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Mauricio, el rehén de Milei

Reconfiguración total del tinglado político. Alianza del peronismo con el radicalismo. Por Jorge Asís

Mauricio, el rehén de Milei

1) Anfetaminas y Valiums

Mauricio, El Ángel Exterminador, teme ser estratégicamente exterminado por Javier Milei, El Panelista de Intratables que le aplica, desde la presidencia, el juego apasionante de las milanesas combinadas con la anfetamina y el Valium.
El mecanismo es simplemente eficaz.
Con la anfetamina lo elogia, con el cuento del reconocimiento lo acelera y al llamarlo afectuosamente “presi” lo conmueve.
En simultáneo lo tranquiliza con el implacable Valium de 40, hasta dormirlo. Hasta que el Ángel tome conciencia culposa recién al despertar con la furia inapelable.
“Me boludea”, confirma Mauricio en el hartazgo de la intimidad.
Es cuando el Ángel se auto percibe con piedad como lo que infortunadamente es. El rehén de Milei.

La ficción altiva de la construcción política

A los 65 años se siente secuestrado como en 1991.
Ahora lo secuestra el admirable estadista improvisado que lo celebra con las milanesas combinadas de Olivos.
Con amplio margen de raciocinio, Mauricio interpreta que el Tercer Gobierno Radical que presidió mantuvo destino de canasto. De mero fracaso solo por haberse quedado a mitad del camino.
Al costado, lo peor, casi en la banquina.
Por no haber implementado el virus real del cambio.
Por haberse conformado con la ternura del gradualismo.
Método que le aconsejaba aplicar Marcos Peña, El Pibe (que era) de Oro. O los verdaderos responsables de la ficción altiva de la construcción política.
Dos “armadores” truncos. Emilio Monzó, El Diseñador, que presidió la Pajarera de los Diputados para después quedarse en el ‘19 afuera.
O Rodolfo Frigerio, El Tapirito, ministro del Interior que le hacía mantenimiento a los gobernadores agasajados con “churrasquitos hervidos”.
En cambio Milei gobierna a los desopilantes cachetazos y alaridos desde un triángulo blindado de poder.
Con la hermana protectora, la señora Karina, La Pastelera del Tarot. Y con Santiago Caputo, El Jaimito, consultor carente de escrúpulos que desprecia al Ángel desde la periferia.
El Jaimito es discípulo superador del Gran Jaime Durán Barba, El Equeco. Es quien le baja la línea dura a Milei para emprender de inmediato la proeza del cambio con concreta frialdad.
El Ángel -igual que La Doctora- en cierto modo aguarda que Milei realice el trabajo sucio que en campaña prometió sistemáticamente hacer.
Es el trabajo sucio que Milei dice que exactamente hace.
Para ser cruelmente francos, El Panelista de Intratables solo se queda en la comodidad de las palabras y le aplica a la sociedad la metodología impiadosa de la cronoterapia.
Para bicicletearla y no cumplir literalmente un pepino.
Nueve meses es la exacta gestación de una vida.
Pero a casi nueve meses Milei ni siquiera cumplió con la extinción represiva del cepo, que continúa tranquilamente inalterable, clausurado con los candados estrictos.
Para el Ángel, Milei entonces debería arriesgarse y cumplir con la receta combinada de la motosierra con la licuadora.
Como lo propuso sin responsabilidad en la campaña, para que la Argentina post/Milei fuera invariablemente más fácil de ser gobernada (cliquear) que la demencialmente inviable Argentina pre/Milei, por culpa de la orgía permanente del déficit.

La fantasía de cogobernar

Por disponer de “otra agenda” menos castrense, Milei se pelea con la vicepresidenta señora Victoria Villarruel, La Cayetana (por Álvarez de Toledo). También se pelea con agresiones extraordinarias con la casi totalidad del periodismo “ensobrado”. O mejor sea dicho con superior rigor, con el periodismo “transferido”, plagado de profesionales que esperan pacientemente que se desinfle el globo, para luego masacrarlo sin contemplaciones.
Mientras soporta el juego de las milanesas combinadas con anfetaminas y Valiums, Mauricio, el Ángel “boludeado”, aspira a la fantasía de cogobernar con Milei.
Significa confirmar que a través de la convivencia espera al menos la concesión de tres ministerios con sus cajas respectivas.
“Macri nos sale unos mangos, es cierto, pero sin su apoyo el gobierno libertario se autodestruye”.
Por elementalidades del protagonismo básico, el Ángel casi exterminado se pelea también con la instrumentada señora Patricia Bullrich, La Montonera del Bien que supone haber cumplido con la legitimidad habitual del garrochazo.
En efecto, cualquier ciudadano que no cumpla siquiera con pagar los impuestos hoy puede deambular lo más pancho por la ciudad sin el riesgo de ser interrumpido por las obturaciones de los piquetes. Consta que la repentina facilidad para el desplazamiento urbano debe reconocerse como mérito.
Pero la Montonera del Bien fue tristemente instrumentada por Mauricio para exterminar las ambiciones oportunamente trascendentes de Horacio Rodríguez Larreta, Geniol.
Ya fuera del juego, exterminado y fulminado por La Montonera del Bien en la inutilidad de las PASO, es posible que Geniol planifique anexarse en la alianza en camino que se cocina con lentitud en la reconfiguración total del mapa político concebido para la Argentina post/Milei.
Se trata de la alianza surreal entre los radicales y los peronistas, esbozada en “Efectos tardíos del abrazo Perón-Balbín”, cliquear. El acercamiento casi milagroso de los dos movimientos populares del Siglo Veinte que fueron arrasados sin perplejidad por el Fenómeno Milei desde el canal perverso de América y del muy eficaz de La Nación+ que conduce Juan Cruz, el paraguayo reconocido como El Lobo de los Medios.

La Provincia del Pecado

Al cierre del despacho, para no sentirse retrasada, La Doctora decide pelearlo al simpático senador Mayans por el eventual porcentaje de “peronismo en sangre” de La Cayetana, a quien desde la banca de la Pajarera el formoseño seductor le tiró onda para evocar la metáfora tierna del “Jamoncito”.
Ante semejante estética de conflictos nadie queda para impresionarse por la inflexibilidad del enfrentamiento entre el gobernador Axel Kicillof, El Gótico, con el diputado Máximo, En el Nombre del Hijo, titular de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora, organismo infinitamente más sustancial que la presidencia del Partido Justicialista de la Provincia del Pecado.