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Los dólares de Kueider: crecen las sospechas que los dólares están ligado al voto de la Ley Bases de Milei

Detienen en Paraguay al senador Kueider: el escándalo que sacude al Congreso argentino. El senador Edgardo Kueider, aliado crucial del oficialismo en la controvertida Ley Bases, enfrenta un nuevo escándalo tras ser detenido en Paraguay con más de 200 mil dólares no declarados. Su captura desata especulaciones sobre posibles sobornos vinculados a la administración Milei, en un momento donde el Congreso y el país demandan explicaciones urgentes.

El senador argentino Edgardo Kueider, figura clave en la aprobación de la polémica Ley Bases impulsada por el presidente Javier Milei, ha sido detenido en Paraguay tras ingresar al país con una suma millonaria de dinero sin declarar. Según fuentes oficiales, el legislador llevaba más de 200 mil dólares estadounidenses, lo que ha desatado un vendaval de críticas y sospechas sobre su vinculación con posibles maniobras ilícitas.

La detención de Kueider ocurre en un contexto político cargado de tensiones, dado que su voto fue fundamental para que el proyecto del gobierno de Milei superara las resistencias en el Senado. Esta ley, considerada por sus detractores como una entrega de soberanía legislativa a intereses corporativos, provocó un intenso debate público, donde Kueider justificó su apoyo en nombre de “beneficios concretos para Entre Ríos”, su provincia natal. No obstante, la presencia de dinero no declarado en su poder pone en jaque esa narrativa y reaviva las acusaciones de soborno en torno a su actuación.

Por este momento, en los corredores políticos, crece el rumor que su voto fue comprado por el gobierno nacional por unos 2 millones de dólares. Esta versión la hizo pública Jorge Rial en su programa Argenzuela, donde también se confirmó que el senador viajó en cuatro oportunidades al pais vecino.

Kueider, que se distanció del bloque peronista, ha sido señalado previamente por su proximidad al oficialismo, lo que lo convirtió en un interlocutor crucial en negociaciones que implicaron concesiones políticas significativas. Entre estas se destaca la designación de cargos en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, un órgano clave en la gestión hidroeléctrica y política entre Argentina y Uruguay, que Milei utilizó como moneda de cambio para asegurarse el apoyo del legislador entrerriano.

Sin embargo, esta detención no es el único elemento que complica la situación del senador. Desde hace meses, Kueider enfrenta una investigación por presunto enriquecimiento ilícito, centrada en la propiedad de inmuebles de lujo en Paraná, registrados bajo nombres de terceros, incluidos colaboradores cercanos. Estas irregularidades ya habían generado cuestionamientos éticos sobre su rol en el Congreso, pero la reciente detención eleva las sospechas a un nuevo nivel.

Por otro lado, fuentes dentro del oficialismo han insinuado que Kueider podría haber estado negociando su incorporación definitiva al círculo de confianza del presidente Milei, con ofrecimientos que incluyeron hasta una embajada en Uruguay. Estas movidas políticas no solo exponen el alcance de la alianza entre el legislador y el gobierno, sino que también amplifican las tensiones dentro del debilitado frente peronista, que ahora enfrenta el desafío de reorganizarse tras esta traición.

El caso también ha reavivado el debate sobre la transparencia en la política argentina y la independencia del Congreso frente al Ejecutivo. Mientras algunos analistas advierten que este episodio podría desatar una crisis institucional, otros apuntan a la necesidad urgente de reformar los mecanismos de control sobre los legisladores.

Por el momento, el gobierno de Javier Milei ha guardado silencio sobre el incidente, aunque desde la oposición se exige una respuesta clara. Los líderes peronistas, en tanto, ya han solicitado su desafuero en el Senado, un proceso que, de prosperar, podría marcar un hito en la lucha contra la corrupción en el ámbito político.

Mientras Kueider espera las definiciones judiciales, su caso se ha convertido en un termómetro de la erosión ética que atraviesa la política argentina. ¿Será este escándalo el principio del fin para los acuerdos oscuros entre el Ejecutivo y el Legislativo? Lo que está claro es que, una vez más, la confianza pública ha sido traicionada.

Fuente: En Orsai