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Macri analiza hasta cuándo es con Milei

“Cómo nos cagaron”. Tardó varias horas Mauricio Macri el jueves para que se le despejara el enojo por la decisión libertaria de boicotear el proyecto de Ficha Limpia en Diputados. Pasado el hervor sanguíneo calabrés, el líder del PRO se sigue preguntando más que nunca cuál es el beneficio de la incómoda alianza política con Javier Milei.

“Una cosa es que nos den poca pelota y otra es que nos claven un puñal por la espalda”, comenta alguien muy cercano al expresidente. “Encima, en acuerdo con el kirchnerismo”, agrega como para exponer la dosis recibida de traición.

Algo de este espíritu quedó expresado en el posteo final de Macri al respecto. “¿De verdad nos interesa que los corruptos condenados no puedan seguir ejerciendo cargos públicos o queremos simular y usar esa debilidad como un instrumento de presión en otras negociaciones?”, escribió en un fragmento. Algún colaborador deslizó que hubo alguna versión previa más áspera del texto que salió a la luz.

Las conversaciones entre el Gobierno y el kirchnerismo a las que se refiere Macri se disparan en varias direcciones.

La más avanzada se centra en que se avance en el Senado con la bancada de UxP para la llegada del juez Ariel Lijo a la Corte Suprema (¿y Manuel García Mansilla?) y la designación de jueces, fiscales y defensores.

Macri está convencido de que la propuesta oficial de eliminar las PASO cuenta con el aval del kirchnerismo

El adormecido pliego de Lijo se despertó hace diez días, cuando la senadora catamarqueña Lucía Corpacci, cercanísima a Cristina Fernández de Kirchner, le puso la firma que faltaba al dictamen para que pueda ser tratado en el recinto. Desde entonces, ante cualquier micrófono que se le cruza, el jefe de la bancada José Mayans no tiene empacho en clamar por un pacto amplio sobre los nombramientos judiciales.

Aunque ellos lo niegan, esos guiños ya existen y los ejecutan el asesor premium Santiago Caputo y el senador K Eduardo “Wado” de Pedro. Los intercambios ya no requieren tanta dedicación de un puente de oro que los conectaba: Guillermo Garat, actual vicepresidente de Asuntos Públicos de YPF, amigo y socio de Caputo en la consultoría, que lo llevó a asesorar a De Pedro en su efímera campaña presidencial 2023. Además de Wado, Juan Martín Mena y Juan Manuel Olmos también funcionan como interlocutores peronistas con el oficialismo.

La devolución de gentilezas del aval de la senadora cristinista Corpacci a Lijo se materializó con la persistente demora gubernamental en presentar la lista de nombres para cubrir 150 vacantes judiciales. El secretario de Justicia, el caputista Sebastián Amerio, mantiene fuera del alcance de cualquier ojo PRO ese menú. ¿Será por la aprensión que tiene el asesor todoterreno a la incidencia macrista en sectores tribunalicios?

Hubo otro intercambio entre el oficialismo y los K que crispó al macrismo. Trascendió que por instrucción de Cristina, el jefe del bloque peronista en Diputados, Germán Martínez, amenazó con no dar los votos para la reelección de autoridades de la cámara, empezando por su presidente Martín Menem, si LLA y sus aliados trataban y aprobaban Ficha Limpia. De las trece bancas que faltaron para el quórum, ocho eran libertarias.

“Si nos hubieran avisado, levantábamos el pedido de sesión y no nos exponíamos al papelón”, se lamentaba un legislador amarillo con experiencia. La más exaltada y defraudada fue Silvia Lospennato, de mucha cercanía con los libertarios, que debió morderse la lengua en su discurso para evitar decir las cosas por su nombre. Obtuvo el premio consuelo de que Milei luego le prometiera hacer en conjunto un nuevo proyecto.

Al Gobierno no le quedó otra que justificar otro cambio de postura con el argumento de que Ficha Limpia, una ley que impediría cualquier candidatura de una persona con condena por corrupción en una doble instancia, iba a dar la idea de una proscripción. Con nombre y apellido, claro.

