Las perspectivas de la economía mundial han mejorado ligeramente en los últimos meses, pero el ritmo de expansión del comercio en 2023 seguirá siendo mediocre, afectado por la guerra en Ucrania, la inflación, políticas monetarias más duras y la incertidumbre financiera, todo en contra de los países en desarrollo exportadores de materias primas e importadores de alimentos, según la OMC. Los distintos escenarios que plantea la economía en 2023, según Nouriel Roubini.
En su último Panorama Global, los economistas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) prevén un crecimiento del volumen del comercio de mercancías del 1,7% en 2023, tras una expansión de 2,7% en 2022, aunque en octubre pasado se estimaba todavía menos (1%).
El freno del ritmo de expansión del comercio mundial es atribuido por los expertos de la OMC a los efectos de la guerra en Ucrania, a una inflación persistentemente elevada a nivel global, al endurecimiento de las políticas monetarias de los bancos centrales y a la incertidumbre de los mercados financieros.
Se espera que las tasas de crecimiento del comercio y la producción se sitúen este año por debajo de sus promedios, de 2,6% y de 2,7% respectivamente en los 12 años transcurridos desde la crisis financiera mundial de 2009 y su impacto sobre el intercambio de bienes y servicios.
El crecimiento del comercio mundial debería repuntar hasta el 3,2% en 2024, según las previsiones de la OMC, con un ritmo de suba del PIB global de 2,6%, pero siempre y cuando sigan a la baja varios riesgos actuales, como las tensiones geopolíticas, la inseguridad alimentaria, el endurecimiento monetario y un mayor nivel de deuda.
El valor del comercio mundial de mercancías aumentó 12% hasta 25,3 billones de dólares en 2022, ayudado en parte por los altos precios mundiales de las materias primas. El valor del comercio mundial de servicios aumentó 15% en 2022, hasta los 6,8 billones de dólares. Las exportaciones de servicios digitales ascendieron a 3,82 billones de dólares en el mismo año.
El comercio de mercancías fue más resistente de lo previsto durante la mayor parte de 2022 a pesar de la guerra. El crecimiento interanual fue del 4,2% de media en los tres primeros trimestres de 2022, antes de que un descenso intertrimestral del 2,4% ralentizara el crecimiento hasta 2,7%.
Un aumento del 2,7% del volumen comercial en 2022 es coherente con el informe inicial de la OMC sobre la crisis en Ucrania que estimaba que el crecimiento del comercio se situaría entre el 2,4% y el 3%.
En todo caso, los mercados internacionales siguieron estando abiertos en general, según la OMC, que documentó cómo habían podido las economías vulnerables compensar la falta de suministro de alimentos esenciales provocada por la guerra recurriendo a productos y proveedores alternativos.
Cuatro escenarios
La fragmentación geo-económica se ha evitado en su mayor parte, pero para la OMC permanece como una amenaza. Sin embargo, un dato positivo es que al cumplirse un año de la guerra en Ucrania, el organismo constató que las economías vulnerables pudieron encontrar productos y proveedores sustitutos para obtener esenciales. Esta respuesta, asegura, fue posible gracias al sistema de comercio multilateral abierto e inclusivo que sirve de base a la economía mundial.
“El comercio favorece la resiliencia de la economía mundial, pero seguirá estando sometido a la presión de factores externos en 2023. Por ello, es aún más importante que los gobiernos eviten la fragmentación del comercio y se abstengan de introducir obstáculos al comercio. Invertir en la cooperación multilateral en el ámbito del comercio reforzaría el crecimiento económico y el nivel de vida de las personas a largo plazo”, argumentó la directora de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala.
Según el economista Nouriel Roubini, conocido por algunos pronósticos acertados sobre la economía global, parece menos probable que hace unos meses que se produzca un gran huracán para la economía mundial, pero todavía es probable que nos encontremos con una especie de tormenta tropical que podría causar daños importantes. Al igual que la OMC y que el FMI, para Roubini mucho va a depender de cómo afronten los principales bancos centrales el trilema de mantener simultáneamente la estabilidad de precios, el crecimiento y la estabilidad financiera.
El escenario más positivo es un “aterrizaje suave”, en el que los bancos centrales de las economías avanzadas consigan volver a situar la inflación en sus objetivos del 2% sin desencadenar una recesión. Un segundo es la posibilidad de un aterrizaje suave. En este caso se alcanzaría el objetivo de inflación, pero a través de una recesión relativamente suave (corta y poco profunda).
