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Los asesinatos de Green River: 49 femicidios, un criminal sexualmente insaciable y 20 años de impunidad

El primer cadaver fue descubierto en 1981 flotando en el río en el estado de Washington, EE.UU. Los cuerpos de las víctimas seguían apareciendo a pesar de las sucesivas detenciones. Todo hacía pensar que los casos iban a quedar impunes, pero una nueva investigación en 2001 permitió cerrar la historia.

El 15 de agosto de 1982, Robert Ainsworth, de 41 años, se subió a su balsa de goma y comenzó su descenso hacia el sur por el río Green, en el estado de Washington. Mientras navegaba, su mirada se fijó en una forma escalofriante, un par de ojos. Era el rostro de una joven negra, cuyo cuerpo se balanceaba a causa de la corriente. Robert pensó, para su tranquilidad, que podía ser un maniquí e intentó atraerlo con un palo, pero la balsa volcó y Ainsworth cayó al río. Para su espanto se dio cuenta de que la figura no era un maniquí, sino un cadáver. Segundos después vio el cuerpo de otra mujer negra.

Rápidamente, nadó hacia la orilla. Alterado, se sentó y ser tomó la cabeza con las dos manos, hasta que escuchó que alguien se acercaba y vio a un hombre con dos niños en bicicleta. Los detuvo, les contó su descubrimiento y les pidió que llamaran a la Policía.

Green River, en el condado de King, Washington.
Green River, en el condado de King, Washington.

Muerte por estrangulamiento

Los agentes acordonaron el área e inspeccionaron el lugar y, al rato, hallaron un tercer cadáver, el de una chica que estaba parcialmente vestida. Comprobarían que había sido asfixiada: tenía un pantalón azul anudado al cuello. También presentaba signos de lucha, pues tenía hematomas en brazos y piernas. Más tarde fue identificada como Opal Mills, de 16 años.

Tras un examen de los cuerpos en el lugar, el médico forense Donald Reay determinó que las tres mujeres murieron por estrangulamiento. A las dos encontradas en el agua, identificadas como Marcia Chapman, de 31 años, y Cynthia Hinds, de 17, se les encontraron rocas puntiagudas en sus vaginas. El médico determinò que Chapman, que tenbìa dos hijos y había desaparecido dos semanas antes, llevaba muerta más de siete días. Sin embargo, Hinds había estado en el río por un período de pocos días.

Los tres cuerpos no fueron los únicos encontrados en el río Green. Varios días antes, se descubrió el de Deborah Bonner, que había sido estrangulada y dejada sobre un tronco a la deriva. Apenas un mes antes, otra joven, identificada como Wendy Lee Coffield, fue encontrada estrangulada y flotando en el río. Además, seis meses antes del descubrimiento de Coffield, se encontró el cadáver de su amiga Leanne Wilcox pero no en el río sino en un terreno baldío.

Los asesinatos de Green River

En seis meses, hallaron seis cadáveres. Se reunió un grupo de trabajo especial formado por policías del condado de King, Washington, para investigar los asesinatos de Green River. El equipo estaba a cargo de Richard Kraske y Dave Reichert, más el experto en perfiles criminales Bob Keppel, que había reunido pruebas contra el asesino serial Ted Bundy ocho años antes.

Uno de los tantos lugares donde el asesino descartaba a sus vìctimas.
Uno de los tantos lugares donde el asesino descartaba a sus vìctimas.

Durante su investigación, los detectives descubrieron que muchas de las víctimas se conocían y compartían una historia similar de prostitución. Realizaron cientos de entrevistas con muchas prostitutas que trabajaban en la zona principal de la ciudad de Seattle. Una de las mujeres afirmó que un hombre que la habìa violado hacía referencia a los asesinatos de Green River. Aunque lo arrestaron, no pudieron encontrar ninguna evidencia que lo relacionara con el crimen y debieron liberarlo.

Según un relato de Susan Widmark, de 21 años, un hombre de mediana edad en una camioneta azul y blanca le solicitó sus servicios sexuales. Una vez que ella subió a la camioneta, le apuntó con una pistola a la cabeza y aceleró hacia un camino desolado, apagó el motor y la violó. Después, hizo referencia a los recientes asesinatos en el río, mientras seguía apuntándole con una pistola a la cabeza. Ella logró escapar mientras se encontraba en un semáforo y pudo distinguir parte de la matrícula de la camioneta. Un incidente similar le ocurrió a Debra Estes, de 15 años, quien presentó una denuncia de violación a finales de agosto de 1982.