“No hagamos tanta alharaca de una norma que puede llegar a interpretarse como una proscripción y que, además, quizás no puede aplicarse porque es una ley posterior a las condenas que tiene Cristina. Con lo cual, hay todo un tema interpretativo y estamos generando una sensación de proscripción que no es la intención que tiene el Gobierno”, dijo por ejemplo Guillermo Francos, jefe de Gabinete.

Más directo fue Daniel Parisini, uno de los líderes de la jauría digital libertaria, autodenominado “brazo armado” y “guardia pretoriana” de Milei. Y de Caputo, obvio. “En Estados Unidos, con Ficha Limpia, Trump NO hubiese podido competir. Porque los demócratas lo condenaron con una causa inventada. No se coman las curvas de los socialdemócratas bienpensantes de centroizquierda”, posteó Parisini desde su cuenta de Gordo Dan.

Más allá de lo curioso que puede resultar que alguien considere al PRO, autor y patrocinante de la Ficha Limpia, como socialdemócrata o de centroizquierda (cuán a la derecha habría que ponerse para verlo así), la desagradable sorpresa para el macrismo es que nadie los hubiera alertado del cambio de postura oficial. La semana pasada había un mínimo indicio, cuando por apenas una banca no se alcanzó el quórum y el riojano Menem apuró el fin del trámite con rigurosidad escandinava.

Para despejar las sospechas opositoras, en cumplimiento de su rol de vocero presidencial, el negador serial Manuel Adorni desmintió el viernes que hubiera algún pacto con Cristina. Y añadió: “No nos interesa polarizar con Cristina Fernández de Kirchner, es parte de la vieja política”. En ese argumento se condensa la estrategia electoral de LLA.

Macri comprende esa lógica mileísta de elegirla a CFK como antagonista, porque él mismo la desarrolló en su presidencia, con efectos alejados de sus expectativas. Lo que le resulta intolerable es que se negocie a sus espaldas con el kirchnerismo. No solo por Ficha Limpia. O la nueva Corte Suprema. El expresidente está convencido de que la propuesta oficial de eliminar las PASO cuenta con aval K. Se trataría en las sesiones extraordinarias, pese al rechazo del PRO.

Para peor, Patricia Bullrich insiste en intentar condicionar a su ¿ex? partido. Dos diputados amarillos de Santa Fe, cercanos al bullrichista Federico Angelini, tampoco dieron quórum el jueves, cuando también naufragaron otros proyectos PRO.

Hoy las advertencias del expresidente son tomadas con escasa seriedad. Últimamente ni milanesas hay con el libertario.

También altera los ánimos macristas la persistencia de Karina Milei en combatirlos, con epicentro en la Ciudad de Buenos Aires. Al lanzamiento inconsulto de una ley Bases porteña le sobrevino la iniciativa de cancelar las PASO en el orden local. Un encuentro reservado esta semana entre la hermanísima presidencial y el jefe de Gobierno, Jorge Macri, no habría despejado del todo la rispidez.

Prueba de ello fue el durísimo comunicado oficial de LLA en réplica a las quejas PRO por la caída de Ficha Limpia. Explicita que durante la gestión macrista nunca se trató ese proyecto y dispara contra sus aliados: “Es repugnante el oportunismo como herramienta de acción política”. Todo roto.

“Los logros de este Gobierno no existirían sin el PRO”, lanzó días atrás Cristian Ritondo, el jefe del bloque partidario en Diputados. Con ese mismo convencimiento, Macri barrunta por estas horas si es conveniente asestarle algo más que un llamado de atención al mileísmo. Cada advertencia pasó de ser recibida con desgano, al comienzo, a ser ignorada y hasta tomada con escasa seriedad, últimamente. Ya ni milanesas hay con el Presidente.

En los albores del inicio de un año electoral clave, Macri debe enfrentar una y otra vez las disyuntivas ineludibles ante un Gobierno mayoritariamente respaldado por el votante PRO: ¿se traga otro sapo o rompe esta sociedad que lo fastidia? ¿Hasta cuándo? ¿Tiene opción?

Los libertarios avanzan con pragmatismo y sin que ese tipo de dilemas los perturbe.

Por Javier Calvo-Perfil