Pacto de Mayo en Julio
“(…) Qué hacer.
Qué hacer, hermano,
debajo de la lluvia,
debajo del cemento
donde un perro agoniza.
Debajo del gobierno.
Inerme y ciudadano,
yugando bajo el peso
de sus grandes mentiras.
Qué hacer, hermano,
lacerado de afiches
donde la coca cola
se mata de la risa;
hay que encontrar la forma
de dárselas con todo,
porque a mí no me arreglan
ya con otra aspirina.
Pero qué hacer, hermano,
debajo de la lluvia,
como un desopilante
inspector de cornisas.
Yo peatón,
culpable de ser la muchedumbre,
yo, mismísima culpa,
no compro más tranvías.
Digo no.
No y a muerte.
No redondo y en seco.
Y para todo el viaje
digo un no cañonazo.
Un no en la plena jeta
del mercader de patria.
No mientras yo no tenga
las 33 de mano (…)”
Armando Tejada Gómez
Fragmento de su poema “Peatón diga NO”
A vuelo de pájaro, parecería un tanto sobredimensionado por el oficialismo considerar que el último Día de la Independencia – donde el presidente leyó tartamudeando y de furcio en furcio una proclama grandilocuente ante una audiencia desganada y congelada hasta los huesos -, se haya inaugurado en Tucumán una etapa refundacional de la Argentina.
Sin ir más lejos, el bloque encabezado por Miguel Ángel Pichetto avisó que, a pesar de que están “consustanciados” con algunos de los diez puntos que presentó el Gobierno, esos objetivos “no se alcanzan con una foto o la firma de un papel”, y – por ende – no asistieron a la ceremonia en cuestión. “Festejamos la independencia manteniendo la independencia”, advirtieron.
Otro gesto que traerá cola fue el de Victoria Villarruel, en su persistente plan para diferenciarse de Javier Milei: lo dejó plantado en la firma del Pacto de Mayo con la excusa de una gripe fuerte, que mágicamente se le pasó en menos de doce horas y le permitió protagonizar el desfile militar en la gélida Buenos Aires. Allegados a la Vicepresidenta dejaron trascender que Villarruel no viajó a Tucumán porque no comparte “el maltrato” del Presidente a los gobernadores. Se ahorró además el destrato que sufrió Mauricio Macri, en una coreografía armada por su enemiga interna, Karina Milei, que no tuvo inconvenientes en estampar su firma en el acuerdo, pese a que nadie la votó.
Cierto es que Milei no está necesariamente en su peor momento. De hecho, en esa conmemoración de una de las más importantes gestas patrias de nuestro país, 18 de 24 gobernadores – todos vestiditos de negro por mandato oficial – económicamente asfixiados por el Ejecutivo Nacional, agacharon la cabeza y fueron a limosnear al Jardín de la República.
A continuación, punto por punto, los términos del acuerdo que avalaron:
1 – La inviolabilidad de la propiedad privada (!)
2 – El equilibrio fiscal innegociable.
3 – La reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25% del Producto Bruto Interno (!)
4 – Una educación inicial, primaria y secundaria útil y moderna, con alfabetización plena y sin abandono escolar.
5 – Una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos y promueva el comercio.
6 – La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para poner fin al modelo extorsivo actual que padecen las provincias.
7 – El compromiso de las provincias argentinas de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país (!)
8 – Una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal (!)
9 – Una reforma previsional que le dé sostenibilidad al sistema y respete a quienes aportaron.
10 – La apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser protagonista del mercado global (!)
Esa era la foto que exigía el FMI: La entrega llave en mano del país al capital financiero trasnacional. Aunque la entidad financiera continúa sin fiarse plenamente de las improvisaciones y vaivenes de la gestión de La Libertad Avanza.
Si la escena descripta hubiera transcurrido en el Siglo XIX, contexto de nuestras Guerras de Independencia, los mandatarios provinciales hubieran sido considerados por nuestros patriotas Traidores de Lesa Patria, y condenados a ser fusilados por la espalda, de madrugada, sin derecho a expresar ni su última voluntad.
Aunque el más consciente de los firmantes haya considerado que lo que suscribieron tarde o temprano será desconocido y nuevamente reformado por las fuerzas populares organizadas, aquel parecería ser el veredicto que merecen.
