El candidato de Unión por la Patria incomodó desde el inicio a un desdibujado Milei que se limitó exclusivamente a no perder la calma. El economista libertario llegó muy poco preparado al debate y se contradijo con la plataforma electoral de La Libertad Avanza y sus propias declaraciones en programas televisivos recientes. Ningún dirigente del PRO acompañó a su nuevo socio en la jornada.
El pasado domingo se celebró el último debate previo a la elección que definirá quién gobernará la Argentina desde el 10 de diciembre y por los próximos cuatro años. Con muestras de gran solvencia discursiva y preparación, el candidato presidencial de Unión por la Patria Sergio Massa expuso las grandes contradicciones de su rival Javier Milei. Con preguntas simples basadas en “si o no”, llevó al límite a un candidato libertario que dejó muchas dudas sobre su estabilidad emocional y sobre sus ambiciones para llegar a la máxima magistratura. Milei ocupó la mayor parte de su tiempo disponible para defenderse y transmitió la sensación de que no quiere ser presidente, que padece la campaña, que no le gusta lo que está haciendo, que quiere salir de ese lugar que lo incomoda. El socio de Mauricio Macri se presentó al debate sin ningún tipo de preparación, ni siquiera pudo dominar el escenario en lo que supuestamente es su especialidad: la economía. Lució como un amateur, que fue a ver qué pasaba, dejando serias dudas respecto a si está capacitado para conducir el destino de 47 millones de personas.
Massa hizo prevalecer su claridad desde el inicio en un formato de debate que permitió las interrupciones y el diálogo entre los contendientes a la presidencia.
El actual ministro hizo foco en los cambios de opinión de su rival. Luego de quedar segundo en la primera vuelta con un porcentaje por debajo del 30% de los votos y por influencia directa de su nuevo aliado y jefe de campaña, Mauricio Macri, Milei experimentó un abrupto viraje discursivo hacia el centro, tomando distancia de sus propuestas más polémicas, como la venta de órganos, la libre portación de armas, la eliminación de las ayudas sociales, el arancelamiento de la educación y la salud, entre otras. El libertario perdió el eje de su discurso y su esencia, se siente irreconocible y lo demuestra cada vez que tiene que argumentar sus cambios de postura.
No quiere ser presidente
El Milei histriónico y avasallante que se paseaba por los sets televisivos amigos desapareció para siempre, la irrupción del macrismo en La Libertad Avanza, no solamente tomó por asalto la conformación de un eventual gabinete, sino que también desmanteló el discurso que le permitió al candidato libertario llamar la atención de los jóvenes y un sector de la población invadida por el sentimiento de odio y hartazgo hacia la “casta política”. Eso que Milei supo combatir desde su discurso, hoy le vació de contenido a su espacio. La “casta política” se adueñó de La Libertad Avanza y le marca al candidato a la presidencia lo que debe decir. Por imposición de Mauricio Macri, Milei se tuvo que apropiar forzadamente del discurso de Bullrich. Una acción inentendible desde el punto de vista estratégico, habida cuenta de que la ex ministra de Seguridad macrista fue la gran perdedora de la primera vuelta el pasado 22 de octubre.
En último debate, Milei lució titubeante, por momentos balbuceaba las respuestas. Siempre a la defensiva, padeció enormemente la regla que le impedía tener apuntes. También el formato de los seis minutos. En un pasaje del debate, dio muestras de su amateurismo cuando le consultó a Massa “¿Cuál es la pregunta?” a lo que el candidato de Unión por la Patria le respondió: “ninguna, te di la palabra” y el libertario insólitamente expresó “Ah, gracias. Te la cedo”. El actual ministro se concluyó: “el problema es que cuando uno no tiene nada para decir sobre un tema que no le interesa o no estudio, hace tiempo para rellenar”. Se estaba debatiendo nada más y nada menos que sobre seguridad.
