Luego de la absolución de Marcelo Macarrón, el viudo y único acusado en el caso, la Justicia decidió continuar para reconstruir la verdad histórica e intentar conocer qué pasó aquel 26 de noviembre de 2006.
Lo que sucedió conNora Dalmasso sigue siendo un enigma a casi 17 años del crimen. Con la absolución en julio del año pasado de Marcelo Macarrón, el viudo y único acusado en la causa, y el paso del tiempo, las posibilidades de dar con el autor del asesinato se disipan. Sin embargo, ante el insistente pedido de la familia, se abrió una nueva investigación para reconstruir la verdad histórica y dar respuestas a un hecho que todavía sigue impune.
Luego de que el debate llegó a su fin sin condenas, el caso se derivó a la Fiscalía de Instrucción de Río Cuarto para profundizar sobre algunas pistas que permitan revelar que ocurrió aquel 26 de noviembre de 2006.
Una de las claves que se desprendió del juicio está vinculada con el cinto de la bata con el que asfixiaron a Nora hasta provocarle su muerte. De acuerdo a los expertos, el lazo contaba con dos perfiles genéticos: el de Macarrón y el de un desconocido.
En su momento, el fiscal Javier Di Santo hizo el cotejo con alrededor de30 personasy no hubo coincidencia con ninguno de los que estuvieron imputados ni con los policías o conocidos que pasaron por la escena del crimen.
Cuando finalizó el juicio, el funcionario insistió con la necesidad de identificar la muestra: “Tuvo un acto sexual consentido. El asesino sujetó a la víctima del cuello hasta dejarla inconsciente y le hizo un doble nudo con el cinto en el cuello. Luego, la tapa con la sábana, como la encuentra el vecino Radaelli, en señal de rechazo, arrepentimiento, pudor. ¿Quién es esa persona? Está en el cinto de la bata”.
Es por ello que ahora la investigación, a cargo del fiscal Pablo Javega, está centrada en esta pista genética. De todas formas, en diálogo con TN, detalló que no es la única muestra que quedó sin identificar: “Había determinados perfiles que habían sido ubicados en el escenario, pero que no se había podido ubicar su aportante. Se habló más del cinto de la bata porque es el arma homicida, pero también quedaron muestras en un sector de la cama y en algunas partes del inmueble”.
Como la causa cuenta con muchos condimentos, los investigadores empezaron a discriminar toda la información recabada durante el proceso judicial y, en conjunto con el Centro Genético Forense y la Dirección de Investigación Operativa de la Policía, realizaron un relevamiento de quiénes habían aportado a la causa, qué perfiles se encuentran aptos para volver a cotejar y cuáles no.
A partir de allí, se armó un listado de todas las personas que formaban parte del entorno social de la víctima, de Macarrón y de sus hijos para efectuar nuevos estudios de ADN. Además, también se solicitó que se incluyera a todos aquellos que ingresaban cotidianamente a la casa.
Aunque trascendieron distintas cifras, Favega indicó que son cerca de 150 muestras a cotejar y aclaró que no se trata de un número cerrado: “La cantidad de personas dependerá de los avances que vayamos obteniendo. No hay una precisión porque se tiene que hacer un barrido de todos los que frecuentaban el inmueble, lo que significa que puede ser un número mayor o menor, en caso de que encontremos al o los aportantes”.
En esa línea, expresó: “Estamos iniciando una tarea de un camino que se ha desandado varias veces, cuya expectativa de éxito no está garantizada porque el tiempo ofrece un velo que no colabora a este tipo de investigación”. Sin embargo, aseguró que agotarán todas las instancias posibles para lograr tener un buen resultado.
La lista se discriminó en rangos de prioridad y hasta el momento fueron más de 40 personas las que participaron: amigos, vínculos de cercanía, vecinos, personas del entorno deportivo y social, gente habitué en el domicilio. Incluso se sumaron nuevos círculos de aportantes.
Un dato no menor es que el empresario Miguel Rohrer, señalado por Facundo, Valentina y Marcelo Macarrón como el amante de Nora, no está incluido por el momento entre los llamados. “No está adentro de los que concurrieron, pero no está descartado. El listado es bastante generoso”, argumentó el fiscal.
Respecto a la repercusión de aquellos que fueron citados después de tanto tiempo, sostuvo: “Acompañan esta investigación conscientes de la naturaleza de la misma. Hay gente que lo comprende, fue un proceso con mucha reverberación mediática y genera fastidio en algunos casos, pero todos terminan colaborando porque entienden cuál es la finalidad de lo que se investiga”.
A su vez, señaló que este tramo se extenderá varios meses por los recursos que cuentan: “La toma de ADN se hace por tandas y va a tardar porque el Centro Forense nuclea todos los procesamientos de este tipo de múltiples juicios. No puede uno monopolizar la operativa por más que la causa tenga esta connotación”.
Uno de los que más pendiente está es Facundo, el hijo de la víctima: “Él se presentó como querellante particular y, si bien no vive en el país, mantiene contacto constantemente a través de los abogados para conocer los descubrimientos. También ha hecho sugerencias y propuestas sobre cosas que podrían analizarse, inquietudes, pero no hubo reclamos”.
Crimen de Nora Dalmasso: qué pasa después de ADN
Si bien la recolección de los diferentes ADN es una fase inicial, es fundamental para avanzar en la reconstrucción de la causa. ¿Por qué? Porque en caso de que se identifiquen los perfiles, se habilitaría una nueva etapa: conocer cómo llegó esa muestra al cinto de la bata, a la cama o al lugar en que se haya hallado.
Durante el juicio se barajó en reiteradas oportunidades la posible contaminación de las pruebas. Incluso la familia de Nora cuestionó en aquel momento la cadena de custodio del elemento homicida: “Tenía que ser preservada y para ellos aún existe esa intranquilidad”. Sin embargo, se llegó a la conclusión de que no fueron alteradas y por eso se dio luz verde para avanzar en esa dirección.
“Una vez que encontremos al aportante de esos perfiles, hay que ver si existe alguna justificación o si no existe tal, lo que implicaría el interés criminalístico”, planteó Favega. Esto significa que se deberá ahondar en conocer el contexto: qué ocurrió, quiénes tuvieron intervención, cómo y por qué.
Asimismo, afirmó: “Habrá que determinar si se trata de una persona que concurría ocasionalmente a brindar algún servicio, si efectivamente se contaminó, si era un allegado. El abanico de hipótesis es tan amplio que no podemos descartar nada todavía”.
“Para llegar a eso, vamos a tener que sortear varias dificultades porque para presentarlo todo hay que tener elementos de peso. Es una causa que lleva mucho tiempo, no hay que olvidarse de eso”, remarcó el fiscal y explicó que, en tal caso, habría que analizar si la acción penal de la persona se encuentra vigente o está extinta.
Pese a que este proceso podría extenderse hasta el primer trimestre del 2024, el equipo de la fiscalía no pierde las esperanzas. “Siempre está la expectativa, tenemos la convicción de dar una respuesta a la familia a través de estas medidas y que puedan tener una pequeña retribución a tanto dolor”, cerró.
Por Agustina Sturla-TN