La expresidenta se instalará en la sede del PJ en la calle Matheu y buscará que gobernadores y jefes locales definan una postura única sobre la eliminación, suspensión o continuidad de las primarias. La coincidencia con Javier Milei.
Cristina Kirchner estrenará búnker. Al regreso de sus vacaciones en el sur bonaerense, se instalará en las oficinas del PJ nacional sobre calle Matheu, edificio que Néstor Kirchner apenas pisó durante su breve jefatura partidaria entre mayo de 2008 y junio del 2009, cuando renunció tras perder la elección contra Francisco De Narváez. El pingüino decía que la casona, donde tras su muerte se instaló un busto que lo homenajea, le hacía acordar a los años del peronismo menemista. Le daba escozor.
En Matheu 130, la semana próxima habrá una mini cumbre de CFK con parte del buró peronista. La intención es analizar si es posible una postura unificada de todos los actores del partido sobre un puñado de temas, dos especialmente sensibles: la eliminación –o suspensión– de las PASO y el laberíntico expediente sobre la Corte Suprema. La expresidenta, según confió un dirigente a Cenital, pretende reabrir la discusión sobre la ampliación del tribunal.
“Milei quiere una Corte más grande porque esta responde a Macri y Clarín”, apunta un operador peronista que en estos días habló varias veces con Cristina. Hay, en ese punto, matcheo entre Cristina y el libertario, pero no se ponen de acuerdo con la velocidad y, sobre todo, la línea de tiempo. El presidente incluyó los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla en el temario de extraordinarias.
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De paso por el Senado, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, apenas tocó el tema en una reunión con Victoria Villarruel y senadores de la oposición amigable. En la Cámara alta se leyó esa omisión como una señal precisa de que, de existir, el acuerdo para juntar 48 votos excede ampliamente al jefe de Gabinete. El lunes, José Mayans anticipó el rechazo de UxP al “dos o nada” que agita la Casa Rosada. Van ocho meses de un andar sinuoso de los pliegos. Francos se llevó de la Cámara alta otra vez esa queja. Le reprocharon que Milei, el portavoz Manuel Adorni e incluso el ministro Luis “Toto” Caputo, además del elenco tuitero, maltratan a los senadores y después le piden apoyo a las leyes.
El ancho fuerte
Hace diez días, en el gobierno y en sectores del PJ daban por hecho que estaban los votos para aprobar a Lijo, pero no para García Mansilla que, sin aval del Senado, llegaría por el atajo del decreto “en comisión”. El catedrático genera resistencias en el peronismo.
Paradójicamente, en la Corte parecen ver con más simpatía a García-Mansilla que a Lijo. Un conocedor del palacio recuerda, como anécdota, que una de las pocas veces que Horacio Rosatti se puso una toga fue para participar de una actividad en la Universidad Austral junto con García Mansilla.
Aquella aceleración tuvo como interlocutor al gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora. Esas conversaciones generaron un efecto llamativo: operadores de peso, como Juan Manuel Olmos, Sergio Massa o “Wado” De Pedro se esforzaron por transmitir que no participaban de esa negociación. Hubo, sí, conversaciones con otros jugadores, como Juan Carlos Romero y Miguel Pichetto, sobre el escenario de ampliación del tribunal.
El ancho fuerte de Cristina en el truco de la Corte es que, aun con una derrota en las elecciones de 2025, UxP sostendrá un bloque de 25 leales hasta el 2027, número suficiente para bloquear cualquier designación que requiere 2/3, 48 votos, como la de los supremos. Esa matemática es la que sostiene vivaz el planteo de una discusión global con la Casa Rosada, y otros partidos, que incluya cargos en la Corte, la ampliación del tribunal y designaciones en el Poder Judicial. Una rosca circular que obtura Mauricio Macri.
Sesiones simultáneas
En los primeros días de febrero, el jefe del bloque de La Libertad Avanza (LLA), el jujeño Ezequiel Atauche programó un encuentro con legisladores de UxP. Francos se fue del Senado con un interrogante inmenso sobre cuántos votos tienen los proyectos oficiales. “Todavía no sabemos qué proyecto quiere el gobierno sobre las PASO”, dicen en el entorno de CFK y cuentan que la exvice recoge opiniones sobre la conveniencia o no para el peronismo de eliminar las primarias.
En el PJ dicen que el oficialismo todavía no unificó postura con el PRO y la UCR y que, sin eso, el apoyo del peronismo no alcanza –en particular en Diputados– para voltear las PASO. Apareció, como variable, la idea de la suspensión en vez de eliminación. Es, por caso, lo que Jorge Macri quiere hacer en CABA. El argumento es razonable: en las legislativas pocos espacios utilizan las primarias, pero en las presidenciales se volvió habitual el mecanismo de las primarias. En 2023, por caso, el peronismo y Juntos por el Cambio (JxC) usaron el formato.
Cristina aceptó, semanas atrás, la sugerencia de Zamora que le dijo que mayoritariamente los jefes del PJ del interior querían sacar las PASO. No es la primera vez que lo plantean. A fines del 2020, los gobernadores del PJ, la UCR y de partidos provinciales le pidieron a Alberto Fernández que impulse la eliminación de las primarias. La “excusa” era la pandemia pero, de fondo, en el PJ entendían que las PASO siempre benefician a los opositores al peronismo. Como en casi todo, no hubo acuerdo en el Frente de Todos (FdT) y al final apenas se corrió un mes la fecha de las elecciones.
CFK busca reactivar el partido, establecer esquemas unificados frente a los proyectos del gobierno y comenzar a delinear un planteo político claro frente a la gestión actual. La oposición a Milei es clara pero el debate es cómo se estructura un discurso para las elecciones del 2025. Aparece, en esa línea, la cuestión Axel Kicillof, con quien las diferencias públicas se han ido ampliando. No solo está casi interrumpido el diálogo sino que aparecen diferencias conceptuales sobre qué temas criticar.
Por Pablo Ibáñez- Cenital