Lo llaman el “Uber del sexo”, porque combina la posibilidad de conocer gente a través del celular con encuentros sexuales “a la carta”. Arrancó en agosto en Alemania y ya tiene más de 10 mil usuarios registrados. Si bien elimina los intermediarios, la seguridad sigue siendo un tema pendiente.
La aplicación Tinder es un boom en el mundo y en América Latina explota entre los más jóvenes. En agosto se lanzó en Alemania una aplicación que ofrece la posibilidad de conocer gente para tener sexo sin compromiso y “a la carta”. Se llama Ohlala y en estos meses acumuló más de 10 mil usuarios registrados. La seguridad, sin dudas, es el gran tema pendiente.
La llaman el “Uber del sexo”, porque combina la posibilidad de conocer gente -tal como lo podés hacer con Tinder-, con la inmediatez del encuentro a cambio de dinero. Para participar, el usuario se puede registrar y allí navegar por los distintos perfiles de usuarios, elegir con quién le gustaría encontrarse y acceder al detalle y la tarifa. Con lo cual, esta aplicación -de la empresa austríaca Pia Poppenreiter- va más allá de los encuentros casuales y promueve la prostitución a domicilio.
Del celular, ¿a casa?
Sobre el trabajo sexual existen dos posturas generales: una “abolicionista” que argumenta que es una forma de esclavitud y explotación y busca erradicarlo; y otra “reglamentarista”, que busca otorgar derechos a aquellas y aquellos que ejercen bajo libre voluntad la profesión más antigua del mundo.
Los desarrolladores de esta app están en consonancia con esta última postura, defensora del trabajo sexual, alentando la posibilidad de desarrollarlo de manera segura y sin intermediarios. Sobre esto, en su sitio web la empresa explica que su intención es “ayudar a hombres y mujeres a encontrarse en una plataforma neutral para propiciar encuentros seguros y relajados”.
En este sentido, Georgina Orellano, Secretaria General de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina, explicó en una entrevista con Entremujeres cuál es su postura frente a los detractores del trabajo sexual que alegan que “la prostitución no es una elección”: “Cuando escuchamos la palabra ‘elección’ nos preguntamos qué trabajador o trabajadora elige qué trabajo realizar, cuántas horas llevarlo a cabo y cuál es el dinero que quieren ganar, y es ahí donde llegamos a la conclusión de que hay toda una clase trabajadora que no elige qué trabajo hacer, cuántas horas poder dedicarle al mismo y la remuneración que se quiere llevar a fin de mes. Nosotras, que pertenecemos a esta clase, elegimos frente a las opciones que tenemos por ser parte de la clase trabajadora. Así como hay mujeres que han decidido ser empleadas domésticas, nosotras elegimos ser trabajadoras sexuales y queremos seguir ejerciéndolo, pero con derechos y garantías que lo regulen”.
Además, ella detalló el objetivo de la entidad en nuestro país: “Desde AMMAR, nos esforzamos por tratar de sensibilizar y hacer la diferenciación entre trata y trabajo sexual. El problema que tenemos hoy por hoy es que el sistema penal actual confunde trata y explotación económica con la prostitución ajena. Las trabajadoras sexuales deberíamos estar amparadas bajo una legislación clara, que nos proteja y persiga lo que verdaderamente se debe perseguir. Lamentablemente este debate está atravesado por cuestiones moralistas, por desconocimiento y prejuicios que tienen que ver con el trabajo que nosotras realizamos y con cuál parte del cuerpo trabajamos.
Aplicaciones versus sitios de citas
Para entender un poco mejor estas nuevas incursiones tecnológicas que invitan a hacer contacto con un total desconocido, es preciso que entendamos que una aplicación no es lo mismo que un sitio de citas. Ambas están destinadas al encuentro, aunque sus usuarios y modalidades de funcionamiento son diferentes.
Un sitio de citas es un portal en el que hombres y mujeres se registran y luego se suscriben con la finalidad de encontrar a una pareja. Los hay de todas las características: algunos focalizan en construcciones con compromiso; otros, en encuentros más fugaces. Match.com, por ejemplo, se basa en algoritmos científicos que permiten que los usuarios se conecten con los perfiles más afines a sus preferencias y gustos.
Las aplicaciones se volvieron masivas desde la llegada de los teléfonos inteligentes, que acompañan todos nuestros movimientos. Tinder, por ejemplo, se sincroniza con la cuenta de Facebook; desde ahí toma el nombre, la foto y a partir de eso diseña el perfil visible. Una vez online, comienzan a desplegarse los perfiles de fotos de hombres o mujeres cercanos al lugar en el que se encuentra el usuario (ya que funciona por geolocalización). Al deslizar el dedo sobre la pantalla, indicás si te gusta o no la persona que se estás viendo. Si los dos coinciden, se abre el chat y de allí al cara a cara, solo media coordinar adónde verse. Tinder acaba de incorporar el “súper me gusta” para poder decirle a ese hombre o mujer que es muy especial. Las aplicaciones no solicitan demasiada información y se nutren más que nada de las fotos como atractivo principal.
El psicólogo Sebastián Girona decía a Entremujeres que, “si bien estas aplicaciones facilitan el contacto y la libertad sexual, al mismo tiempo y como todo está demasiado facilitado, se pierde el sabor de la conquista que, muchas veces, es lo que genera más placer”.
Valeria Schapira, periodista y columnista de Entremujeres, opina que “hay quienes acusan a las aplicaciones de encuentro como las responsables de favorecer contactos ‘livianos’ o relaciones sin compromiso, como si en esto de la seducción hubiera recetas únicas. Pero lo que puede surgir como un momento de diversión también puede derivar en un amor duradero”.
La seguridad, la clave y la deuda
Alberto Saavedra, director general de Symantec para Latinoamérica, brinda algunos consejos para prevenir engaños:
* Tener en cuenta que en este tipo de aplicaciones compartimos nuestra ubicación, fotos, edad o datos personales. Se recomienda ser bastante cuidadosos con lo que se revela a través del chat y cómo se hace. Debemos estar atentos a qué información publicamos, dado que nunca podemos estar seguros de quién está del otro lado.
* Considerar que cualquier ciberdelincuente podría descargar las fotografías de un usuario y utilizarlas para cometer algún tipo de engaño.
* Si te encontrás con un perfil falso, se aconseja reportarlo inmediatamente. Al hacer clic en el perfil deberían aparecer tres puntos bajo la imagen, donde podrás denunciar al usuario con la opción “Me parece SPAM”.