Martina y Malena se enamoraron jugando al fútbol y se casaron. Decidieron crear la cuenta para visibilizar que son pareja a través de publicaciones que pronto se convirtieron en inspiración para otras personas
—Antes de conocerte no era feliz, la verdad es que se ve que no me aceptaba y no era feliz. Cuando te conocí fui feliz, mis amigas fueron más felices, mi familia también. Me llevaste a Gualeguaychú, conocí a tu familia, me di cuenta que era muy parecida a la mía, que se podía, y me mostraste que podíamos tener una vida juntas y eso te lo voy a agradecer toda la vida.
Esas fueron las palabras que Malena Pizarro le dijo a Martina Feldkamp en su casamiento, las mismas que sus familiares recuerdan conmovidos como la mejor parte de la ceremonia. Las dos estaban emocionadas y agradecidas por todo lo que vivieron juntas desde que se conocieron hace siete años. En esos tiempos jugaban al fútbol en equipos distintos, pero un día faltó una jugadora y gracias a eso sus caminos se cruzaron. Ganaron un campeonato y celebraron, pero el amor surgió muchos meses después, a través de las redes sociales. En diálogo con Infobae cuentan su historia, el significado de la frase que eligieron para su cuenta de Instagram, “No somos primas”, y los proyectos que fueron surgiendo desde que empezaron a subir contenido para visibilizar la diversidad y apoyar al colectivo LGBTQ+.
El 5 de noviembre de 2022 dieron el “sí” frente a amigos y familiares. Primero se casaron por civil y después hicieron una fiesta a la que todos fueron en zapatillas para estar cómodos, no faltó la música, el baile, una gigantografía de Lionel Messi que recibía a los invitados, y hasta hubo tatuajes en vivo. Las novias se tatuaron la fecha del gran día, y aunque al principio no había muchos interesados en seguir sus pasos, se sorprendieron de que con el correr de la noche, unas 40 personas también se llevaron como souvenir un pequeño tattoo de distintas temáticas. Había mucho por festejar, y así lo expresan cuando recuerdan ese inolvidable momento.
“Ni primas, ni hermanas, ni amigas. Somos novias, y lo vamos a seguir visibilizando hasta que dejen de preguntarnos si nos falta alguien para sumarse; pedirnos que nos demos un beso para creernos; darse vuelta en la calle; creer que ‘es sólo una etapa pasajera’; pensar que es una moda; y entiendan que es amor del mas puro y genuino que sentimos alguna vez; que salir del closet nos hizo felices y nos sacamos una mochila inmensa; ser libres nos unió más a nuestros amigos y familia; ser auténticas nos potenció laboralmente; y podría seguir todo el día”, expresan en una de las publicaciones de su cuenta de Instagram @nosomos.primas.
El nombre del perfil responde a la pregunta que más les hacían cuando salían a algún lugar. “Siempre que nos veían juntas pensaban que éramos primas, hermanas, o amigas, y nunca asumían la opción de: ‘Quizás pueden ser pareja’”, explica Martina, que habla con este medio mientras disfrutan de una escapada en familia junto a los padres de cada una, su cuñada y sus sobrinos. Cuenta que el próximo mes se van a cumplir seis años desde el día en que se vieron por primera vez, aunque hace casi siete que habían coincidido, aunque sin pensar en que iban a ser la compañera de vida de la otra. “Male jugaba en un equipo con sus amigas del colegio, y yo en otro que nada que ver, pero una vez faltó una y el entrenador de ellas me pidió si podía ir a cubrirla, fui y ahí jugamos juntas, salimos campeones ese torneo, pero ni bola, cada quien estaba en la suya”, recuerda.
Con la libreta roja en mano, la pareja se preparó para celebrar su matrimonio con una fiesta llena de amigos y familiares
Intercambiaron sus redes sociales para mantenerse en contacto, pero recién al año empezaron a hablar de forma más cotidiana. Martina admite que cuando vio que Malena era música y la escuchó tocar la guitarra, el teclado y el bajo, sintió admiración y nació el primer flechazo. “Le contestaba las historias, todo por Instagram, y ya la empecé a mirar con otros ojos”, expresa. Y aclara: “Mi familia ya sabía que soy lesbiana, pero su familia no sabía nada, entonces al principio fue todo un tema, porque yo la conocí y le dije: ‘¿Tu familia ya sabe que te gustan las chicas, no?’, y ella me dijo que no, ni sus papás, ni su hermana, ni sus amigos, nadie”.
