El hackeo al ministro que estuvo en el viaje a Lago Escondido y los escándalos políticos y personales en el manejo de fondos por parte del diputado provocaron cambios y ruidos internos. Legislatura en alerta.
Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich están de acuerdo en una sola cosa. Los dos quieren ser presidente en 2023. Él es jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Ella es la presidenta del PRO. Por estas horas, además de enfocarse en la campaña, también deben sortear los escándalos de dirigentes muy cercanos: Marcelo D’Alessandro, ministro de Justicia y Seguridad y Gerardo Milman, diputado y mano derecha de Bullrich.
En el caso de Larreta, su ministro viajó a Lago Escondido con jueces y empresarios del grupo Clarín. Hay una causa judicial con preguntas sin respuestas. ¿Por qué viajó? ¿Quién pagó el viaje? Si bien el escándalo se desató antes de que se conocieran los chats, los mensajes dejaron maniobras al descubierto. Ya no se pudo tapar el sol con la mano. “Yo creo en lo que él me dijo”, se limitó a decir Larreta en Washington al diario La Nación.
Pero lo cierto es que el entorno del funcionario esperan saber cómo sigue el escándalo para tomar decisiones. ¿O D’Alessandro viajó en nombre de alguien más? Son preguntas que seguramente hagan legisladores porteños el jueves en la sesión. “Juicio político, interpelación, vamos a tener que salir con todo”, reconoció un legislador de la oposición porteña.
Cuando el tema parecía apagarse, se conoció un chat donde el empresario de bingos Daniel Angelici le pidió el ascenso de un custodio suyo por fuera del reglamento y el ministro actuó en consecuencia. Si bien intentaron desmentir la información, el diálogo fue confirmado por el binguero a elDiarioAr.
¿Hay más información que vaya a salir publicada? Nadie puede garantizar que esto haya terminado.
Un dato no menor que habla de la desconfianza que tiene la política sobre la Justicia: En la investigación para saber quien hackeó su teléfono, D’Alessandro se negó a entregarle a la Fiscalía el acceso total a su aparato. Quizás por miedo a que sea peor el remedio que la enfermedad.
A todo esto, se suma Diego Santilli. ¿Por qué? Porque el exministro, actual diputado y precandidato a gobernador de Buenos Aires, también denunció que le hackearon el teléfono. ¿Habrá información que pueda perjudicarlo de cara a la próxima elección? Es un misterio.
En la vereda de enfrente, Bullrich también tiene dolores de cabeza. Su mano derecha, el diputado Milman, fue corrido como jefe de campaña. En su lugar quedó Juan Pablo Arenaza, que si bien ya trabajaba en el armado de la exministra de Seguridad, ahora tendrá el rol de Milman. Además, en los próximos días le quitarán la vicepresidencia del PRO en Diputados para correrlo del centro de la escena. Lo reemplazará la cordobesa Laura Machado.
Son movimientos clásicos que da la política cuando sabe que la información que circula es certera. Los escándalos del exfuncionario de Seguridad se renuevan cada 24 horas. Tras quedar implicado indirectamente en la investigación sobre el atentado a Cristina Fernández de Kirchner, salieron a la luz manejos poco claros sobre fondos públicos, asesores y facturas que llaman la atención. A esta altura nadie entiende muy bien como llegó Milman a ese lugar.
Por Ramón Indart – Perfil