Fracasos fundacionales que facilitan naufragios
Milei también tiene derecho al fracaso Setenta días después, la irónica profecía puede constatarse. La presidencia de Javier Milei conduce sin escalas al próximo desperdicio nacional.
Al choque reiterado de la calesita. El colapso libertario entonces se sospecha. Se espera. Se percibe. Son las vísperas del probablemente definitivo desencanto institucional.
El amateurismo oscilante del “equipo de Milei” es apenas superado por la astucia colectiva para simular la improvisación. Las efectivas consignas iniciales de campaña resultaron al final insuficientes. Motivaron la inmediata adhesión de gran parte de la sociedad penosamente harta de los desaciertos que signaron los ciclos precedentes.
Fracasos fundacionales que facilitaron el abordaje hacia la presidencia del carismático panelista que se las ingenió para confundir la redituable penetración en el rating televisivo con los atributos del ser naturalmente dotado para el ejercicio del poder. Otra lacerante decepción.
En poco menos de un mes conmueve confirmar que la presidencia de Milei también puede -en efecto- naufragar
Por Jorge Asís