El hecho, que ocurrió en la provincia de Chaco, quedó registrado por las cámaras de seguridad. La empleada contó que practica “kick boxing” y que, de esta manera, pudo lograr salvarse.
Tras el intento de asalto en un kiosco de Resistencia, en Chaco, que culminó con una de las empleadaspegándole más de 10 trompadas al delincuente que intentó robarle, se conoció el relato de la joven en primera persona.
El hecho ocurrió en la madrugada de este miércoles cuando un “trapito” de la zona ingresó al local y pidió una botella de agua. En cuanto Yanela Cáceres -la víctima- abrió la ventana de la reja que los separaba para entregársela, el hombre trató de robarle un paquete de cigarrillos. En ese instante, la chica comenzó a golpearlo.
Cáceres, que comentó que le pareció ya haber atendido a la misma persona en otra ocasión, relató en diálogo con Diario Chaco:“Primero me pregunta sobre un cigarrillo suelto, nosotros no vendemos más así, entonces le digo eso y me pregunta si le puedo convidar agua”.
En el momento en que ella va a buscar la botella de agua, aclaró que cerró la ventana porque ya conoce “las mañas” y que “cuando uno se descuida entran”. Sin embargo, el delincuente lo intentó unos segundos más tarde.
“Lo que me pareció raro es que sabía que tenía atrás para cargar el agua, ya tenía todo pensado cómo se podía robar. Donde él quiso entrar, está la caja y seguro quiso sacar todo de ahí, y también me logró agarrar los cables que estaban ahí en la computadora, algo se quería llevar”, contó la kiosquera.
La empleada, que aseguró que hace solo seis meses que trabaja en el local, dijo que, a pesar de que algunas personas ya intentaron irse sin pagar, fue la primera vez que vivió algo similar.
Con respecto a la manera en la que evitó el robo, Cáceres admitió que “reaccionó” así porque es “peleadora de kick boxing” y que, pese a la situación vivida, no tiene miedo. “Me quiere tocar la cara y reacciono como se ve en el video”, sumó.
Por otra parte, la dueña del local indicó que la chica “quedó alterada y tuvo un poco de sangrado en las manos, pero más que eso no”. “Gracias a Dios no se llevó nada”, concluyó.