Las dificultades que trajo consigo el Brexit, en los innumerables aspectos de la ruptura de Reino Unido con la Unión Europea (UE), ya fuerzan la revisión de aquel grito de aislamiento que dividió casi en dos a los británicos. La pronosticada victoria del laborismo en las elecciones previstas para este año alimenta más expectativas.
Las consecuencias prácticas del Brexit en el propio Reino Unido ya están obligando a reconsiderar al menos algunas medidas, como la gestión de la inmigración de jóvenes de la Unión Europea (UE) cuya retirada forzosa de la vida y la economía británicas provocó uno de los tantos déficit de la ruptura: el de mano de obra.
Cuando acaba de cerrarse uno de los últimos puntos de la traumática costura del Brexit -la gestión de la frontera con Irlanda- el gobierno conservador de Rishi Sunak se allana a una negociación con la UE para atraer a europeos de hasta 30 años que demanda el día a día británico pero quedaron alcanzados por las nuevas barreras.
La Comisión Europea propuso ahora formalmente negociar con Reino Unido para facilitar otra vez la movilidad de jóvenes a través del Canal de la Mancha, lo que beneficiaría a millones de jóvenes que por el Brexit se ven impedidos de viajar, estudiar o trabajar. Es decir, una especie de “Brex-in” para ellos.
Ello contrasta, notablemente, con la ley que acaba de aprobar el Parlamento, a pedido de Sunak, para deportar a miles de migrantes indocumentados (en 2023 llegaron unos 30 mil por el Canal de la Mancha) directamente a Ruanda (a 6.400 km), en un año electoral en el que todas las encuestas dan por seguro que el laborismo volverá al poder después de 14 años.
Mano de obra
¿Es el inicio de un regreso del reino a Europa? Por ahora, la CE propondrá a Londres que las personas de entre 18 y 30 años puedan estar hasta cuatro años en Reino Unido para trabajar o estudiar sin tener que fijar un criterio previo.
El Brexit provocó la disminución de la movilidad entre la UE y el Reino Unido. Esta situación recortó las oportunidades de los jóvenes europeos de experimentar la vida al otro lado del Canal y de beneficiarse de los intercambios juveniles, culturales, educativos, de investigación y de formación”, según Bruselas.
Desde el Brexit, la libre circulación entre la UE y las islas británicas (sin contar la República de Irlanda, que pertenece a la UE) desapareció y la movilidad se rige por las normas de inmigración de cada una de las partes.
El alcalde de Londres, Saqid Khan, una figura ascendente en el laborismo que puede gobernar dentro de pocos meses, reclamó un mecanismo especial que facilite los viajes y los empleos para europeos menores de 35 años en su ciudad, muy afectada por la pérdida de estudiantes y de trabajadores de la UE. En la capital, con nueve millones de habitantes, residen más de un millón de europeos.
Todavía persisten los problemas generados por el Brexit con el reconocimiento de los derechos de trabajo y residencia de decenas de miles de europeos que estaban en el país desde antes de la ruptura (hasta 2023, 140.000 solicitudes por revisar).
El primer ministro Sunak (foto), el quinto desde que los conservadores llegaron al poder en 2010 con el actual canciller David Cameron- insiste en su meta de reducir la migración neta -entre quienes se van y quienes llegan- y ha prohibido que los jóvenes estudiantes europeos puedan llevar a sus familias a Reino Unido.
La pandemia relajó la política migratoria pero 2024 es un año electoral y los conservadores apuestan a revivir la carta de la inmigración con la que fueron consolidando su década y media en el poder, antes y después el Brexit.
Al mismo tiempo, al país le faltan camareros y cocineros en los bares, empleados y vendedores en los comercios y hasta choferes de transporte, entre otros rubros, un problema entre otros que genera malestar con el gobierno conservador, sobre todo de la mitad del electorado que rechazó el Brexit.
En las encuestas, los más disconformes son los propios jóvenes británicos, pero la mayoría de los ciudadanos repudian ahora el Brexit en las encuestas: hasta 70% (de 18 a 24 años, que no pudieron votar en 2016 por edad) y 66% entre los 25 y 49.
