El mandato fue firmado en la víspera por el presidente Lula da Silva como parte de un plan nacional de seguridad. Según el mandatario, “los que tienen que estar armados son la Policía y lals Fuerzas Armadas”. La medida reduce drásticamente la tenencia de armas y municiones para coleccionistas, cazadores y tiradores profesionales. Según el Anuario Brasileño de seguridad Pública, durante la administración Bolsonaro el número de armas en manos de particulares se elevó un 241%.
Lula da una estocada a las facilidades brindadas por el Gobierno anterior al porte de armas. Después de una semana en el que la diplomacia internacional centró la agenda del presidente brasileño, Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva se subió las mangas y volvió su atención a los temas internos del país.
Los hizo con la firma de un decreto que entra en vigor este viernes y que pretende reforzar la seguridad pública. Varios han sido los hechos violentos que han marcado el inicio de la gestión de líder sindical. Desde asesinatos en escuelas hasta un intento de golpe de Estado, por lo que el documento firmado entró en Vigor de manera rápida, un día después de haber sido promulgado.
El proyecto busca combatir la violencia en la Amazonía, combatir los ataques contra los centros educativos con medidas drásticas y reforzar las penas contra los delitos antidemocráticos. Este era un compromiso que ‘Lula’ había adquirido desde su campaña electoral. En su primer mandato, Da Silva llevó a cabo un programa similar de desarme por el que fueron retiradas de las calles miles de armas.
Según el Anuario Brasileño de seguridad Pública, durante la administración Bolsonaro el número de armas en manos de particulares se elevó un 241%. A su llegada al poder se contabilizaban en unas 197.390 armas de fuego, dos años y unos meses después la cifra alcanzó las 637.818.
En este sentido, el presidente de la República Federativa de Brasil afirmó que “quienes tienen que estar armados son la Policía y las Fuerzas Armadas brasileras”. “Este país será devuelto al pueblo brasileño en su normalidad”, concluyó ‘Lula’.
Algunos de los cambios que trae el decreto
Entre los cambios autorizados por el jefe de Estado se encuentran la reducción de armas y municiones en manos de civiles, comprendidos en coleccionistas de armas, cazadores y tiradores. El control de este acápite lo tomará la Policía Federal, retirándole esta prerrogativa al Ejército.
La validez de los registros de porte pasará de diez a tres años, mientras que el número de armas por persona se reducirá a la mitad, de cuatro a dos. También el número de municiones adquiribles cada doce meses pasará de 200 a 50.
Un máximo de seis armas se registró para los cazadores, coleccionistas y tiradores. Mientras que las municiones se limitaron a mil para estas categorías de portadores. Esto representa tan solo una quinta parte de lo que se permitió en la administración anterior.
Quienes se dedican al tiro de manera profesional tendrán un límite de 4.000 cartuchos por cada arma que posean. Estas se les redujo a cuatro unidades permitidas por persona. Una restricción importante, teniendo en cuenta que para los tiradores deportivos se les permitía unas 60 armas con derecho a 5.000 municiones por unidad.
En otros aspectos, recaerá sobre los clubes de tiro una mayor fiscalización. Tampoco podrán estar abiertos al público 24 horas. Su localización tiene ahora un requisito fundamental: deben estar ubicados a más de un kilómetro de distancia de las escuelas.
En Brasil más de un millón y medio de armas de fuego circulan de forma irregular, mientras que unos 2,9 millones se encuentran registradas. En total se contabilizan unos 4,4 millones de artefactos de este tipo en el gigante suramericano.
Por Rafael Pérez-France24