Se fueron a vivir juntas, planificaron viajes, visitaron algunos familiares en la provincia de Entre Ríos, y al volver Malena soltó una mochila de miedos con la que había cargado durante varios años. “Ya había tenido otras parejas mujeres, pero nunca se había animado a oficializar de manera pública un vínculo, y conmigo decidió que lo quería hacer; entonces yo me sentí muy importante en ese momento; primero habló con su hermana, después con sus padres, y cambió mucho la relación con todos, empezó a fluir mucho más, se llevaban mejor, y se vinieron muchos cambios positivos”, asegura. Confiesa que fue un proceso, porque al principio cuando iban caminando tomadas de la mano en la calle, algunas veces se soltaban cuando pasaban cerca de personas mayores o de un grupo de hombres.
“Siempre pensé que no iba a poder tener esta vida, y no puedo creer que me tocó con vos en el mismo mundo, el mismo planeta, y qué bueno que te encontré, porque te amo”, le dijo Malena a Martina durante la ceremonia
Dejaron atrás los temores, tomaron como de quien viene los comentarios maliciosos, y se aferraron a lo que definen como “una gratificación impagable”: la libertad, el dejar de ocultar, no mentir ni omitir, y ser auténticas. Su cuenta de Instagram se convirtió en un espacio donde muestran su día a día de manera natural, dejando en claro que una de las formas de ser respetuosos es no prejuzgar ni asumir hechos de la vida de los demás. A medida que los seguidores fueron creciendo, empezaron a llegarles más y más mensajes: “El 95% son positivos, nos dicen que los inspiró nuestra historia, que los ayudó para hablar con sus padres, nos agradecen porque se sienten más contenidos en la comunidad, o nos piden consejos, y obviamente no somos psicólogas ni profesionales para brindar asistencia, pero sí les respondemos desde nuestra experiencia, que también pertenecemos al colectivo LGBTQ+”.
Cuando Martina cumplió 30 años hicieron un viaje a Nueva York, ya llevaban cinco años de novias, y Malena la sorprendió con la propuesta de casamiento. “Habíamos hablado de hacer un picnic en el Central Park, y de repente me dice: ‘Ya tengo tu regalo’, y me imaginaba cualquier cosa menos un anillo”, reconoce. Acto seguido, hizo la pregunta: “¿Te querés casar conmigo?”, y recibió un “sí” rotundo. Durante once meses planificaron el evento, y querían incluir un mensaje para todos los asistentes a la boda. “La relatora de fútbol Lola del Carril condujo la ceremonia y lo hizo de una forma hermosa, fue una genia porque les dijo que seguramente muchos de los que estaban ahí quizá nunca habían ido a un casamiento de dos personas del mismo sexo, que esto también es amor, y mis bisabuelos de 80 años estaban llorando, todos emocionados, y nos escribieron muchos familiares diciéndonos: ‘Chicas, nunca fui a una ceremonia tan real, tan genuino lo que se dijeron mutuamente, tan despojada de tantos prejuicios, donde me hayan dicho cosas tan importantes’, y nos daban las gracias por enseñarles”.
En Qatar, de luna de miel, cumpliendo el sueño de Malena de ver a Messi en la Copa del Mundo
Luego de semejante emoción, volaron a Tailandia para su luna de miel y empalmaron con un vuelo a Qatar para ver el primer partido de la Selección Nacional en el Mundial 2022. “Todos nos recomendaban que nos cuidemos mucho, que vayamos precavidas, que no hagamos demostraciones públicas de afecto, y la verdad es que no fue tanto como nos imaginábamos, porque había tanta gente de tantas partes del mundo, y la realidad es que no tuvimos ninguna situación rara o que nos diera miedo”, revela sobre la preocupación que les manifestaron sus seguidores por temor a que vivieran algún momento incómodo o de discriminación.
El objetivo era cumplirle el sueño a Malena, fanática de Messi, que quería ir a alentarlo en la tribuna y verlo meter un gol en la Copa del Mundo. “Íbamos a ver solo el de Arabia Saudita y volver a Dubái, que era donde hacíamos base, pero como Argentina perdió, para no quedarnos con el gusto amargo de la derrota, tuvimos la suerte de que conseguimos entradas para el segundo contra México, nos alojaron unos amigos y ganamos, así que nos volvimos a Argentina más contentas”, relata.
“Tuvimos la suerte de ir a Tailandia unos días antes, a un lugar paradisíaco, y después poder hacer base en Dubái”, cuenta Martina sobre la inolvidable luna de miel que disfrutaron
Al regreso vieron el resto de los partidos, y después de superar cada obstáculo en el camino a la gloria, gritaron a pura alegría cuando el anhelo más grande se hizo realidad, y aseguran que nunca olvidarán que el mismo año en que se casaron fue el que Argentina alzó la copa dorada. Las dos siguen jugando al fútbol como pasatiempo, con el mismo director técnico que las presentó por casualidad. “Siempre le decimos que es nuestro Cupido”, dice con humor. Cuenta que es su momento de distención, porque durante la semana cada una está concentrada en sus respectivos trabajos: Malena es música, forma parte de la banda MISCE! -ella y su hermana, la cocinera Felicitas Pizarro, además son nietas de Juan Carlos Sarabia, fundador de Los Chalchaleros-, y Martina trabaja en el sector de Marketing en una reconocida empresa argentina de venta online.