Por la falta de trabajadores, el Ministerio del Interior británico quiere repetir con la UE acuerdos como los establecidos con Nueva Zelanda, Australia y Canadá.
Encuestas y voto duro
A meses para las elecciones que debe convocar Sunak antes de que termine el año, los laboristas liderados en la oposición por el diputado Keir Starmer, un ex fiscal de 61 años del ala moderada del partido opositor, aparecen en los sondeos como los grandes favoritos para volver al poder después de 14 años.
Según el promedio de encuestas, si se hubiera votado en este abril los laboristas hubieran ganado las elecciones con 43,2% contra 23,2% de los tories, con 458 bancas contra 90, cuando la mayoría absoluta se asegura con 326 bancas (50 los liberal-demócratas y 28 del Partido Nacionalista Escocés.
Ningún observador le atribuye a Sunak alguna posibilidad de llevar a los tories a renovar su mayoría o asegurar una primera minoría siquiera, y el ala dura del partido, que incluye a sus predecesores Boris Johnson y Liz Truss, ya se preparan para volver a la carga y mantener el ideario ultraliberal de la fuerza gobernante.
El Partido Laborista discute cómo aprovechar la revisión programada para 2026 del Acuerdo de Comercio y Cooperación (ACC), el pacto que rige la relación Londres-Bruselas desde 2021 tras el Brexit y cuya evolución sólo muestra aumento de pobreza, desempleo y burocracia para los propios trabajadores británicos.
Sin embargo, Starmer descartó una revisión a fondo de la relación post Brexit con la UE en 2025, y prefiere un enfoque más “realista”, cuando además la propia Bruselas dice que de ninguna manera reabrirá el pacto ACC.
Los conservadores, decididos a retener el voto duro del Brexit, reivindican sus medidas y trabas contra la inmigración, legal o ilegal, y la “reunificación familiar” con extranjeros que quedaron legalmente en el país tras el Brexit, todo ello pese a los problemas de mano de obra en el sistema de salud, el transporte y la agricultura.
En diciembre, Sunak estableció como condición para obtener un visado de trabajo de empleo cualificado en Reino Unido a partir de esta primavera un salario mínimo de 45 mil euros al año, 50% más que hasta 2023, para impulsar la búsqueda de “talento británico en primer lugar”. Será difícil el ingreso de carpinteros, electricistas, arquitectos, pescadores, diseñadores y veterinarios, entre otras profesiones.
Esos 30 mil indocumentados contrastan con las 672.000 personas que inmigraron legalmente en el año que terminó en junio, pero siguen siendo la prioridad política de Sunak y los demás conservadores que prometieron una barrera total en 2016.
La Ley Ruanda
En otros casos, las objeciones han llegado de la justicia. El entonces gobierno conservador de Boris Johnson impulsó en 2022 un acuerdo con Ruanda para deportar allí como tercer país a inmigrantes indocumentados (llegaron 30 mil en 2023 y más de 6 mil en lo que va de este año), pero el Tribunal Europeo de Derechos Humanos lo invalidó y coincidió la Corte Suprema británica en 2023.
Ahora, Sunak -hijo de inmigrante y casado con una- insistió y logró firmar un tratado con Ruanda para permitirlo ya bajo “estándares” de seguridad y derechos humanos. El Parlamento aprobó la ley necesaria el 22 de abril, para activar desde julio una jugada electoral que lo mostrará muy duro con los inmigrantes ante el mismo votante enojado que avaló el Brexit.
La ONU pidió enseguida a Londres reconsiderar la idea. Al día siguiente, cinco inmigrantes, entre ellos un niño, murieron cruzando el Canal de la Mancha. La ley pretende “disuadir a los inmigrantes vulnerables de realizar travesías peligrosas y acabar con el modelo de negocio de las bandas criminales que los explotan. Esto es lo que sucede, trágicamente”, cuando la migración no se controla argumentó Sunat
Según la denominada Safety of Rwanda Bill o Ley de Ruanda País Seguro, todo aquel que haya llegado “ilegalmente” a Reino Unido después del 1 de enero de 2022 -básicamente, en pateras a través del Canal de la Mancha- será enviado a la capital ruandesa, Kigali, donde se le concederá asilo y se le reasentará en Ruanda o se lo enviará a un tercer país. Según la BBC, 52.000 personas cumplen los criterios.
