo parezco… Para mí, es como si fuera cien por ciento sudamericana. Nací y crecí en la Argentina, me fui cuando tenía nueve años. Me considero hispana, nunca me consideré otra cosa”, precisó.
Cuando terminó con las tres temporadas de Dallas, Julie tuvo otros proyectos en la pantalla chica. Hizo una participación especial en el episodio 22 de la décima cuarta temporada de Grey’s Anatomy y en 2019 asumió el rol protagónico de Andrea Rojas en Supergirl.
Durante los últimos años trabajó en varias producciones del canal Hallmark: The Sweetest Heart y 3 Bed, 2 Bath, 1 Ghost, donde compartió set con quien hoy es su marido y padre de su hijo de dos años, el actor Chris McNally. Gonzalo, además, es una gran impulsora de la adopción de animales y en casa tiene dos perros que rescató, los mellizos Charley y Bowie, que suelen ser grandes protagonistas de los posteos que realiza en sus redes sociales.
Aunque vive desde hace más de 30 años en los Estados Unidos, mantiene una fuerte conexión con la Argentina. Visitó el país en varias oportunidades, dio entrevistas en español e incluso celebró en redes sociales la victoria de la selección argentina en el Mundial de Qatar. Aunque su presente laboral y personal se desarrollan en el exterior-acaba de estrenar la película A Novel Noel– quizás en un futuro se abran las puertas para concretar algún proyecto en el país que la vio nacer.
Por Irina Repetto La Nación