“Y no estaba muerto… estaba de parranda”.
“¿De verdad existía un pueblo ofendido en su sentimiento de soberanía? ¿Y si la palabra soberanía carece de significado para un vasto sector de los habitantes de este país? ¿De verdad existe un pueblo que condena la represión a los jubilados, la estafa a los discapacitados y los negocios con el narco? ¿Existe una instancia de lo social que sea nombrable como pueblo?
Sin duda hay una parte del pueblo muy considerable que sigue siendo popular. Pero la parte no es la totalidad. No existe del otro lado un destinatario que sea Uno y que se lo pueda tratar como si no estuviera fragmentado por los distintos dispositivos que nunca interrumpen su producción de subjetividades radicalmente dominadas por un sentido de supervivencia que disuelve todo sentido de solidaridad, o que se ha contagiado del odio y la crueldad contra los que un día fueron representantes de lo popular”.
Jorge Alemán
Psicoanalista lacaniano y escritor argentino residente en España.
Culminando el mes de octubre, Nuestra América se vio conmocionada por uno de los hechos más estremecedores de los últimos tiempos, que semeja la concreción de la perversa ironía de eliminar la pobreza eliminando a los pobres. Aquí no obsta que el blanco final haya incluido jóvenes ligados al narcotráfico. Aún escudado tras una máscara seudoprogresista, el poder confirma que el mundo en que vivimos no alcanza para todxs.
Se trató de la operación policial más sangrienta que haya registrado en el área metropolitana de Río de Janeiro el Grupo de Estudio de Nuevas Ilegalidades de la Universidad Federal Fluminense (Geni/UFF) desde 1990.
Al menos 121 personas murieron y 113 fueron detenidas, según cifras oficiales de la Policía Civil y Militar de dicha ciudad, que llevó a cabo la operación contra la facción Comando Vermelho en los complejos Alemão y Penha, en la capital carioca.
Sin desconocer la afligente expansión del negocio de la droga en las barriadas populares de nuestro continente, preferimos ampliar la mira de nuestro análisis planteando que atravesamos una fase del capitalismo menos preocupada por distribuir sus excedentes o contar con el histórico “ejército de recambio”, que por exterminar al que supuestamente sobra.
En tanto, contra toda previsión, para la militancia rebelde de Argentina la más reciente satisfacción electoral ha sido la victoria de Catherine Connolly como nueva presidenta de Irlanda.
Con el vértigo que la realidad nacional viene imprimiéndole a la vida de nuestrxs compatriotas, descontamos que el lector o lectora ya habrá accedido a incontables conjeturas respecto a las razones que contribuyeron a configurar el cuadro de situación que acaban de inaugurar las elecciones intermedias en este país. Vale decir, la dilución circunstancial de la ilusión de algunos sectores dispuestos a alentar un juicio político al presidente y su respectiva destitución, y la consolidación de la noción de que es bastante probable que - con la genero$a ayuda de sus amigos del Norte - el hombre consiga concluir su mandato sin mayores sobresaltos.
Lo que compartiremos al respecto es un sucinto repaso de carácter multicausal.
Historizando la coyuntura, y para aportar algo de racionalidad a la desazón de tantxs opositorxs que, como nosotros, daban por hecho que sobraban razones para un fracaso electoral del oficialismo, vale la pena refrescar que la derrota - global y local - del proyecto revolucionario (esto es, de una utopía anticapitalista capaz de inaugurar un orden más humano), desde la última década del siglo pasado y hasta nuevo aviso, viene obturando horizontes de cambio radical.
En consecuencia, la temida sentencia acerca de que “es más fácil concebir el fin del mundo que el fin del capitalismo” parece haber hecho carne en muchas izquierdas que sufrieron una deriva meramente testimonial.
Sin embargo, allí donde huelgan las ideas políticas, a menudo el arte popular se ocupa de cubrir dicha vacancia. Siguiendo la premisa del científico que en la primera entrega de la saga Jurassic Park afirma que “la vida se abre camino”, en el Siglo XXI parecería que al viejo símbolo guevarista de la Revolución lo viene sustituyendo otro de corte más anarquista pero no menos desafiante: El de la bandera pirata del Capitán Luffy en la serie de animé One Piece, devenida emblema rebelde de la Generación Z. Los tiempos cambian, también las marcas de época.
En Argentina, el rediseño a sangre y fuego del país perpetrado por el último gobierno de facto determinó que semejante escarmiento imprimiera en la dirigencia política local un posibilismo galopante que, aún con alternancia de gestiones de neto corte neoliberal matizadas por otras más bien neodesarrollistas, si en algo hizo causa común - considerando lo fáctico por encima de lo discursivo - fue en no cuestionar ni mucho menos modificar una matriz productiva extractivista y agroexportadora de acumulación por desposesión.
En ese marco, y mejor lectora que las izquierdas de los nuevos paradigmas del siglo en curso, de un tiempo a esta parte la derecha supo envasar en un discurso disruptivo una programática a todas luces conservadora.
