Fue montonera, menemista, funcionaria de la Alianza, aliada de López Murphy y ahora de Macri. Pero lo relevante en alguien que aspira a ser Presidenta es lo que hoy significa y representa.
Mucho se discute sobre la ideología de Patricia Bullrich: que fue montonera, menemista, funcionaria de la Alianza, aliada de López Murphy y ahora de Macri. Pero lo relevante en alguien que aspira a llegar a la Presidencia es lo que hoy significa y representa.
En el mundo occidental se registra un fenómeno político: el surgimiento de lo que se da en llamar nueva derecha, populismo de derecha o derecha conservadora. Desde la izquierda se prefiere designar a este fenómeno como post-fascismo. Pero más allá de la discusión conceptual, las elecciones recientes en Occidente con el triunfo de Meloni en Italia, la derrota de Bolsonaro por menos de dos puntos en Brasil, la victoria de Netanyahu en Israel y el triunfo acotado de Trump en Estados Unidos, hablan de un giro ideológico.
La centroderecha, representada por la democracia cristiana a nivel internacional, se ha debilitado. La moderación en las corrientes más conservadoras va dejando espacio a expresiones más crudas. Este fenómeno está llegando a la Argentina.
Es por lo que Milei se define como partidario de Trump y Bolsonaro.
La crisis que vive Juntos por el Cambio aparentemente es una lucha de candidaturas. Pero en términos reales encubre las diferencias ideológicas. Las diferencias entre Horacio Rodríguez Larreta y Bullrich tienen raíces en lo ideológico, más allá del “internismo” que afecta a la oposición. No cabe duda de que el jefe de Gobierno porteño se ubica en el centro del espectro político, como lo hacía Macri en el 2015. En cambio, Bullrich parece alinearse más con el fenómeno de la derecha conservadora.
Por Rosendo Fraga – Revista Noticias