El Presidente busca impedir que Telecom se quede con Telefónica y dispara con munición K contra el multimedio
Justo cuando los tribunales de los Estados Unidos y de la Argentina empiezan a hundir el bisturí en la investigación para esclarecer el papel que jugó el presidente Javier Milei en el lanzamiento de la memecoin $LIBRA, el oficialismo pone primera para desviar la atención hacia uno de los temas predilectos de los gobiernos en apuros: el periodismo.
Fue una semana pródiga en ese sentido, con simpáticos fuegos artificiales de Manuel Adorni, que sacó de su galera desde el “botón muteador” (para silenciar en sus conferencias de prensa a los periodistas más parlanchines) hasta anunciar una selección por parte del público, casi al estilo Gran Hermano, de qué representantes de la prensa deberían participar en las sesiones organizadas por el vocero presidencial en la Casa Rosada, trucos certeros, más que realidades concretas, más que nada para repercutir en las redes sociales y en los medios tradicionales, algo que logró con creces. Pero el Presidente no exhibió el mismo humor que Adorni, enojado porque en la prensa y en el mundo virtual obtuvo más eco que su discurso en el Congreso su minialtercado al paso con Facundo Manes, que maximizó su patotero asesor Santiago Caputo con sus palmaditas en la cara y en el pecho del diputado radical.
Con el cerrojo audiovisual dispuesto para que en la inauguración de las sesiones ordinarias el protagonismo televisivo del Presidente fuera excluyente, solo bastaba que hubiese ignorado las gesticulaciones y los dichos de Manes para que ese episodio se extinguiera por sí solo. Pero el radical supo provocar las fibras más pendencieras del mandatario (y de su estelar colaborador) y fue suficiente para que hiciera saltar la banca.
La bronca presidencial disparó contra todo el periodismo, pero reparó particularmente en un medio. Solo faltó que se preguntase en voz alta y públicamente: “¿Qué te pasa, Clarín?”, y se contestase a sí mismo, deformando la “s” hasta hacerla sonar como “sh”: “¿Estás nerviosho?”, para que, insólitamente, en Milei se reencarnase redivivo el espíritu del expresidente Néstor Kirchner.
Fue en ocasión de objetar muy severamente, y con la peor de sus ondas, la compra por parte de Telecom (que en un 40% pertenece a Cablevisión, parte del mayor holding de comunicación de la Argentina) de Telefónica Argentina, en el proceso de desinversión que viene llevando a cabo en la región por sus malos resultados con el fin de replegarse hacia mercados más redituables.
Sorprendió cómo Milei se fue por el túnel del tiempo para mimetizarse, en modos y contenidos, para apuntar al mismo enemigo público N° 1 del cristinismo más radicalizado. Hasta no se privó de hacer suyo el viejo eslogan K “Clarín miente”.
No fue, como lo viene haciendo desde que asumió, un ataque fugaz que se diluye entre muchos otros que suele formular cada vez más seguido contra periodistas y medios de comunicación en general. Esta vez la acusación tomó más cuerpo y terminó de darle mayor entidad al fijar su posteo en la red social X, propiedad de su repentino amigo íntimo Elon Musk. Solo hasta ayer ya tenía 2.400.000 visualizaciones. Allí afirma, refiriéndose al multimedio que este año, como el peronismo, cumplirá 80 años, que “no paran de hostigar con mentiras al Gobierno simplemente porque dijimos que íbamos a defender a los argentinos del abuso de la posición dominante que el Grupo quiere tener en el mundo de las telecomunicaciones”.
Hasta se remontó, tergiversando la memoria, a los tiempos de la pesificación de Eduardo Duhalde, post 2001. “Están acostumbrados a actuar así. Presionan y operan a los gobiernos para obtener beneficios”, agregó, y a Víctor Hugo Morales se le piantó un lagrimón. “Se animó a meterse con el grupo mafia”, dijo al micrófono con cierta emoción. Recordemos que el relator de fútbol pasó de un rabioso antikirchnerismo a ser su soldado más leal en cuanto aquel régimen viró sus más que buenas relaciones con Clarín a pésimas. “Hoy quieren quedarse con el 70% de las telecomunicaciones argentinas”, advierte Milei, y el animador charrúa está con ganas de aplaudir. Algo que sí hacen, sin complejos, los cortesanos del poder @FranFijap (“el diario del Estado no será monopolio”) y el funcionario Juan Doe (“está perfecto evitar que puedan usar esa posición dominante”). En cambio, Jorge M, investigador en el Conicet y en la Universidad Nacional de Hurlingham, apela al sentido común: “Presidente, estos tuits largos contra Clarín explicando detalles que a la gente común no nos importan son lo mismo que las cadenas en TV de CFK. Recuerde que los argentinos lo votamos porque nos cansamos de eso”.
¿Y si alguna de las investigaciones judiciales en curso sobre los turbios negocios de ciertas criptomonedas dejara en el incómodo lugar de “ensobrado” al Presidente? Sería una terrible paradoja.

Por Pablo Sirvén-La Nación