Con semejante respaldo institucional de “la casta”, el Primer Mandatario va cumpliendo con una de sus principales promesas de campaña: Bajar la inflación merced a planchar el consumo (si “para muestra basta un botón”, digamos, por ejemplo, que acaba de cerrar la planta de Canale en Mendoza despidiendo a todos sus empleados, después de permanecer 80 años en el mercado), a lo que ahora suma su maltrecha Ley Bases y su escuálido Pacto de Mayo, celebrado con dos meses de retraso.
¿Significa todo eso que ya cuenta con licencia social para dar por tierra con un siglo de conquista de derechos?
Si el pueblo va tomando debida nota de lo que puede esperar de la clase política venal y rentista que nos trajo hasta esta encrucijada, no parece inexorable. Es más, en la medida en que el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) requiere de su aprobación en cada provincia… veremos cómo les va a los gobernadores cuando deban enfrentarse a las numerosas asambleas ambientales en lucha.
Lo único flagrante es que gran parte de sus votantes aún aprieta los dientes aferrada a la idea de que el hombre no oculta sus planes y los viene llevando a cabo, entendiendo que – por ende – a mediano plazo pudiera haber alguna luz al final del túnel. A ello se suma la morosidad con que la oposición define acuerdos para recomponer su centro de gravedad y plantar cara al genocidio social en curso. Podría decirse que esas son las dos variables que condicionan este momento de empate pírrico entre un “quiero” que dista de convertirse en definitivo, y un “no puedo” que se dilata riesgosamente. Mientras tanto, un grupo de más de 400 médicos de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) le envió una carta al Gobierno nacional para denunciar el aumento del hambre infantil en todo el país y criticar la falta de políticas en materia alimentaria. En el texto se señala que el Ejecutivo impide el acceso de miles de niñas, niños y adolescentes a una “alimentación básica imprescindible para su normal crecimiento y desarrollo”.
Hasta que esa ecuación se resuelva, habrá que seguir digiriendo bocados amargos, como la parada militar que facilitó la salida al sol de unos cuantos ex represores – como lo denunciaron los ex combatientes de Malvinas -, y una caravana de Falcons (máximo símbolo de la represión ilegal si los hay) encabezados por los protagonistas de la fórmula anarco liberal asumida hace siete meses, ostentando su poderío circunstancial a bordo de un tanque de guerra.
Ratificando el estrecho vínculo entre causa y consecuencia de la orientación oficial, poco antes del infame pacto en cuestión, la empresa forestal Arauco, junto a las fuerzas represivas del gobierno provincial, desalojaron violenta e ilegalmente a tres familias campesinas en Wanda, Misiones, ingresando con camionetas y la infantería, llevándose detenidas a 5 personas, golpeándolas, reprimiéndolas con gases, y dejando a sus hijxs a la deriva, acción que busca instaurar el miedo en la población para acallar las voces que enfrentan al extractivismo. En el mismo sentido, al cabo del último fin de semana largo, se procedió al allanamiento de numerosos locales ubicados en el sur bonaerense pertenecientes al movimiento piquetero, lo cual incluyó la detención del dirigente social Osvaldo Vázquez, militante del MTR (histórico), mientras aún permanecen procesadxs y con prisión preventiva Patricia Daniela Calarco Arredondo y Roberto de la Cruz Gómez, presos de la Ley Bases.
En tanto, la conclusión del mercado sobre el plan económico en marcha es que “se acabó lo que se daba”. En efecto, sus principales exponentes dudan sobre los últimos anuncios para el BCRA, y siguen con suma preocupación la evolución del dólar y la inflación.
Ante este panorama general, a 30 años de la Marcha Federal, realizada en 1994 contra las políticas neoliberales llevadas a cabo por ese menemismo que hoy tanto reivindica nuestro Presidente, y encabezada por dirigentes sindicales como Hugo Moyano, Víctor De Genaro y el “Perro” Santillán, no cabe duda alguna de que, fiel a esa tradición – y muy a pesar de una dirigencia excesivamente condescendiente -, el movimiento obrero organizado sabrá levantar cabeza y encabezar este nuevo ciclo de luchas que indudablemente sepultará al protocolo represivo vigente,y más temprano que tarde al vano intento de convertir a nuestro país en una maquiladora del Norte Global.