La mora en la refundación de una oposición efectiva, con epicentro en la crisis de un peronismo sin programa ni liderazgo claros - recuérdese que la última referencia que garantizó un voto cautivo hoy se halla condenada y en cautiverio - habilitó la emergencia y entronización de “un servidor de pasado en copa nueva”.
De este modo, muchxs electorxs sucumbieron al chantaje de Washington, cuya eficacia consistió en instalar la idea de que sin la ayuda del Tesoro Estadounidense Argentina sufriría un colapso financiero.
Otro factor concurrente consistió en que, ante una sociedad sumamente heterogeneizada, fundamentalmente a causa de las múltiples transformaciones que ha impuesto al mundo del trabajo este capitalismo de plataformas, gran parte de la gente que solo canaliza sus expectativas de continuidad o cambio mediante el voto, reconoce un par de logros de la gestión actual, como lo son un relativo control inflacionario - que, pese a basarse en planchar el consumo, genera cierta previsibilidad en la microeconomía familiar -, y una severa contención de la protesta social. A esto último se suma que, en la causa de la seguridad también se juega que el o la trabajador/a precarizadxs prefieren seguir ganando mal a ser asesinadxs en la parada del colectivo.
Ampliando sobre el particular, diremos que luego de la publicación de los fragmentos más significativos del Plan de Inteligencia Nacional 2025, cinco destacados especialistas en materia de seguimiento y control del espionaje estatal aportaron sus miradas críticas a través de la Revista Crisis. El jurista Alberto Binder, presidente del Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia (ILSED), centró su lectura en la reaparición del “infraestado mafioso”. El analista Juan Gabriel Tokatlian junto al ex canciller Rafael Bielsa examinaron con lupa “la dimensión internacional del PIN”. Mientras lxs integrantes del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Paula Litvachky y Manuel Tufró, pusieron la lupa en las violaciones de derechos que nos ubican en un estado de “libertad vigilada”.
Aún así, el voto plebeyo que oportunamente supo conquistar La Libertad Avanza viró hacia sectores de mayor poder económico que, como se ha analizado en varios medios, asemejan dicha fuerza, más que a su perfil de origen, a la composición de la masa crítica adherente al viejo PRO.
Como ya es de dominio público, según datos oficiales la asistencia a las urnas fue del 67,85%, uno de los valores más bajos a nivel nacional desde el retorno de la democracia. El ausentismo alcanzó el 34% en promedio en el país. De este modo, sobre los 35.987.634 inscriptxs en el padrón, se puede concluir que aproximadamente 11.570.024 personas decidieron no votar, dato insoslayable si los hay, porque da cuenta de que un altísimo porcentaje del electorado no se siente interpelado por el tecnofeudalismo libertariano ni por el keynesianismo peronista.
En un interesante artículo publicado por la plataforma Panóptico Cultural se afirma que “las recientes elecciones no solo definen bancas, sino el pulso emocional de una sociedad agotada. No estamos frente a una ‘apatía política’, sino ante una fatiga afectiva que atraviesa cuerpos y vínculos. Cuando el deseo se apaga, los mentirosos ganan: prometen abrigo en un presente que dejó de ofrecer sentido”.
Recapitulando, no vamos a borrar con el codo lo que escribimos con la mano: Javier Gerardo Milei encabeza un gobierno antinacional y depredador, que no merecía ser ratificado en las urnas. Pero también es cierto que el contundente resultado de la elección del 7/9/2025 fue el gran acicate para que un gorilismo aletargado - que, cuando no existe una clara opción transformadora, tracciona tras de sí a buena parte de la clase media - en esta ocasión reaccionara contra la posibilidad de que el peronismo volviera a imponerse a nivel parlamentario nacional.
Preocupa entonces la puesta “en piloto automático” de la fuerza que surgiera a la vida pública el 17 de octubre de 1945, cuyas consignas se han ido degradando notablemente desde la épica opción entre “liberación o dependencia” (1973) y “hay que frenar a Milei” (2025)
De resultas de lo cual, el último escrutinio difumina la imagen presidenciable del gobernador bonaerense, tanto como perfila la de la Ministra de Seguridad, ampliamente triunfadora en CABA.
Ello ha reavivado sin disimulo la feroz interna entre Cristina y Kiciloff, con motivo del desdoblamiento de los comicios bonaerenses, dado que, ante sus seguidores, la Presidenta del PJ se posiciona como "la voz de la experiencia", y señala al gobernador como un irresponsable. Es más, el baile de ella en el balcón de San José 1111, conteste de un resultado electoral perdidoso, siembra dudas acerca de si está dedicado al Primer Mandatario o a su contendiente interno.
Así y todo, correspondería no olvidar que el peronismo nunca se ha limitado a su correlato institucional, sino que también abarca la insoslayable identidad cultural de gran parte de nuestro pueblo.
En su patrimonio histórico, por ejemplo, se dan cita Enrique Santos Discépolo, Hugo del Carril, Leopoldo Marechal, Leonardo Favio, Aurora Venturini, Héctor Germán Oesterheld, Azucena Villaflor de De Vincenzi, Rodolfo Walsh, Diego Armando Maradona, y el Papa Francisco, aunque todxs sabemos que siguen las firmas ilustres.
