Julio Ricardo Pereyra Fuentes les recomendaba a sus amigos que inviertan con él, pero se trataba de un engaño. Desde enero no se supo más nada sobre su paradero. El duro relato de las víctimas.
Un contador les recomendaba a sus amigos que inviertan sus ahorros con él, les garantizaba que con sus empresas podía hacer que ganaran un gran interés mensual. Al principio todo iba bien, no había motivos para sospechar. Sin embargo, con el correr de los meses comenzaron los problemas con los pagos, hasta que nunca más se supo sobre él. Varios de los damnificados se comunicaron con TN y contaron el calvario que vivieron -y viven- con quien decía ser su amigo, Julio Ricardo Pereyra Fuentes, de 44 años.
De acuerdo a lo que contó P. (las víctimas prefieren mantenerse anónimas), le dio 50 mil dólares que tenía ahorrados: “Un día hace 2 años me dijo: ‘¿Para qué tener plata guardada si se puede poner a trabajar?’. Con confianza ciega se la di”.
Pensó que sería una excelente idea, por lo que confió en Pereyra Fuentes, que además de su amigo de confianza era su contador. “Decía que con las empresas nos daba intereses. Nos decía ‘te lo cuento a vos, pero no digas nada´, y a todos nos hacía el mismo verso”, continuó.
Al comienzo el plan marchaba a la perfección. Los intereses mensuales funcionaban y era un ida y vuelta constante. Los ahorros comenzaban a “moverse”, tal como lo había prometido. Pero los problemas arrancaron cuando con diferentes tipos de excusas dejó de hacer los pagos.
“Siempre tenía reuniones, según él era imposible verlo, pero decía que éramos tan amigos que siempre estábamos conectados, que lo podía llamar, pero ver nunca podía. Después de las elecciones en 2023, empezó a mentir y desapareció. En enero cuando lo contactaba cambiaba de teléfono y en febrero ya no se supo más nada”, denunció P.
En esta misma línea, apuntó que nunca supo sobre qué compañías hablaba, ya que al parecer no tendría ninguna. “Le preguntabas y era tan hábil que decía que eran las empresas que tenía y cambiaba de tema”, explicó, y lamentó: “Me arruinó económicamente, pero también emocionalmente porque era mi amigo. No puedo dormir, no concibo que alguien haga lo que él hizo, se lo tragó la Tierra con mi plata”.
El modus operandi del contador
Tanta era la confianza que N. tenía con Pereyra Fuentes que se lo presentó a L., otra de las personas que cayó en la estafa. “Me dijo que tenía un íntimo amigo que buscaba personas que quieran invertir y les pagaba un interés mensual”, comentó L., y remarcó: “Hace tiempo que N. venía haciendo esto y confié ciegamente”.
No había motivos para sospechar de que algo malo podía pasar, entonces una mañana fue a conocerlo y le llevó los ahorros de toda su vida. En ese encuentro, describió que el contador le hizo firmar un pagaré y un contrato mutuo en donde se comprometía al año a devolver el dinero. “Esta plata se la prestaba por un año y a cambio de eso recibía intereses mensuales. Esto funcionó perfectamente, entonces al tiempo, como no gastaba los intereses, los iba reinvirtiendo”, explicó.
La pareja de L., al ver que todo marchaba sin fisuras, también se metió en el negocio: “Vio que esto funcionaba y que los intereses nos servían muy bien para solventar gastos extras, entonces agarró sus ahorros y se los dio”.
Durante casi 2 años operaron todos los meses de la misma manera, hasta diciembre. Una vez por mes, L. iba al estudio contable que el contador tenía en San Isidro, donde tenía preparado un sobre con los intereses generados en el mes.
Sin embargo, el enero de este año se empezó a demorar con los pagos. “Los días fueron pasando y me empecé a preocupar. Le dije que este año quería retirar el capital. Le pregunté cómo era cuando lo quería sacar (al dinero) y me dijo que si le avisaba uno o dos meses antes no iba a tener problemas”, señaló.
Repentinamente, Pereyra Fuentes empezó a dejar de contestar los mensajes que le mandaban y siempre tenía una excusa diferente: “Una vez era porque le entraron a robar, otra vez porque alguien no le cumplió con un pago. Empecé a oler algo raro”. Desde ese momento todo empeoró.
“Me escribía desde otro teléfono, me decía que lo bancara, que no iba a tener problemas, que se estaba tratando de recuperar de un desajuste y que le diera dos o tres meses, que contara con esto”, indicó. “Un día, muy desesperada, fui hasta la puerta de la casa un domingo. Me largué a llorar en la vereda. Me siguió prometiendo el oro y el moro, pero el fin del cuento fue que no me contestó más”, contó.
El sueño de cambiar el auto que no pudo ser: “Nos robó en la cara”
Otra persona que fue víctima del contador, B., le contó a este medio que junto a su pareja tenían 10 mil dólares ahorrados para cambiar el auto. Pereyra Fuentes, muy cercano a ellos, se ofreció a cambiarles los dólares por pesos.
En esta oportunidad no ofrecía ningún tipo de interés mensual, era una simple transacción de moneda: “Le llevamos el dinero en octubre y al día siguiente nos iba a dar los pesos, pero nunca más lo devolvió. Nos robó en la cara. Nosotros no le dimos para invertir, fue una cosa de amistad para cambiar el vehículo”.
“Al principio creíamos que había alguna posibilidad porque seguía contactándonos. Nos decía que nos lo iba a devolver, pero finalmente nos enteramos de que fueron un montón de personas estafadas. Se robó los ahorros de un montón de gente”, manifestó.
B., además, contó que antes de que fueran estafados, el contador les preguntó si conocían a alguien que quiera invertir. “Ofrecía intereses tentadores, los primeros meses cumplía y después desaparecía”.
El paradero del contador, una incógnita
Varios de los damnificados, al principio, fueron a buscarlo hasta su estudio contable, pero no obtuvieron respuestas. Semanas después del escándalo, el estudio cerró sus puertas y hasta la fecha de la publicación de esta nota ninguna de las víctimas sabe cuál es el paradero de Pereyra Fuentes.
Lo que sí aseguraron es que se mudó varias veces y que cambió de número de teléfono otras tantas. TN intentó comunicarse con el contador para que pueda dar su versión sobre lo ocurrido, pero no obtuvo respuestas.
La abogada de las víctimas, Fabiana Marcela Quani, le contó a este medio que está acusado por el delito de “estafa defraudación”. Según el artículo 172 del Código Penal, podría recibir hasta seis años de cárcel: “Será reprimido con prisión de un mes a seis años, el que defraudare a otro con nombre supuesto, calidad simulada, falsos títulos, influencia mentida, abuso de confianza o aparentando bienes, crédito, comisión, empresa o negociación o valiéndose de cualquier otro ardid o engaño”.
De la misma forma, la letrada aseguró que si el contador utilizó fondos de inversiones en los Estados Unidos, podría ser perseguido en ese país. “Las penas son por montos muchos más elevados que los de acá”, argumentó.
Por Alexis Acuña-TN