Con una reducción de 50 puntos básicos en su rango de tasas de interés, el Banco Central de Estados Unidos comienza a revertir las condiciones restrictivas del crédito que impuso desde que terminó la pandemia para combatir la inflación.
La Reserva Federal de Estados Unidos comenzó este miércoles 18 de septiembre de 2024 su esperado recorte en las tasas de interés, las mismas que llevó a máximos de más de dos décadas como antídoto contra una inflación desenfrenada.
Ya la mayoría del mercado financiero mundial daba por descontada la decisión a la baja, pero era una incógnita la magnitud del descenso, así como las proyecciones sobre el desempeño de la economía en lo que queda del año.
Con una inflación muy cerca de la meta y un mercado laboral relativamente saludable, el Banco Central decidió bajar los tipos en medio punto porcentual para llevarlos de un rango que desde hace 14 meses se ha mantenido entre 5,25% y 5,5% a entre 4,75% y 5%.
Este cambio de postura debería empezar a reducir en los próximos meses los costos de endeudamiento de los hogares y las empresas, reduciendo las tasas de todo tipo, desde préstamos para automóviles y tarjetas de crédito hasta bonos corporativos y líneas de crédito para empresas.
De hecho, las tasas de muchos productos crediticios han estado cayendo con la sola expectativa de que el Banco Central comenzara a bajar sus tasas: los intereses de las hipotecas a tasa fija a 30 años, las más comunes en Estados Unidos, cayeron a un mínimo de dos años la semana pasada, según la Asociación de Banqueros Hipotecarios.
El camino hacia las tasas de interés más altas en casi un cuarto de siglo
La labor de un banco central como el de Estados Unidos es, en general, mantener la economía a flote, con precios estables y adecuados niveles de empleo.
Durante la pandemia, la mayoría de ellos optó por mantener las tasas de interés ultrabajas para estimular el consumo y, a su vez, la economía. Sin embargo, la estrategia desencadenó también en mayores alzas de precios que surgen cuando el crédito es más asequible.
En el caso particular de Estados Unidos, a una inflación ya creciente se sumó el inicio de la guerra en Ucrania, que disparó los precios del petróleo. En verano de 2022, la variación de precios en la primera economía del mundo se disparó a más del 9% anual, una magnitud no vista en cuatro décadas.
Para la Fed, una inflación saludable debería estar en alrededor del 2% anual (en agosto estaba en 2,5%). Pero ese no es su único insumo para la toma de decisiones: cada vez están aumentando más las preocupaciones sobre el mercado laboral, con un empleo que no ha recuperado su dinamismo de los meses previos a la pandemia.
La decisión del Banco Central de Estados Unidos ocurre menos de dos meses antes de una elección presidencial que dependerá -al menos en parte- de las percepciones de los votantes sobre asuntos de bolsillo como los costos de los alimentos y la vivienda. Aunque Jerome Powell, su presidente, se ha esforzado por hacer hincapié en que la Fed es una entidad independiente.
El Banco Central definirá decisiones con base en ritmo económico
Powel también que la FED calibrará su política de recortes sin prisa y según la economía.
“Se tomarán decisiones, reunión tras reunión, hasta llegar a un lugar que sea más apropiado dado dónde estamos ahora y dónde esperamos estar, y ese proceso se llevará a cabo con el tiempo (…). No hay nada que sugiera que el comité tiene prisa por hacerlo”, afirmó.
Powell explicó que el alza fue de medio punto porcentual en lugar de un cuarto, como predecían algunos economistas, por la paciencia que ha tenido su organismo. La Fed, añadió, ha sido “muy paciente en cuanto a la reducción” de tipos y ha esperado “a que otros bancos centrales de todo el mundo recortaran los tipos varias veces”.
“Creo que esa paciencia realmente ha dado sus frutos en forma de nuestra confianza en que la inflación se está moviendo de manera sostenible por debajo del 2 % .Creo que eso es lo que nos permite dar este fuerte paso hoy”, sostuvo.