La ley obliga a los jueces británicos a considerar Ruanda “un país seguro” y otorga a los ministros el poder de ignorar futuras sentencias de tribunales internacionales que puedan ir en contra de la medida. No existen disposiciones para modificar la ley ni siquiera si cambian las condiciones en Ruanda, considerado uno de los países más estables de África, aunque su presidente Paul Kagame enfrenta acusaciones de represión de disidentes y otras prácticas autoritarias.
Londres, incluso, había criticado a Ruanda en 201 por “ejecuciones extrajudiciales, muertes bajo custodia, desapariciones forzadas y tortura”.
El Partido Laborista, en la oposición, prometió derogar la ley si llegaba al poder. “Ningún tribunal extranjero impedirá que saquemos los vuelos”, replicó Sunak.
Economía en rojo
Según un estudio encargado por el alcalde Khan a la consultora Cambridge Econometrics, el Brexit redujo el tamaño de la economía de Reino Unido en 6%, un costo de unos 178 mil millones de dólares, una pérdida que estimó llegue hasta el 10% en 2035. El pronóstico de crecimiento del FMI para 2024 es de sólo 0,5%, en caída después del 7,4% de 2021, del 4,3% de 2022 y del 0,4% de 2023.
“Ahora es obvio que el Brexit no está funcionando. La versión de línea dura del Brexit con la que hemos acabado está arrastrando a nuestra economía hacia abajo y haciendo subir el coste de la vida”, resumió Khan en enero, al difundirse el trabajo.
Otra estimación, del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social británico (NIESR), había arrojado en noviembre que la ruptura con la UE había reducido el tamaño de la economía entre 2% y 3%, y lo haría en 5% a 6% en 2035.
En 2021, los flujos de inversión extranjera directa (IED) fueron negativos. En otras palabras, las empresas extranjeras retiraron más inversión de la que realizaron. Aunque las entradas de IED repuntaron en 2022, solo alcanzaron los 14 100 millones de dólares, menos de una quinta parte de la media observada en el periodo 2016-2019.
Khan (foto) ya reclamó un “nuevo acuerdo” con la UE que reformule el Brexit, que según el estudio privó a Londres de crear al menos 290.000 puestos de trabajo. “La versión de línea dura del Brexit en la que hemos acabado está arrastrando a nuestra economía y haciendo subir el coste de la vida”, sostuvo el alcalde.
Mientras, Reino Unido sigue sin recuperarse del todo de la crisis financiera de la década pasada. Un trabajador medio gana 14 mil libras menos al año. “Nadie que viva y trabaje hoy en la economía británica ha visto nunca algo así”, dice Torsten Bell, director ejecutivo de la Resolution Foundation.
El fuerte repliegue del Estado y los ajustes drásticos de los gobiernos conservadores impactaron en áreas sociales como la salud: aumento de la mortalidad infantil, desaceleración del crecimiento de los niños y hasta el regreso del raquitismo, sin comparación con otras naciones europeas.
Tras la crisis de 2008, los gobiernos de toda Europa persiguieron la consolidación fiscal, en algunos casos como experiencias muy dolorosas como la de Grecia, pero la versión británica se distinguió por su énfasis en la reducción del Estado en lugar de la subida de impuestos, según los historiadores.
Notoriamente, en 2013, la economía británica creció un 1,8% y en 2015 los conservadores obtuvieron la mayoría en la Cámara de los Comunes, con propuestas de más ajustes. Ahora, en 2023, cientos de edificios escolares tuvieron que cerrarse para reparaciones de emergencia, porque el presupuesto de construcción de escuelas del país se había recortado 46% entre 2009 y 2022.
Ahora, los investigadores se preguntan si los ajustes y las consecuencias sociales que conllevan no terminaron sirviendo al propósito de los propios voceros ultra conservadores del Brexit de poner a Europa como chivo expiatorio de los problemas que sólo deben atribuirse al ajuste al que fue sometida la sociedad.