Ese septiembre, un carnicero llamado Charles Clinton Clark fue detenido. Conducía una camioneta azul y blanca. Se supo que Clark tenía dos pistolas. Los investigadores creían que Clark podría ser el hombre que buscaban. Obtuvieron la fotografía de su licencia de conducir y se la mostraron tanto a Widmark como a Estes. Ambas mujeres identificaron a Clark como su atacante. Clark fue arrestado, revisaron su vehículo y allanaron su casa. Hallaron las dos pistolas que habrían sido utilizadas en las agresiones. Finalmente, Clark admitió haber atacado a las mujeres, pero no pudieron relacionarlo con el asesino de Green River porque tenía a su favor testigos que lo ubicaban lejos de los lugares donde aparecieron los cadáveres.

Nuevas desapariciones y asesinatos

Cuando Clark fue acusado de violar a Widmark y Estes, Mary Bridgett Meehan, de 19 años, desapareció durante una caminata. Meehan estaba embarazada de ocho meses y desapareció cerca del Western Six Motel. Dos semanas antes de la desaparición de Meehan, dos chicas de 16 años, Kase Ann Lee y Terri Rene Milligan, también desaparecieron misteriosamente.

El 26 de septiembre de 1982, se descubrieron los restos de una joven de 17 años llamada Gisele A. Lovvorn. Estuvo desaparecida durante más de dos meses antes de que un motociclista encontrara su cuerpo desnudo. La habían estrangulado hasta morir con un par de medias de hombre color negro. Al momento de su desaparición, ella era rubia, pero cuando se descubrió su cuerpo, su cabello estaba teñido de negro. Aunque su cuerpo no fue encontrado en las inmediaciones del río, la policía creía que era víctima del asesino de Green River.

Las víctimas de Ridgway y algunas jóvenes desaparecidas.
Las víctimas de Ridgway y algunas jóvenes desaparecidas.

Entre septiembre de 1982 y abril de 1983, aproximadamente 14 chicas desaparecieron. Muchas de ellas, de entre 15 y 23 años, eran prostitutas que frecuentaban la zona. El 30 de abril de 1983, el novio de Marie Malvar la vio hablando con un cliente dentro de una camioneta de color ocuro, más bien, dijo, estaban discutiendo. Luego se fueron. Fue la última vez que vio a su novia. Menos de una semana después, él más el padre y el hermano de Malvar, vieron la misma camioneta y la siguieron hasta una casa ubicada en South 348th Street. Llamaron a la policía. El dueño de la casa resultó ser un tal Gary Ridgway. Negó conocer a Malvar y la policía no lo molestó más.

Una camioneta similar a la de Ridgway se vio antes de la desaparición de Kimi Kai Pitsor. El proxeneta de Pitsor describió al conductor como un tipo con la cara picada de viruela, igual que Ridgway. La información sobre los casos Pitsor y Malvar nunca se conectó.

La investigación sobre el asesino de Green River no tenía ningún avance

No había nuevas pistas y las prostitutas continuaron desapareciendo. Las pruebas, los expedientes y los relatos de los testigos relacionados con los crímenes, estaban en desorden. Para encauzar toda esta montaña de informaciòn, eran necesarios agentes especializados y más de dos millones de dólares.

El 8 de mayo de 1983, se descubrió otro cuerpo que luego fue identificado como Carol Ann Christensen, de 21 años. Sus restos fueron encontrados por una familia que buscaba hongos en una zona boscosa. Esta vez el asesino dejó el cadáver de una manera inusualmente espantosa. Christensen tenía la cabeza cubierta por una bolsa de papel marrón. Cuando se lo quitaron, se descubrió que tenía un pez cuidadosamente colocado en la parte superior de su cuello. El asesino también colocó otro pescado en su pecho izquierdo y un biberón entre sus piernas. Le colocaron las manos cruzadas sobre el estómago y le colocaron carne recién molida encima de su mano izquierda. Un examen más detallado reveló que fue estrangulada con una cuerda. También había signos de haber estado en el agua en algún momento.

La hermana de Debra Estes, una de las vìctimas, durante el juicio a Ridgway
La hermana de Debra Estes, una de las vìctimas, durante el juicio a Ridgway

Durante la primavera y el verano de 1983, desaparecieron nueve mujeres jóvenes más, no todas prostitutas. En el otoño y el invierno de ese año, los cadáveres de chicas no cesaban de aparecer en el río o cerca. Aunque el recuento “oficial” de víctimas de Green River se estimó en ese momento en 11 o 12, el número ha sido y sigue siendo cuestionado. La cifra exacta hasta hoy sigue sin estar clara y se cree que sería de más de 50 víctimas.