El tercer escenario es un aterrizaje forzoso, en el que el retorno a una inflación del 2% requiere una recesión prolongada con una inestabilidad financiera potencialmente grave (como más dificultades bancarias y agentes muy apalancados que sufren serias dificultades para hacer frente al servicio de la deuda).
Pero si el esfuerzo por controlar la inflación desencadena una grave inestabilidad económica y financiera, es posible un cuarto escenario: los bancos centrales se rinden y deciden permitir una inflación por encima del objetivo, arriesgándose a desanclar las expectativas de inflación y a una espiral persistente de precios y salarios.
Los commodities
Según la edición más reciente del Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los Mercados de Productos Básicos) del Banco Mundial, este año el ritmo de descenso de los precios de los productos básicos a nivel mundial será el más acelerado desde el inicio de la pandemia de COVID-19.
Este pronóstico del Banco Mundial, a su vez, ensombrece las perspectivas de crecimiento de casi dos tercios de las economías en desarrollo que dependen de las exportaciones de commodities.
La caída de precios de productos básicos, a su vez, no brindará demasiado alivio a los casi 350 millones de personas de todo el mundo que sufren inseguridad alimentaria. Si bien se prevé que los precios de los alimentos caerán un 8 % en 2023, serán todavía los segundos más altos desde 1975. Además, desde febrero de este año, la inflación anual de los precios de los alimentos se ubica en un 20 % en todo el mundo, el porcentaje más alto de las últimas dos décadas.
“El alza de los precios de los alimentos y de la energía luego de la invasión de Rusia a Ucrania pudo superarse, en gran medida, gracias a la desaceleración del crecimiento económico, a un invierno moderado y a las reasignaciones en el comercio de productos básicos”, afirmó Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior de Economía del Desarrollo del Banco Mundial.
Sin embargo, “esto es poco consuelo para los consumidores de muchos países. En términos reales, los precios de los alimentos seguirán manteniéndose en uno de los niveles más altos de las últimas cinco décadas. Los gobiernos deben evitar aplicar restricciones comerciales y proteger a sus ciudadanos más pobres mediante programas de apoyo a los ingresos, en lugar de establecer controles de precios”.
En general, se prevé que, en 2023, los precios de los productos básicos disminuirán un 21 % respecto del año pasado. Según las proyecciones del Bano Mundial, los precios de la energía caerán hasta 26 % y el precio del petróleo crudo alcanzará un promedio de 84 dólares el barril, 16 % menos que el promedio de 2022.
Se prevé que los precios del gas natural de Europa y Estados Unidos se reducirán a la mitad entre 2022 y 2023, mientras que los del carbón disminuirán un 42 % en 2023. Según las mismas proyecciones, los precios de los fertilizantes caerán un 37 %, la mayor baja anual desde 1974, aunque todavía se mantienen cercanos a su último máximo observado durante la crisis de los alimentos de 2008-09.
Ayhan Kose, economista en jefe adjunto y director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial, comentó que la caída de los precios de los productos básicos del año pasado ha ayudado a reducir la inflación general en todo el mundo.
“Sin embargo, las autoridades de los bancos centrales deben mantenerse atentas, ya que una amplia variedad de factores, como una oferta de petróleo inferior a la prevista, una recuperación de China más centrada en los productos básicos, una intensificación de las tensiones geopolíticas o condiciones climáticas desfavorables, podrían impulsar los precios al alza y reavivar las presiones inflacionarias”, dijo.
A pesar de las notables caídas que se prevén este año, los precios de todos los grupos de productos básicos importantes continuarán muy por encima de sus niveles promedio de 2015-19. Los precios del gas natural de Europa rondarán casi el triple del promedio obtenido en ese período. Los precios de la energía y del carbón también se mantendrán por encima del promedio anterior a la pandemia.
Los precios mundiales de las materias primas cayeron un 14% en el primer trimestre de 2023 y, a finales de marzo, se encontraban un 30% por debajo de su máximo histórico de junio de 2022.
Por ahora, las subidas tras la invasión rusa de Ucrania se neutralizaron por una combinación de desaceleración de la actividad económica, el clima favorable de invierno, y una reasignación global de los flujos comerciales de materias primas.
Para lo que queda de año, se prevé que los precios de las materias primas se mantengan prácticamente sin cambios. Sin embargo, se espera que los precios se mantengan por encima de los niveles anteriores a la pandemia, lo que seguirá pesando sobre la asequibilidad y la seguridad alimentaria