Los detalles de uno de los capítulos más importantes en la vida y carrera del astro nacional
A principios de 2001, Lionel Messi viajó a Barcelona con su familia y no regresó más. Había recibido el visto bueno del club catalán para incorporarse a las divisiones inferiores y sus padres y hermanos lo acompañaron en esta nueva aventura, la más grande de su vida. Solamente Jorge, su papá, resistiría por tiempo indeterminado ya que Celia, Rodrigo, Matías y María Sol volverían a Rosario a los pocos meses. Leo empezó a destacarse en La Masía y proyectó su carrera profesional, pero la falta de información impedía que desde Argentina estuvieran al tanto de su crecimiento.
Marcelo Bielsa había renovado su contrato con la Selección Mayor tras la prematura eliminación en primera ronda del Mundial de Corea-Japón 2002 y mantenía en su cuerpo técnico a Claudio Vivas, quien fue contactado por el primer representante que tuvo Messi. Fabián Soldini, oriundo de Rosario al igual que colaborador de Bielsa, citó a Vivas en el bar El Paso Sport, ubicado en Paraguay y Avenida Pellegrini en la ciudad santafesina. Café de por medio, le habló de un joven que deslumbraba en España y merecía ser observado por las Juveniles albicelestes, que atravesaban un proceso exitoso de la mano de José Pekerman y Hugo Tocalli, con las conquistas de los Mundiales Sub 20 de Qatar 95, Malasia 97 y Argentina 2001.
Fue en el Predio de Ezeiza de la AFA que Vivas encaró a Tocalli en medio de un entrenamiento para darle en mano el VHS que contenía seis jugadas de Lionel Messi en partidos disputados con las inferiores del Barça, que se enfrenta con equipos regionales en esa instancia. Se contó, tiempo después, que Bielsa visualizó ese tape y pidió que lo reprodujeran en velocidad normal porque creyó que lo estaban adelantando, incrédulo por la explosión de Lionel para gambetear. Tocalli le dio play en su habitación antes de bañarse en la concentración de Ezeiza y quedó maravillado: “Me sorprendió por la habilidad que tenía en velocidad. Cómo gambeteaba en velocidad y pasaba de 0 a 100 en dos metros. Lo volvía para atrás, lo miraba otra vez. Y mientras iba mirando, pensaba que era el jugador ideal para llevar al Mundial Sub 17 en Finlandia”.
Aquel Sub 17 que contaba con nombres como los de Oscar Ustari, el Patón Guzmán, Ezequiel Garay, Lucas Biglia, Neri Cardozo y Fernando Gago debutó en agosto de 2003 y arrasó en la fase de grupos ante Australia (2-0), Costa Rica (2-0) y Nigeria (1-0). Tocalli consideró que no había margen de preparación para que Messi viajara a Argentina, se concentrara algunas semanas en Ezeiza, conociera a sus nuevos compañeros y se adaptara al juego que proponía y en la ofensiva se inclinó por opciones locales que arrastraban trabajo previo como Ariel Cólzera (Boca), Diego Lagos (Lanús), el Látigo Hernán Peirone (San Lorenzo) y Gonzalo Ludueña (River).
Hugo Tocalli, el primer DT que dirigió a Messi en un seleccionado argentino
Argentina despachó 2-0 a México en cuartos de final y se topó con España en las semis. La Albiceleste se adelantó en el tanteador con goles de Biglia y Garay, pero en el segundo tiempo los europeos igualaron por Jurado y Césc Fábregas, que además dio vuelta el resultado al minuto 119 del suplementario. Las delegaciones se hospedaban en el mismo hotel en Helsinki y en una sobremesa se produjo un diálogo que roza lo inverosímil entre Tocalli y el cocinero de los españoles:
—Hombre, si tú tienes al chaval del Barcelona eres el campeón
—¿Te referís a Messi?
—Pero cómo, ¿lo conoce y no ha traído a ese chaval?
Casi con resignación, Tocalli se giró en su silla para encararse con el entonces presidente de la Federación Española Ángel María Villar y este le confesó: “Sí, Hugo, nosotros lo fuimos a buscar y no quiere jugar con España. Quiere jugar para la selección argentina”.
Esa noche el DT argentino de la Sub 17 casi no pudo dormir pensando en Messi. Por unas horas, dejó de lado la planificación del partido por el tercer puesto ante Colombia, que finalmente Argentina ganó en tanda de penales tras el 1-1 en tiempo reglamentario (además, Brasil derrotó en la final a España). Tocalli no perdió tiempo y llamó al día siguiente a Julio Humberto Grondona, que se puso al tanto de la situación del juvenil rosarino y lo tranquilizó: “Hugo, tranquilo. Dirigí el Sub 20 en Emiratos Árabes y cuando vuelvas organizá un amistoso con árbitro internacional para convocarlo. Si a vos te gusta, ya queda para la selección argentina”.
El 16 de noviembre de 2003, el entrenador del Barcelona Frank Rijkaard hizo debutar en un amistoso contra el Porto a Lionel Messi. A los pocos días, Tocalli viajó con el Sub 20 al Mundial de Emiratos Árabes con la decisión tomada: el canterano del Barça iba a ser convocado lo antes posible para Argentina. Omar Souto, Gerente de Selecciones, llamó a Jorge Messi para notificarlo. Fabián Soldini, quien todavía era su representante, recordó aquel momento de felicidad plena: “Lo convocaron después del partido amistoso contra el Porto. Ahí me manda un email y me dice ‘te tengo que contar algo que no sabe nadie, me llamaron de la Selección’”.
Lionel Messi festeja su tanto en el 8-0 ante Paraguay en el amistoso disputado el 29 de junio de 2004 en cancha de Argentinos Juniors
La AFA programó dos partidos amistosos con el Sub 20 de Paraguay. Se jugó uno en Asunción que terminó 2-2 y otro en el estadio de Argentinos Juniors con goleada para la Albiceleste por 8 a 0. Fue el 29 de junio de 2004, cinco días desués del aniversario número 18 de Messi, que ingresó en el segundo tiempo por Lavezzi y convirtió un tanto. Esa noche en La Paternal, la Selección formó con Nereo Champagne; Pablo Zabaleta, Ezequiel Garay, Ricardo Villalba, Lautaro Formica; René Lima, Juan Manuel Chaco Torres, Matías Abelairas; Pablo Pitu Barrientos; Ezequiel Lavezzi y Pablo Vitti (al banco fueron Emiliano Molina, Pablo Alvarado, Franco Miranda, Pedro Galván, Federico Almerares y Messi, con el dorsal 17). Dirigió Gabriel Brazenas y el resto de los goles fueron anotados por Barrientos (2), Lavezzi, Garay -de penal-, Vitti, Almerares (2).
Ese fue el prólogo de una historia con infinidad de capítulos que será guardada por la eternidad en las vitrinas del fútbol argentino.