La causa por los asesinatos de Brenda, Morena y Lara ya tiene nueve detenidos, pero el abogado de una de las familias confirmó que hay otros tres sospechosos identificados. Al menos dos son peruanos y serían muy cercanos a "Pequeño J", principal acusado.
La investigación por el triple crimen de Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Gutiérrez (15), las tres chicas asesinadas en Florencio Varela, avanza luego de la detención de nueve sospechosos e ingresa a una semana clave. Tras los arrestos en Perú de "Pequeño J" y su mano derecha, Matías Ozorio, la Justicia identificó a tres prófugos y se cree que hubo al menos quince personas involucradas en los asesinatos enmarcados en una presunta venganza narco.
“Estamos pronto a tener a todas las personas que estuvieron en el hecho detenidas. Las que no lo están, tendrán pedido de detención o de captura. Esta semana será clave”, expresó una fuente cercana a la causa. Por otro lado, indicó que está confirmado que Ozorio estuvo en la vivienda de Villa Vatteone donde se cometieron las torturas y las muertes de las jóvenes, un dato que surgió inicialmente del análisis de las antenas de los celulares.
Según explicó el abogado Javier Baños, que representa a la familia de Brenda, las tres personas buscadas son "muy cercanas" a Tony Janzen Valverde Victoriano (nombre real de "Pequeño J"), tendrían nacionalidad peruana, entre 38 y 45 años, y se cree que serían los sicarios contratados para ejecutar el triple femicidio.
“Estos tres sujetos completarían el círculo delictivo. Dos habrían viajado en el auto que llevó a las chicas a la casa del horror -una camioneta Chevrolet Tracker blanca- y otro, un integrante que venía ‘de culata’ en el Volkswagen Fox“, indicó el letrado, que trabaja junto a Fernando Burlado.

En ese sentido, consideró que, "entre comillas", la investigación sobre los tres asesinatos, a cargo del fiscal de Homicidios de La Matanza, Carlos Adrián Arribas, está esclarecida. Sin embargo, advirtió: "Lo que quedará por esclarecer son las conexiones de este homicidio con el narcotráfico; faltaría la voluntad política de seguir investigando las responsabilidades hacia arriba. Si hay conexiones con narcotraficantes de más alto vuelo".
Según la reconstrucción de Baños, dos de los prófugos iban en el vehículo blanco en el que las víctimas subieron engañadas, creyendo que iban a una fiesta, mientras que un tercero viajaba en el Fox junto con Víctor Sotacuro y su sobrina Florencia Ibáñez, dos de los nueve detenidos. En su declaración ante el fiscal, la joven dijo que ese acompañante era “un amigo llamado Diego”, aunque no se difundieron más datos sobre él por el momento.
También se sospecha que Valverde Victoriano se habría trasladado en otro auto y pudo haber estado en la casa de Florencio Varela, ubicada en las calles Jáchal y Chañar. Por este motivo, la línea investigativa apunta a que otros dos o tres vehículos, además de la Tracker y el Fox, habrían participado de los crímenes que además fueron filmados y difundidos a otros miembros de la banda por una red social.
Triples crimen: los roles de los detenidos
Los primeros dos detenidos por la Policía Bonaerense fueron Maximiliano Andrés Parra e Iara Daniela Ibarra, dos adolescentes de 18 y 19 años, respectivamente, que cayeron el miércoles 24 de septiembre - cuatro días después de que Brenda, Lara y Morena fueron brutalmente asesinadas. Los agentes los atraparon dentro de la vivienda, lavando con lavandina las manchas de sangre. Al mismo tiempo, hallaron los cuerpos mutilados en un pozo que estaba en el patio de ese lugar.
Horas después fueron arrestados Celeste Magalí González Guerrero (28) y su pareja, Miguel Ángel Villanueva Silva (25), quienes se escondían en un hotel alojamiento. Se trataría de las personas que alquilaban esa casa y se cree que Villanueva Silva está vinculado a la organización criminal que vendería "Tusi" -droga también conocida como "cocaína rosa"- en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense.

A los pocos días los efectivos lograron la detención de Ariel Giménez (29), señalado como el responsable de cavar la fosa y tapar con tierra los cuerpos de las víctimas. La pista fue el testimonio del chofer de una aplicación de viajes, que destacó que lo trasladó desde el lugar del crimen hasta otra casa con un parlante, un pico y una pala.
Según explicó el acusado, le alquiló el dispositivo de música a la pareja para una supuesta "fiesta" y también lo contrataron para "nivelar" un pozo que había en el jardín.
Después fue el turno de Sotacuro, arrestado en la ciudad boliviana de Villazón, a pocos metros de la frontera con la provincia de Jujuy. A las pocas horas su sobrina dio varias entrevistas en los medios de comunicación, asegurando que huyó porque fue "amenazado" y sostuvo que tanto su tío como ella y su amigo Diego "pasaron de casualidad" por el mismo camino que la Tracker. Florencia fue detenida por la policía cuando salía de un estudio de televisión, por supuestas inconsistencias en su relato.

Los últimos en caer fueron Ozorio y Valverde Victoriano. Tras un trabajo de inteligencia y rastreo de las autoridades argentinas se brindó información a la Policía Nacional de Perú, que pudo realizar la detención del ladero de "Pequeño J" en un centro comercial de Lima, el martes pasado. Ese mismo día, lograron capturar al supuesto narco de 20 años, que se escondía en un camión que transportaba pescado.
El primero vivía en la villa Zavaleta, en Barracas, y luego de trabajar como enfermero había empezado a estudiar el mundo cripto. Se lo acusa de ser el responsable de lavar dinero de la banda y se cree que habría estado en la casa de Varela. Ya fue expulsado y trasladado al país, pero ante la indagatoria del fiscal Arribas optó por no declarar.
"Pequeño J", por su parte, está detenido en Perú, su país de origen, y deberá ser sometido a un juicio de extradición que podría durar meses. Para Baños, al joven "no le da la edad para ser el jefe de una banda narco", pero no dijo lo mismo de las tres personas prófugas. Tanto él como los demás están imputados por “homicidio calificado por haber sido cometido con el concurso premeditado de dos o más personas, por alevosía y ensañamiento y mediante violencia de género”.

Por Federico Perez Vecchio-Perfil