Y en la nueva etapa que se abre en nuestro país, signada por un gobierno nítidamente ejercido desde la Casa Blanca, no debe soslayarse la continuidad histórica entre La Libertad Avanza y aquella "Marcha de la Libertad" organizada en 1955 como símbolo de la "Revolución Libertadora" que derrocó al gobierno peronista, única experiencia hasta la fecha que, durante su primer mandato, empoderó realmente a la clase trabajadora y puso contra las cuerdas a la oligarquía local. La citada marcha constituyó un evento clave asociado al golpe de estado de septiembre de 1955, que se autoerigió en un movimiento para restaurar la democracia.
Aunque tanto en aquel caso como en la identidad de la administración actual se invocó e invoca la causa de la libertad, el primer evento acompañó un golpe militar con consecuencias funestas como el bombardeo de la Plaza de Mayo, que causó numerosas víctimas civiles, factor disciplinador que - merced a los efectos residuales de la lobotomía social perpetrada entre 1976 y 1983 - la gestión Milei no requiere.
Consideraciones, todas estas, referidas a votantes adultos, ya que para los nativos digitales Perón queda tan lejos como Napoleón, y su voto a lo sumo impugnó al gobierno de Fernández - Fernández.
No parece descabellado, en consecuencia, considerar que un futuro próspero para nuestro país dependerá del imprescindible entendimiento entre lo mejor de la tradición marxista y la del nacionalismo revolucionario.
De momento, el oficialismo va recomponiendo su cepo parlamentario de un tercio, capaz de permitirle una gobernabilidad por DNU y vetos, haciéndose acreedor al apoyo ya desembozado del establishment global y local.
Visto que Donald Trump no podía perder su control sobre el Cono Sur, y considerando que aquí a ese ajedrez ya no lo cranea ni Javier Mileini su hermana, todo indica que de ahora en más el presidente argentino saldrá del laberinto por arriba, asimilando el fallido intento “tercerista” de Provincias Unidas para poner en práctica las reformas que le imponen los gringos, aunque no sin incremento de la conflictividad social.
De hecho, tras haber adherido al Consejo de Mayo, la dirigencia cegetista venía visualizando dos posturas encontradas dentro del Gobierno, con un ala negociadora dispuesta a buscar acuerdos para la nueva reforma laboral, y otra fracción radicalizada, que está dispuesta a avanzar con cambios que ya intentaron hacer con el DNU 70 y que pondrán en jaque al sindicalismo.
Habrá que ver de qué se disfrazan “los gordos” ahora que el supuesto dialoguista Guillermo Francos eyectó del gobierno siendo reemplazado por el ascendente Manuel Adorni, pocas horas después de reunirse con los gobernadores.
El portazo de Francos dejó trascender su fastidio ante "persistentes trascendidos sobre modificaciones en el Gabinete" generados por Santiago Caputo a distintos sectores de Casa Rosada, incluidos los funcionarios más allegados a Karina Milei.
El ministro argumentaba precisamente que tanto él como el jefe de Gabinete habían sido borrados de la foto oficial y que el asesor presidencial ejecutaba una activa instalación mediática de la salida de los dos funcionarios desde antes de las elecciones de octubre. En simultáneo, advertían que Caputo hacia oír en los distritos que el consolidaría un superministerio con potestades de obras públicas y capacidad de negociación directa - es decir, pasando por encima de las firmas de Catalán y Francos - con las provincias.
De este modo, muy a pesar del pulmotor suministrado por los yankis, el gabinete nacional continúa drenando funcionarios.
Completando nuestro análisis, el economista de izquierda Julio Gambina señala que “se trata de estudiar y comprender el momento del capitalismo local, los cambios estructurales gestados en medio siglo de reestructuración reaccionaria, que ahora pretenderán consolidarse con regresivas reformas laborales, previsionales y tributarias. Todo impacta en la subjetividad y la conciencia social.
Por todo lo que acontece existe algarabía de los ‘mercados’, inversores especulativos que hacen bajar las cotizaciones de las divisas, que hasta ayer especulaban contra la moneda local; baja el riesgo país y suben los títulos y acciones en la expectativa de inversiones hasta ahora esquivas. Habrá que ver si el horizonte esperado por la clase dominante desde hace tiempo se materializa. Mientras, la resistencia se hará presente todos los miércoles de las jubiladas y los jubilados, junto a la diversidad de reclamos salariales, por la educación y la salud, contra el saqueo y por tanta insatisfacción de irresueltas necesidades sociales”.
Tal vez la taba comience a darse vuelta con la profundización de las contradicciones en el Norte Global y particularmente en EEUU, pre condición objetiva para las insurrecciones del sur, incluido nuestro país. Lo cual probablemente aliente procesos de "segunda independencia", no exentos de guerras internacionales y civiles, ya que, como reza la voz popular, “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo soporte”. –
Por Jorge Falcone-La Gomera de David

