Misiones Para Todos

Maestra misionera fue distinguida en la UBA por su trayectoria como docente rural

Con más de 20 años enseñando a niños de la colonia, Norma explicó que “en la ruralidad, el docente más que un maestro es un referente para la comunidad”.

Son muchas las adversidades que atraviesan las personas que viven y trabajan en la ruralidad. Pero dentro del mundo de los trabajos rurales, hay uno que es muy sacrificado por las largas distancias y la infinidad de necesidades: la educación.

A eso se dedica Norma Szczerbaczuk, una obereña que hace 27 años trabaja como maestra rural en una escuelita de Paraje Deseado. Trayectoria que, a su vez, la hizo merecedora del premio nacional Lía Encalada, que galardona a las mujeres más destacadas en el país, por su labor en la ruralidad.

Norma, quien relató: “Todavía sigo emocionada. El reconocimiento recibido sirve para demostrar que las mujeres rurales somos muy capaces y que con esfuerzo podemos llevar el oficio que nos toca. Demostramos que somos buenas. En Misiones somos las que llevamos la familia adelante”.

El reconocimiento es doblemente significativo ya que cerca de 300 mujeres de todo el país fueron nominadas bajo las ternas: educación rural, trabajo social/comunitario rural, agroecología, investigación/innovación tecnológica, juventudes, gremialismo agropecuario, cooperativismo, comunicación, prestación de servicios agropecuarios, trabajo en territorio con pueblos originarios, campesinos o indígenas, ganadería, agricultura, lechería, economías regionales, trabajadora rural; y, por ende, convocadas a participar en la premiación que se realizó en la Facultad de Agronomía de la UBA.

Fue así que, en el ámbito educativo, solo dos mujeres fueron premiadas, una joven cordobesa que se dedica a la investigación educativa, y Norma por su trayectoria y dedicación a la docencia rural.

La ruralidad, una elección de vida
DE TODAS LAS EDADES. Al aula acuden 15 niños del paraje que cursan desde el nivel inicial hasta séptimo grado.

En ese marco, Norma contó cómo llegó a dedicarse a la docencia en un aula satélite de la Escuela 629 y por qué sigue eligiendo quedarse en Paraje Deseado.

“Soy oriunda de Oberá, nacida en Los Helechos. Hace 27 años que soy docente, y cuando me recibí, mis papás compraron una chacra en Andresito, entonces como ellos se venían a vivir acá me vine con ellos y a trabajar”, comenzó narrando. Desde ese entonces, trabaja en un aula satélite en el Paraje Deseado donde hoy son 15 alumnos los que cursan desde nivel inicial hasta séptimo grado.

“Es muy gratificante cuando llega fin de año y todos pasan. O cuando se van a la ciudad a seguir estudiando. En mi caso tengo colegas que fueron mis alumnos, eso es lo más satisfactorio que tenemos los docentes rurales porque conocemos a los alumnos desde chiquitos. Sabemos su trayectoria, su vida, porque nosotros los vamos formando”, explicó.

En ese punto hizo énfasis en que el docente rural, más que un maestro, es un referente tanto para los alumnos como para la comunidad, porque los habitantes del paraje y alrededores acuden a ellos no solo por dudas escolares, sino también por consejos personales, de salud y de cualquier tipo.

A comparación de las ciudades, “acá trabajamos mucho con las familias, formamos parte de ellas. Nos consultan todo, nos piden consejos, somos referentes adultos. Hasta si se enferma alguno, nos piden que les acerquemos al pueblo porque tenemos (en referencia a su familia) un medio de movilidad que está disponible”, indicó Norma.

“Muchos chicos no conocen ni el pueblo ni Cataratas”

En cuanto a los desafíos de los maestros rurales, Norma explicó que uno de los más importantes sin dudas es convivir con la necesidad de los chicos que habitan las colonias. Sobre eso explicó, “para ser sincera, hay chicos que no conocen ni el pueblo, ni Cataratas, y eso que estamos a unos 150 kilómetros”.

Según Norma, incluso hay alumnos que pasan todo el nivel secundario sin poder conocer las Cataratas ya que hasta allá solo pueden trasladarse los que tienen vehículos; y también muchos provienen de familias numerosas. Es por eso que años anteriores la escuela había organizado, junto a los padres, la venta de pollos para que los niños puedan conocer las Cataratas del Iguazú. Fue así que confesó que si bien la distinción Lía Encalada es muy importante, esperaba que la consagración viniera con algún reconocimiento para los chicos, ya que ellos “son la parte más importante de la ruralidad”, finalizó.

Fuente: Primera Edición