Luego de acorralarlo con preguntas acerca de si ¿va a eliminar los subsidios?, ¿va a dolarizar la economía?, ¿va a privatizar ríos y mares?, ¿va a eliminar el Banco Central?, ¿va a arancelar las universidades?, y ante respuestas totalmente opuestas a lo que venía sosteniendo en su desfile por canales televisivos e incluso la plataforma electoral que presentó La Libertad Avanza ante la Justicia Electoral, con enorme elocuencia y contundencia, Massa le achacó a Milei: “entiendo que hiciste tu carrera en televisión, pero lo que está en juego hoy es el futuro de la Nación. O te contradecías en la base que presentaste a la justicia electoral o en lo que decís esta noche. Estamos ante alguien que miente esta noche o mintió toda la campaña”.
Otro de los momentos incómodos del candidato libertario fue cuando Sergio Massa lo descolocó al revelar que lo echaron del Banco Central por no pasar un test psicotécnico. Un dato que se hizo público en el libro “El loco”, de Juan Luis González, que da a conocer detalles desconocidos del polémico líder de LLA.
El ministro sostuvo que Milei quiere eliminar el Banco Central de la República Argentina por una cuestión de rencor personal y contó que tuvo una pasantía como economista, que fue confirmada en medio del debate por el candidato.
“Contale a la gente por qué no te renovaron la pasantía, contale. Porque entiendo que estás enojado con el Banco Central porque en algún momento te sentiste rechazado, pero no se trata de eso, se trata de ir al abrazo de lo que uno rechaza”, manifestó Massa.
Luego de la pobre performance de Javier Milei, dirigentes del macrismo de paladar negro reconocieron con un inocultable sentimiento de decepción que el libertario perdió el debate con Sergio Massa.
Sillas vacías y un apoyo poco claro
En su análisis del debate, el consultor político ecuatoriano Jaime Durán Barba consideró que la ausencia de los representantes en el recinto fue un factor determinante. “Milei va a la casa de Macri, se reúne con Patricia Bullrich, planifican una estrategia y en el momento del debate no lo acompaña nadie, eso no se hace”, sostuvo el analista.
Remarcó que “si lo están apoyando debería haber una buena cantidad de personas importantes del PRO en el debate”.
Según la apreciación de Durán Barba, al candidato libertario “se lo veía desencajado, no era el Milei entusiasta con la motosierra. A Milei lo abandonó hasta Fátima”.
Por otra parte, sostuvo que Milei y Macri “son extremos simbólicos de absurdos y es muy contradictoria la relación” de esta nueva alianza. “El candidato de La Libertad Avanza va a la casa del líder del grupo que no clasifica para la segunda vuelta y después no están juntos en el debate”, agregó el analista.
El portal de noticias La Política Online reveló que en la previa del debate existió un fuerte cruce entre Milei y Macri. Distintas fuentes periodísticas afirman que el candidato libertario venía acumulando bronca contra Macri por sus promesas incumplidas. El estallido se produjo cuando el economista se enteró que la Cámara Nacional Electoral advirtió a los apoderados de su espacio político que no habían presentado la cantidad de boletas que exige la normativa para afrontar el acto eleccionario del 19 de noviembre. Desde el órgano encargado del control del normal desarrollo de los comicios expresaron que sólo presentaron cien boletas por cada una de las mesas existentes, cuando el número requerido a todos los participantes es de trescientos cincuenta boletas (la cantidad de electores que tiene cada mesa de acuerdo a la distribución del padrón electoral).
El enojo de Milei se debe a que la distribución de las boletas junto a la fiscalización nacional de los comicios son tareas que habían quedado a cargo de Mauricio Macri, cuando Milei selló el pacto con el ex presidente. Macri le habría prometido al libertario el aporte de 15 millones de dólares y una supuesta estructura nacional de fiscalización para el balotaje. Nunca llegaron los fondos y hasta ahora no aparece esa estructura. Mientras tanto, desde las filas libertarias, irresponsablemente, comienzan los desesperados intentos por instalar la idea de fraude.
Por Nicolás Marchiori