A propósito de ello, desde perspectivas confluyentes, en los últimos días han circulado algunas opiniones sumamente interpeladoras, de las que vale la pena rescatar al menos un par, para contribuir a reflexionar en profundidad sobre el momento que atravesamos.
La primera de ellas pertenece al analista político Marcelo Brignoni y fue publicada por La Tecl@ Eñe: “América Latina debe dejar de mirarse en el ‘espejo europeo’. El progresismo de neoliberales de pretensión ecológica y multicultural no es una opción a considerar en nuestros países para el triunfo de gobiernos populares. El viejo populismo latinoamericano de Perón, Cárdenas y Vargas es mucho más importante en nuestra historia y presente. El progresismo euro centrista ha castrado el potencial transformador del populismo latinoamericano. Mientras el populismo surgió cuando ya existían las condiciones para sustituir a la oligarquía terrateniente por la burguesía industrial y una nueva clase obrera que impulsara el régimen de acumulación por sustitución de importaciones, el progresismo emerge como ‘delegación’ cuando se ha iniciado el declive del régimen neoliberal global, pero aún, no se ha debilitado el poder del capital financiero y corporativo con base en el hemisferio norte, ni se vislumbra su sustitución por otro sector. Esto lleva a una incapacidad del progresismo para impulsar cambios estructurales. Esto es lo que padecen los sectores populares europeos y lo que debemos evitar en América Latina.
Nuestra historia, nuestras ideas y nuestras tradiciones son las que nos sacaran de este laberinto, no la admiración absurda de lo que sucede en Europa, que de elogiable no tiene nada.
El Nacionalismo Popular sigue siendo nuestra llave. Lo otro es una moda oportunista colonial”.
La segunda opinión corresponde al dirigente del Movimiento Peronista Auténtico José Rey y fue publicada por el diario El Argentino: “¿Qué debe hacer el peronismo ante ese escenario? ¿Cuál es la Ley Bases del Justicialismo? El peronismo debe proponer con absoluta contundencia que no han de pasar ni 24 horas antes de que esa acta de capitulación que significan el DNU de Milei y su ley ‘Bases’ sean urgentemente derogados y reemplazados por un DNU del Pueblo y una ley de Bases profundamente Humana y Justicialista que recupere nuestras tradiciones históricas y ponga a la Argentina a la par de las naciones más avanzadas a nivel mundial, tal como nuestro potencial humano, adquirido y natural lo enseñan. Un programa transformador, atrevido, que aborde puntos clave de reformas profundas, hondamente populares, de irrenunciable defensa de la soberanía nacional y con una mirada ambiciosa para nuestra patria: la urgente reforma de la ley de entidades financieras; la reforma de la ley de inversiones extranjeras que permite que el CIADI juzgue a nuestro país; una profunda reforma tributaria que grave a los más ricos; un programa de Marcha al Campo (ley que hemos presentado en el Congreso en 2020 desde el Movimiento Peronista Auténtico), que aborde la desocupación estructural en sectores rurales y de los conurbanos para revertir la migración rural-urbana y sirva como palanca del desarrollo agropecuario, reforma de nuestra geografía económica, dinamismo del sector rural, consolidación de nuevos chacareros y aprovechamiento de tierras fiscales ociosas para la creación de unidades asociativas de producción que saque a millones del desempleo y la miseria; una política de transporte federal y reconstrucción del entramado ferroviario y transporte multimodal; la defensa de nuestros puertos y ríos, como el dragado del Canal Magdalena y la gestión pública del Paraná; la jerarquización y engrandecimiento de nuestras Fuerzas Armadas; el abordaje integral de una política contra la delincuencia que defienda prioritariamente a los trabajadores; una política minera con participación del Estado en su gerenciamiento y ganancias, entre otros puntos que consideramos esenciales”.
Cualquiera sea la conclusión a que ambos aportes conduzca, a la hora de despejar el oscuro horizonte que enfrentamos, una vez más parece conveniente revisar nuestro riquísimo patrimonio de experiencia popular, antes que anhelar que los vientos de cambio que puedan soplar en otras latitudes nos ayuden a remontar los sueños pendientes. –
Por Jorge Falcone-La Gomera de David