En enero de 1984, el Grupo de Trabajo de Green River quedó asl mando del Capitán Frank Adamson. Casi un mes después, los restos de una mujer, identificada luego como Denise Louise Plager, fueron descubiertos cerca de la carretera interestatal 90. Fue la primera víctima encontrada ese año, pero no la última. Durante los dos meses siguientes, se encontrarían nueve cadáveres más.

Basura humana

El Grupo de Trabajo de Green River concluyó que el asesino tenía varios lugares de enterramiento de sus víctimas. Muchas de ellas se encontraron parcialmente enterradas o cubiertas de basura o follaje. Habían sido encontradas en caminos aislados en o cerca de áreas de vertidos ilegales de desechos. Tal vez el criminal pensaba que las mujeres eran “basura humana”.

Ridgway más joven. Se dedicaba a pintar camiones.
Ridgway más joven. Se dedicaba a pintar camiones.

Después de casi tres años, la ola de asesinatos continuó.

La desorientación era tal que el equipo que encargado de la investigación de los crímenes de Green River aceptó la propuesta de otro asesino serial, encarcelado y condenado, nada menos que Ted Bundy, para ayudar a confeccionar un perfil del criminal que estaba asesinando a tantas mujeres en Green River. Bundy, con 36 crímenes de mujeres probados y más de 100 confesados, ofreció un vistazo sobre la mente de un asesino en serie. Así, sugirió que el criminal de Green River conocía a sus víctimas desde antes de atraerlas a la muerte. Además, creía que el patrón de eliminación de los cuerpos conducía más cerca de la casa del asesino.

Entre octubre y diciembre de 1984 se descubrieron dos cadáveres más, identificados como Mary Sue Bello, de 25 años, y Martina Authorlee, de 18. El recuento total de cadáveres había aumentado a 31 y se creía que todavía 14 mujeres estaban desaparecidas. Los cuerpos siguieron apareciendo en 1985. El caso se había congelado y no se podía relacionar a ningún sospechoso probable con ninguno de los asesinatos. Mientras, el número de víctimas aumentó rápidamente a 40.

A finales de 1986, el jefe Adamson fue reemplazado por el capitán James Pompey, justo cuando, en diciembre, se descubrieron dos cuerpos más.

Un nuevo sospechoso

En los primeros meses de 1987, los investigadores tenían un nuevo sospechoso. Se trataba de un viejo conocido de la Policía, porque había sido detenido en mayo de 1984 por intentar atraer a una mujer policía encubierta que se hizo pasar por prostituta. Sin embargo, el hombre fue liberado después de pasar con éxito la prueba del detector de mentiras. Cuando profundizaron en el pasado del hombre, descubrieron que había sido acusado de asfixiar a una prostituta en 1980 cerca del aeropuerto Internacional Sea-Tac. El tipo alegó defensa propia porque la mujer lo había mordido y sin más fue liberado.

El detective Matt Haney, descubrió un hecho muy grave. Este hombre, había sido detenido e interrogado en 1982 mientras estaba en su camioneta con una prostituta, Keli McGinness, que resultó ser una de las víctimas del asesino de Green River.

Gary Ridgway recibiò 49 prisiones perpetuas.
Gary Ridgway recibiò 49 prisiones perpetuas.

Este sospecho, en fin, que surgió repasando papeles viejos del caso, se dedicaba a pintar camiones y, se descubrió, había estado ausente de su trabajo en cada ocasión en que una víctima desaparecía. El 8 de abril de 1987, la policía obtuvo una orden de allanamiento de su casa, pero no hallaron pruebas suficientes para arrestarlo y el hombre fue liberado. Su nombre era Gary Ridgway.

Poco después de la liberación de Ridgway, el capitán Pompey murió de un ataque cardíaco mientras buceaba. Se sugirió que el asesino de Green River era en realidad un oficial de policía que asesinó a Pompey, a pesar de que no había ninguna evidencia que respaldara la teoría. Un periódico incluso pidió una investigación oficial sobre la muerte de Pompey. Parecía como si los nervios del público se hubieran puesto a flor de piel después de tanta muerte en la ciudad.

El caso de los asesinatos sin resolver más grande del país

En octubre de 1989 se encontraron dos esqueletos más de mujeres jóvenes. Una de las víctimas, identificada como Andrea Childers, fue encontrada en un terreno baldío. Como muchas de las víctimas, la causa de la muerte no estaba clara debido al estado de descomposición. A principios de febrero de 1990, el cráneo de Denise Bush fue encontrado en una zona boscosa del parque Southgate en Tukwila, Washington. El resto del cuerpo de Bush fue localizado en Oregon cinco años antes. Una vez más, parecía como si el asesino estuviera moviendo los huesos a propósito en un esfuerzo por confundir a los investigadores. Algunos de los detectives comenzaron a creer que el asesino de Green River los había derrotado.

