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Marshall, Keynes o Molotov, el plan de Kicillof para la pospandemia

El gobernador bonaerense volvió a hablarle a su gabinete sobre el día después. Coparticipación de la obra pública y deshielo.

“Le podríamos poner plan Molotov”, bromeaba un ministro luego de la reunión de Gabinete bonaerense del último lunes por la tarde. Como en cada inicio de semana, el gobernador juntó a ministros y ministras. El encuentro fue en la nueva sede del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, donde aquel volvió a pronunciarse sobre el día después de la pandemia, mientras diseñaba junto a la Ciudad y la Nación los puntos marcos para una apertura parcial de la actividad en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Está previsto un plan de obra pública por más de 600 millones de pesos que ya es un boceto en el que trabaja el ministro de Infraestructura Agustín Simone. También medidas de fomento al turismo -más allá de la asistencia con un fondo a cada municipio que se anunció semanas atrás- y estímulos económicos –vía el ministro de Producción Augusto Costa–. Todos son caminos hacia una reactivación que viene demorada desde mediados de marzo, cuando la pandemia ganó la agenda y cambió las prioridades de todos los gobiernos.

Para el puntapié de la reactivación, el gobernador ya empezó a avanzar en algunos frentes. El pedido de endeudamiento por 500 millones de dólares que giró a la Legislatura hace algunas semanas y está en plena negociación con la oposición explicita que “se financiarán proyectos y/o programas sociales y/o inversión pública que se encuentren en desarrollo o que se prevean iniciar”. Es una de las herramientas, una salida keynesiana. Detrás de esa acción está el ministro de Hacienda y Finanzas, Pablo López.

“Es fundamental que, en cuanto las condiciones sanitarias lo permita, la economía se reactive y para eso va a ser muy importante en la etapa pospandemia el rol del Estado. Para ser el motor de la reactivación acompañando al sector privado para ese proceso”, explicó López en el programa La Mecha que se emite por Radio Provincia.

La discusión por la coparticipación es otra vía para poner primera. No será por ley ni recuperando el 6,5% que el Estado bonaerense resignó en la década del 80. Como compensación, el mandatario trabaja para que los planes de Nación lleguen en la escala de lo que representa la provincia de Buenos Aires, la que más aporta a la torta nacional y más desigualdades socioeconómicas presenta.

“Alberto es nuestro mejor aliado”, dicen en La Plata para no levantar polvareda con la administración central. Lo concreto es que –casi– todo lo que anhela Kicillof depende de Fernández. Como aliados y aliadas para empujar el pedido el gobernador tiene por ahora a Cristina Fernández Kirchner, Máximo Kirchner, Sergio Massa y algunos intendentes oficialistas.

Un Plan Marshall bonaerense también podría ser otro nombre. Con ironía, un funcionario fue contundente ante la consulta de Letra P: “Con (el expresidente de Estados Unidos Harry S.) Truman no tenemos nada que ver”. En la génesis de la Guerra Fría, la doctrina que llevó el nombre de Truman sirvió para contener el comunismo. Sin tanta mochila histórica, Kicillof pergeña una salida económica con el Estado como motor. Algo le juega en contra: gobierna una provincia. Y algo a favor: trabaja en la misma salida que el presidente Alberto Fernández. Presidente y gobernador deben, en paralelo, negociar y administrar las deudas externas de sus administraciones.

La mayor fuente de recaudación que tiene la provincia son los tributos a la actividad económica, desde hace meses contraída por la pandemia. Los Ingresos Brutos representan el 36% de la percepción total de tributos y el 27% de los ingresos corrientes. La coparticipación federal de impuestos es otra boca. En el gobierno de Kicillof reconocen que la asistencia de la Nación para cubrir las necesidades de la pandemia no llega a compensar las pérdidas maximizadas por el coronavirus.

Por Facundo Cottet – LetraP