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Milei y Caputo, dígannos cuántos millones de argentinos sobramos

“El plan tiene un eje ordenador: hacer que los inversores especulativos sean los principales beneficiarios de la economía argentina. Que ganen mucho dinero porque de lo contrario pueden ser muy malos”, sostiene el autor. Tres hechos de los últimos días suman esperanza al drama nacional.

Argentina, 1973: Juan, operario de matricería de la fábrica Citroën trabaja en el turno tarde y se retira a las 22 hs. Para llegar a su casa tiene dos caminos posibles, o atraviesa la villa de emergencia que significan unas 8 cuadras caminando; o la rodea, que son alrededor de 15 cuadras. Como era el estilo de la época, cobra su quincena en efectivo, y sale con el dinero en el bolsillo a las 22 hs. Elije siempre el camino que atraviesa la villa y nunca le pasó nada. ¿Alguien haría eso hoy?

En ese mismo año, el ingeniero Guido Di Tella, economista e industrial, dio una conferencia en la Facultad de Economía de la UCA. Entre otros conceptos afirmó que la culpa de la desocupación era del sector privado que no conseguía absorber a toda la mano de obra que el país ofrecía. Y que, por lo tanto, como no se puede echar del país a los millones de personas “sobrantes”, la responsabilidad quedaba en manos del Estado. La desocupación de esa época era de alrededor del 3%.

Recordemos que Guido Di Tella abogaba también en ese tiempo, por un sistema bancario totalmente argentino ya que le parecía una barbaridad que el manejo del dinero de los argentinos quedara en manos de los bancos extranjeros.

El tiempo pasó, llegó la dictadura y liquidó el modelo económico de Sustitución de Importaciones con que se manejó el país en las 4 décadas anteriores. Abrió las importaciones y aplastó todo el andamiaje industrial que pudo, y en lugar de un 3 % de desocupación tuvimos un 11 o 12 % y en algunos momentos más.

El segundo golpe a la industria lo dio el peronismo con un Di Tella que cambió su pensamiento. El ex industrial argentino entró como canciller al gobierno de Carlos Saúl Menem, y se plegó a la venta de todo activo del Estado argentino que fuera vendible. El peronismo había girado 180 grados y se había convertido en el rematador de todo bien que le dejara dólares al plan Cavallo para sostener el 1 a 1, un peso-un dólar.

El primer Di Tella, el defensor de la industria argentina y del modelo de sustitución de importaciones que le permitía a la industria tener un horizonte de avance de los productos que se podrían producir, tenía razón: el sector privado no da respuesta al problema del pleno empleo y tiene que asistirlo el Estado para que la desocupación no sea de millones y se convierta en un drama para el país, con miles durmiendo en la calle, con miles buscando comida en los tachos de basura, con millones en villas inhumanas y repletas de miseria. Con robos, droga y asesinatos al por mayor.

La experiencia indica que el mercado por sí mismo no resuelve los desequilibrios de las principales variables de los diferente bienes y servicios. Los clásicos se enamoraron del laisez faire del mercado, pero sólo en lo que se llamó la Competencia Perfecta, es decir que, el precio y cantidad de un producto X debe resolverse en el mercado donde se encontraran miles de oferentes y miles de demandantes.

De esta forma nadie por sí mismo puede influir en la formación del precio. Nada más lejos de la Argentina de hoy donde los oligopolios deciden precios, productos, cantidades ofrecidas, precio del dinero etc. en Washington o Nueva York u otras ciudades del primer mundo.

¿Qué trae de nuevo el Plan Económico de Milei-Caputo?

El plan tiene un eje ordenador de todo el resto de variables: hacer que los inversores especulativos sean los principales beneficiarios de la economía argentina. Que ganen mucho dinero porque de lo contrario pueden ser muy malos. Ya lo vivió Machinea, cuyo valor del peso se pulverizó en horas y hasta el mismo Macri, hombre del riñón empresario especulativo.

El resto de las variables económicas (y políticas como la represión y los mensajes contra periodistas etc.) deben ajustarse a este objetivo. Así la inflación debe estar controlada porque de lo contrario el inversor que trae dólares y pasa a pesos, cobra un interés y en cualquier momento vuelve al dólar. Hoy con una inflación de más de 2 % perdería dinero.

De paso, y de rebote, controlar la inflación es una conquista para Juan Pueblo que durante décadas le metieron incesantemente la mano en los bolsillos vía la inflación descomunal que sufrimos los argentinos.

Pero dicho esto sin tapujos por el dúo destructor de la industria, ignorante, grosero y mal educado, queda recordar que sin un plan industrial o más bien con un plan anti industrial, y con un Estado que se desentiende de sus propias obligaciones laborales, habrá un sector asalariado con una participación en el ingreso cada vez menor y una desocupación cada vez mayor.

Hay un concepto económico que se denomina “el multiplicador” del consumo y/o inversión que por cada peso invertido en ellos la economía se beneficia y multiplica en un valor que puede ser dos veces o más esa nueva inversión o nuevo consumo. También ese espiral ascendente funciona en sentido contrario, es decir que, si el país pierde consumo o inversión se aplica el multiplicador, pero negativamente. Y esto es lo que pasa en la Argentina hoy:

  • Según el Indec, hay alrededor de 30 millones de personas que trabajan en la Argentina de los cuales algo más de la mitad está registrado y el resto informal, sin jubilación ni cobertura médica.
  • Hay 1,5 millones de desocupados que buscan trabajo y no lo encuentran
  • Más de 3, 3 millones están subocupados, es decir que tienen una changa, pero pretenden más horas de trabajo y tampoco la encuentran.
  • A esto hay que sumar a los desocupados que no buscan porque están cansados de no encontrar nada y que no figuran en las estadísticas porque desocupado es el que busca y no encuentra trabajo.
  • Cerca de 10 mil pymes cerraron desde diciembre del 2023.
  • Sin plan industrial o con un plan anti industria que abrió indiscriminadamente las importaciones y sin plan para la ciencia empezó la fuga de científicos y profesionales, muchos de los cuales van a países limítrofes por la estabilidad monetaria.
  • Sobran los jubilados que, como se alarga la esperanza de vida, la mejor idea que tiene el dúo es congelar las jubilaciones y no jubilar a los que trabajaron toda la vida, pero les faltan aportes. Casualmente, estas personas mayores que no las quieren jubilar y vía el impuesto al IVA, seguramente pagaron más impuestos que Paolo Rocca y todo el círculo rojo, campeones en evasión de bienes personales y ganancias.
  • sobra la educación gratuita total, porque la desocupación no necesita gente con educación y con ello baja el presupuesto.
  • sobra la salud gratuita y con ella los remedios, médicos etc. ídem con el presupuesto.

Así se reconfigura una estructura económica de un país de 50 millones de habitantes en el que sobran o sobramos más de 5 millones hoy y con una perspectiva creciente.

Y si bien el mundo marcha descaradamente hacia el reinado del sector financiero, es importante destacar algunas perlas mundiales que se oponen o intentan poner freno a la aventura Trumpiana y sus apóstoles en los últimos 15 días:

  1. Elecciones en Canadá ganó el partido liberal con la frase “Canadá no se vende”, consigna anti Trump.
  2. Elecciones en Australia, ganaron los laboristas por paliza y consiguieron mayoría en el Parlamento con consignas anti Trump.
  3. El Papa León 14 se perfila como otro opositor a Trump.

Parece que algo resiste y esperemos que pueda contagiar al resto de los humanos.

Por Roberto Fernández Del Percio - Perfil