En julio de 1991, el grupo de trabajo se redujo a un solo investigador llamado Tom Jensen. Después de nueve años, 49 víctimas y 15 millones de dólares gastados en esta búsqueda, el equipo de investigación aún no había atrapado al asesino de Green River. Se trataba del caso de los asesinatos sin resolver más grande del país. Y así quedó durante 10 años.

La detención de Ridgway en los diarios de la época.
La detención de Ridgway en los diarios de la época.

En abril de 2001, casi 20 años después del primer asesinato conocido en Green River, el detective Dave Reichert, sheriff del condado de King, rearmó el equipo de investigación, esta vez con expertos forenses, genetistas y un par de detectives, que al poco tiempo llegaron a ser 30. Se reexaminaron todas las pruebas y se enviaron a los laboratorios muestras de tres víctimas asesinadas entre 1982 y 1983, Opal Mills, Marcia Chapman y Carol Christensen. Las muestras consistían en semen supuestamente tomado del asesino. Se las comparó cvon las de los sospecjhosos que tuvo el caso en tantos años.

El 10 de septiembre de 2001, Reichert recibió los resultados de laboratorio. Había coincidencia entre las muestras de semen tomadas de las víctimas y las de un sospechoso que habìa nsido interrogado en 1987, Gary Ridgway. El 30 de noviembre, Ridgway fue arrestado. La acusación incluía los crímenes de aquellas tres chicas y también el de Cynthia Hinds, en el que se encontraron pruebas circunstanciales que lo relacionaban con su muerte. El hombre que los investigadores habían buscado durante 20 años finalmente estaba preso, y no lo dejaron ir.

Un apetito sexual inusual

Ridgway, nacido originalmente en Salt Lake City, Utah, el 18 de febrero de 1949, trabajaba para una empresa de informática en el momento de su arresto. Durante la época de los asesinatos, trabajó como pintor de camiones durante 30 años en la fábrica de camiones Kentworth en Renton, Washington. Ridgway tenía un apetito sexual inusual. Sus tres exesposas y varias antiguas novias le dijeron al periodista que era sexualmente insaciable y exigía sexo varias veces al día. Muchas veces quería tener relaciones sexuales en un área pública o en el bosque, incluso en las zonas donde se habían descubierto algunos de los cuerpos.

También se sabía que Ridgway estaba obsesionado con las prostitutas, una fijación que rayaba en una relación de amor y odio. Los vecinos sabían que se quejaba constantemente de que las prostitutas hacían negocios en su barrio, pero al mismo tiempo él compraba sus favores. Era posible que estuviera desgarrado por sus deseos incontrolables y sus firmes creencias religiosas. Una de sus esposas reveló que se convirtió en un fanático religioso, y que lloraba leyendo la Biblia.

Ridgway durante el juicio.
Ridgway durante el juicio.

El 5 de noviembre de 2003, Gary Ridgway, de 54 años, evitó la pena de muerte en Washington al confesar los homicidios de 49 mujeres. El trato que hizo Ridgway fue cooperar con las autoridades para cerrar estos casos a cambio de 49 condenas a prisión perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

Desprecio por las mujeres

“A algunas las maté afuera. Recuerdo haber dejado el cuerpo de cada mujer en el lugar donde fue encontrada”, dijo. “Maté a la mayoría de ellas en mi casa cerca de Military Road, y maté a muchas en mi camioneta no lejos de donde los recogí”.

El desprecio de Ridgway por las mujeres en general y las prostitutas en particular quedó claro en su declaración de culpabilidad:

“Elegí a prostitutas como víctimas porque odio a la mayoría de las prostitutas y no quería pagarles por tener sexo. También escogí a prostitutas como víctimas porque eran fáciles de localizar sin que nadie se diera cuenta. Sabía que no serían denunciadas como desaparecidas de inmediato. Elegí prostitutas porque pensé que podía matar a tantas como quisiera sin que me descubrieran”.

Ridgway exhibió el comportamiento típico de un asesino en serie cuando expresó su interés en revivir la experiencia del asesinato, lo que le dio la sensación de poder que le faltaba en su vida cotidiana. Enterró a sus víctimas en grupos para poder pasar y recordar el placer que experimentó al asesinarlas.


Por Ricardo Canaletti-TN