La jefa adjunta del Instituto para el Estudio de la Guerra asegura que tendrá graves consecuencias y que deja en evidencia las vulnerabilidades del régimen de Putin.
Dos semanas después de la incursión sorpresa de Kiev en territorio ruso, la situación sobre el terreno parece indicar que las Fuerzas ucranianas aún no han terminado su operativo.
Cuando el 6 de agosto cruzaron la frontera entre la región de Sumy, en Ucrania, y Kursk, en Rusia, muchos pensaron que iba a ser otra incursión rápida. La operación sorprendió a civiles, observadores, aliados occidentales de Ucrania e incluso a algunas autoridades rusas.
Una operación en secreto
“El secretismo en el que se envolvió la planificación de esta incursión fue muy importante”, dice a ‘Euronews’ Karolina Hird, analista y jefa adjunta del equipo del Instituto para el Estudio de la Guerra en Rusia.
“Creo que Ucrania ha aprendido correctamente de su experiencia en la planificación de la contraofensiva de 2023, porque hubo muchos mensajes al respecto y eso permitió a Occidente, pero también a Rusia, anticiparse y saber dónde iba a atacar Ucrania y cuándo.
Incluso el hecho de trasladar la guerra a suelo ruso, aunque sea por un corto periodo de tiempo es “increíblemente importante” y tendrá graves consecuencias, mostrará las vulnerabilidades del régimen de Putin.
“Hay tantos matices que generarán descontento a largo plazo. El uso de reclutas, por ejemplo, y en términos más generales, la idea de que la frontera rusa no es impermeable”, explica Karolina Hird.
Las vulnerabilidades de Rusia
“En realidad es una vulnerabilidad y la sociedad rusa tiene que empezar a verla como tal. Y eso cambiará muchas de las formas en que la sociedad rusa ve la guerra y cómo los populistas rusos, que en el pasado se mostraban en gran medida apáticos, pueden sentirla”, añade.
Ucrania afirma haber capturado más de mil kilómetros cuadrados en la región de Kursk, es decir, más de lo que Rusia había capturado en Ucrania en ocho meses.
Por Euronews