Son un equipo en todo lo que emprenden, y hace poco lanzaron una marca de accesorios, Prima, muchos inspirados en el orgullo LGTBQ+. Comprometidas con la comunidad fiel de seguidores que tienen, también organizaron un encuentro que decidieron llamar “Mesa dulce”, y nada tiene que ver con el sentido literal del concepto, sino con una metáfora de doble sentido. “Es una iniciativa que armamos hace un par de meses, que es como una app de citas para lesbianas solteras pero a través de Instagram, y la idea era: ‘Vení a la mesa dulce y elegí la torta que te guste’; empezó como un posteo que hicimos en nuestra cuenta, donde si eras mujer podías comentar la foto, y otra mujer que viera tu comentario te podía escribir, relacionarse, y hace poco hicimos la primera presencial en un restaurante y vinieron más de 100 mujeres”, detalla.
Y continúa: “Nos pasa que nos escriben chicas para contarnos que están de novias y que se conocieron por la mesa dulce, lo cual es un flash y ya nos preguntan cuándo va a ser la próxima, porque no hay muchos after o fiestas en Buenos Aires exclusivas de lesbianas, hay muy pocas; así que nos gustaría que sea algo recurrente, que una vez cada tres meses hagamos esta juntada”. Les gustaría organizar otra para noviembre, en el mes del orgullo, y tratarán de planificarlo con tiempo para conseguir un bar, sponsors y una campaña de difusión.
En el Día de la Visibilidad Lésbica, que fue el pasado 26 de abril, Marti y Male explicaron los motivos por los que todavía se necesita romper con los tabúes, los prejuicios y la desaprobación de la vida amorosa de los demás
“Ocho años atrás yo tenía una sola amiga lesbiana, y no había lugares para ir, es como que tenías que ir a lugares heterosexuales, hoy tenés opciones, alternativas, aplicaciones, un montón de bares gays, un grupo enorme de amigas lesbianas, y la gente está mucho más abierta, por más que todavía tenés un montón de personas que no lo entienden, más retrógradas, pero siento que hubo avances a pesar de todo”, argumenta Martina. El círculo social donde aún cuesta más “sentirse libre”, según los mensajes que reciben diariamente, sigue siendo el ámbito laboral.
“La salida del clóset en el laburo sigue siendo un tema, porque también hay muchos hombres en las empresas, en los puestos jerárquicos, y yo también en su momento lo viví, de tener miedo de contarlo en mi trabajo porque sentía que quizás si yo quería ascender o que me dieron otra posición, me iba a perjudicar decir que soy lesbiana, y me quedaba callada, pero después me di cuenta de que si en un lugar donde pasás nueve horas de tu vida todos los días, si ahí no puedo ser auténtica estoy perdiendo el tiempo”, manifiesta. Tanto a ella como a Malena les gusta mucho la frase “La vida es una”, las motiva a ser valientes y tomar decisiones basadas en lo que realmente sueñan y quieren.
Ambas tienen tatuada la fecha “5/11”, por el día de su casamiento (Instagram @nosomos.primas)
“Nosotras mostramos nuestro día a día, nuestra vida, visibilizamos una relación de dos personas que se quieren, que se eligen, y que no le hacen mal a nadie, sino todo lo contrario, tratamos de generar algo bueno. Incluso nos escriben mujeres heterosexuales, mensajes como: ‘Me sirve mucho conocer el amor de ustedes para educar a mis hijos porque quiero que crezcan en un ambiente libre y que el día de mañana estén con la persona con la que quieran estar, sea mujer, hombre, o lo que sea’”, confiesa. Así como llegan comentarios emocionantes y alentadores, también reciben críticas y frases hirientes, y aunque son las menos, Martina también agradece que exista la posibilidad de debatir.
“Hay una realidad que no podemos dejar de ver, y cuando aparecen haters también se generan conversaciones, seguidores que nos defienden, se responden entre sí, y sin darse cuenta los que nos critican también nos hacen virales”, indica entre risas. Después de casarse, aseguran que cualquier intento de ofensa pierde relevancia frente al contraste del gran apoyo que recibieron. Eligen seguir celebrando los logros, como la excelente relación que tienen sus consuegros desde que se conocieron, y el haberse convertido en una gran familia donde la honestidad y el respeto son valores inquebrantables.
Por Cindy Damestoy-Infobae