Mauricio Macri es el nuevo presidente del PRO luego de una jornada de arduas negociaciones con el entorno de Patricia Bullrich, quien había amagado con presentar una lista propia para no resignar su posición de liderazgo dentro de la coalición amarilla.
Si bien Macri se perfilaba tácitamente como el candidato “natural” para suceder a Bullrich como máxima autoridad del PRO, el fundador del partido debió negociar hasta último momento para consensuar una lista de unidad y evitar así la instancia de una elección interna en el contexto de renovación de las autoridades partidarias.
Macri y la ministra de Seguridad afinaron los detalles de la sucesión y entre tensiones llegaron a un acuerdo en la distribución de los cargos correspondientes a la nueva conducción.
Soledad Martínez, intendenta de Vicente López, conquistó su lugar en el Consejo Directivo y será la vicepresidenta primera del PRO; por sugerencia de Bullrich, el legislador Damián Arabia será el vicepresidente segundo, mientras que el referente santiagueño Facundo Pérez Carletti será el vicepresidente tercero.
El resto de los escalafones de poder se completó con referentes históricos de la coalición, así como gobernadores e intendentes.
De este modo, el Consejo Directivo quedó conformado por María Eugenia Vidal, Diego Santilli, el gobernador de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres, el mandatario de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, los intendentes Diego Valenzuela y Guillermo Montenegro, entre otros.
Como parte del tenso pacto entre el macrismo y el bullrichismo, la ministra de Seguridad se desempeñará como titular de la Asamblea, mientras le deja la presidencia al fundador del partido.
Macri y Bullrich, protagonistas de una incómoda transición en el PRO
De acuerdo con la reconstrucción realizada por la agencia de Noticias Argentinas, el entorno macrista vetó algunos de los nombres que la ministra de Seguridad pretendía ubicar en la lista única, cuyo plazo vencía antes de la medianoche.
Por otro lado, tanto el ex jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y Vidal, dos ejes centrales en la historia política del PRO, decidieron correrse de la competencia y dejarle vía libre a Macri.
El caso puntual de Rodríguez Larreta es ciertamente errático, ya que si bien forma parte del partido su figura quedó relegada desde que el PRO se alineó con Javier Milei.
Bullrich pujó por los puestos debajo de las vicepresidencias: el Consejo Directivo y la Asamblea Nacional del PRO.
Allí, las espadas de la funcionaria que ejecutaban las negociaciones se concentraban entre el diputado Arabia, Pablo Walter y Juan Pablo Arenaza, tres nombres del círculo íntimo de la titular de Seguridad y que la acompañaron durante toda su campaña presidencial.
Y logró sacar provecho de las negociaciones porque Arabia fue elegido vice segundo y la misma Bullrich será titular de la Asamblea.
Dentro de este acuerdo, los que se involucraron también fueron los diputados nacionales Cristian Ritondo y Diego Santilli, los gobernadores del partido, Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Torres (Chubut) y el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, al igual que los intendentes de peso como Martínez (Vicente López), Guillermo Montenegro (General Pueyrredón), Ramón Lanús (San Isidro) y Valenzuela (Tres de Febrero).
La relación entre Macri y la ministra de Seguridad no se encuentra en su mejor momento y era de esperar que salieran a la luz las discrepancias entre ambos dirigentes durante el recambio de autoridades.
El gesto de autonomía de Bullrich, quien procuró plegar al PRO en su conjunto con el Gobierno del presidente Javier Milei, generó rispideces internas e incomodidad, si bien Mauricio Macri mantiene una buena sintonía con el líder libertario.