Los mensajes reservados de Kicillof en la cumbre con intendentes que se leen como kilómetro cero de la autonomía. Los gestos duales de CFK. El espejo de Santa Fe y el deep debate por las PASO.
De las tres horas de reunión con más de 30 intendentes bonaerenses, Axel Kicillof habló la mitad del tiempo. Tenía cosas para decir. En la frágil confidencialidad de una cumbre política en Villa Gesell, el gobernador dejó mensajes que se traducen en una sola dirección: la dificultad de reconstruir la relación con Cristina Kirchner, al menos en los términos en que existió hasta 2024, y la percepción de 2025 como un año bisagra.
La cumbre costera operó como el kilómetro cero de un espacio que, aunque Kicillof le escape al ismo propio, se referencia en el gobernador y aparece como bloque autónomo a CFK y La Cámpora. En la orga que conduce Máximo Kirchner decodificaron el acto –y los ecos del acto- de Gesell como el debut de un “frente anti Cristina”. Como si leyera el futuro, en la reunión Kicillof se atajó: “Quiero aclarar que esto no es en contra de nadie. Los que digan que es contra algo, es porque buscan una excusa para ir contra nosotros”, vaticinó.
Lo que no dice Kicillof lo dicen sus escuderos. Los intendentes reniegan, en público, del modo de conducción de estos años y piden que el gobernador desdoble la elección para tratar de reducir, al mínimo, las intromisiones en los territorios. El gobernador pausó la definición hasta que se resuelva el destino de las PASO en el Congreso nacional. Si se cae la primaria, casi no tiene otra opción que anticipar la elección bonaerense.
“Axel quedó en una encerrona: si no desdobla, se va a interpretar como que se sometió a Cristina y de ahí no vuelve más”, plantean en el ecosistema PJ que entorna a Kicillof. Por eso, el gobernador se muestra “muy convencido” de los argumentos de los intendentes a favor de que la elección de concejales y legisladores provinciales se haga separada de la de diputados nacionales. Cree que es la forma de evitar que, colgados de Milei, se metan en los Concejos Deliberantes y la Legislatura.
La semana próxima, empezará el debate en el Congreso nacional. Si todo funciona como Martín Menem transmitió, eufórico, en Casa Rosada, en pocos días habrá sanción en Diputados y el proyecto saltará al Senado. En el peronismo, lo que parecía muy claro, ya no lo es tanto. El lunes habrá una reunión del bloque de diputados de UxP y CFK, como jefa del PJ nacional, hizo un sondeo entre gobernadores y jefes territoriales.
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El impacto de las PASO
Hay una división gruesa. Los peronismos que gobiernan territorios prefieren eliminar/suspender las PASO desde la convicción de que las primarias ordenan el voto contra el PJ. En las provincias donde el peronismo es oposición, las PASO suelen funcionar como una herramienta para evitar la diáspora y la atomización. Santa Fe es un espejo: sin PASO, en las constituyentes santafesinas, parece inevitable una fractura de la oferta PJ, cisma que encabeza Marcelo Lewandowski.
Sin primarias, y sin jefaturas que ordenen, en muchos territorios el peronismo se puede convertir en un colador. Ese es el deep debate que se dará en el Parlamento en estos días y se trasladará, luego, a la provincia de Buenos Aires, donde, frente a la tensión expuesta entre Cristina y Kicillof, sacar las PASO potenciaría el riesgo de una fractura: que las dos versiones del peronismo presenten ofertas propias en las elecciones bonaerenses. Hay una sutileza: en términos de bancas, la división puede llegar a ser, matemáticamente, beneficiosa, porque dos listas que objetan 20 puntos por separados juntan más escaños que una que saque 40.
Es la conspiración de la conspiración, pero el dato, en frío, es real. Hace meses, Jorge Macri le planteó a Javier Milei, en una reunión que comenzó con Karina Milei, que en cuanto a bancas les convenía ir separados para, post elección, juntar a las tropas. Después todo entró en un vórtice de furia y operaciones entre el PRO y LLA, pero el planteo del jefe de Gobierno no perdió rigor. Ahora, los Milei hacen otro negocio: se nutren de legisladores que entraron por otras listas. En las últimas horas confirmaron su migración tres diputados porteños del bullrichismo, encabezados por Juan Pablo Arenaza, movimiento que generó la queja de Darío Nieto, jefe del bloque del PRO.
Método e inercia
Al margen de validar los argumentos para desdoblar y de bendecir un armado peronista en la provincia, que tiene unos 40 intendentes –muchos de los cuales están en una situación sin retorno con La Cámpora–, Kicillof hace un planteo más estructural y refiere al fracaso del método Frente de Todos, el de gestiones loteadas y conducción doble o triple. El gobernador llegó a plantear que el peronismo no puede repetir la experiencia de presidente delegado como ocurrió con Alberto Fernández. Se atribuye a una reflexión de Kicillof decir que preferiría no ser presidente a ser presidente en términos similares a los de Alberto. No es una referencia cualquiera: en la provincia, se replicó –o intentó replicar– ese método con Kicillof como gobernador y la jefatura política a cargo de Máximo Kirchner. Eso se rompió rápido.
“Axel sabe que eso no funciona más, que, si no hay un cambio de formato, el resultado va a ser el mismo”, dice a Cenital un operador peronista que estuvo en Gesell. Esa posición es interpretada en el mundo Cristina como un desafío abierto y, como dicen en un territorio camporista, como la construcción de un “frente anti Cristina”. La expresidenta se mueve en zigzag: en algunas charlas destrata de manera extrema al gobernador, en otras pide ayudarlo y no escalar la crisis.
En medio aparece Sergio Massa, quien ve una oportunidad en que la pulseada CFK-Axel requiera de una mediación y, en ese contexto, es el interlocutor que habla con ambos actores. Como Cristina, Massa opera en los términos de los frágiles equilibrios del FdT, pero, como con Alberto, se generaría un dos a uno contra –ahora– Kicillof. El prerrequisito de la unidad funciona, en ese marco, como la inercia de la dinámica del FdT. “El Frente de Todos fracasó como gobierno y como sistema político, no sirve para resolver los problemas”, apunta un peronista con poder en el conurbano.
¿Sin vuelta atrás?
Para Kicillof, el 2025 es el momento para ensayar otro modelo, que tampoco está claro cuál es ni cómo funcionaría. Asegura, por caso, que no existe ni existirá el kicillofismo, porque no quiere una construcción personalista. Del mismo modo, su presencia en la cumbre de Gesell con intendentes del conurbano y del interior supone que dio un paso que difícilmente pueda deshacer sin pagar un costo político enorme. En La Plata, en el atardecer del miércoles, sugerían que se habían producido algunas señales de distensión con el mundo CFK.
Por Pablo Ibáñez-Cenital
*La imagen de esta nota se hizo con Grok.