El Presidente está dispuesto a avanzar con las importaciones y no considera los reclamos del sector industrial acostumbrado al “vivir con lo nuestro”
La Unión Industrial Argentina (UIA) y la administración de Javier Milei no rompen relaciones, pero la situación se tensa día tras día por el camino trazado por las autoridades económicas, decididas a ganarse el favor de los consumidores finales, manteniendo a raya al costo de vida e intentando que los precios astronómicos de muchos productos elaborados en el país bajen a través de una mayor oferta de mercancías.
El impacto de la decisión del Decreto 35/24 publicado este lunes en el Boletín Oficial que habilita la importación de alimentos al exterior está siendo mensurado en varias empresas del sector que observarán como los supermercados expondrán nuevas marcas que los argentinos no conocen por años de restricciones a la importación.
El Gobierno avanza con la apertura comercial y tensa su vínculo con a UIA
El ministro de Modernización y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, explicó que “por el lado de las importaciones se establece que alimentos con certificación en países de alta vigilancia podrán entrar sin restricciones al país y serán automáticamente incorporados al Código Alimentario Argentino”. Añadió que también “se eliminan las obligaciones de registrar y autorizar: muestras, productos, establecimientos, depósitos, utensilios y envases” que representaban más de treinta formularios para completar.
Por lado de la exportación se levantan las exigencias para embarques al exterior y el Gobierno solo emitirá los certificados que le requiera el país importador. “Buscamos alimentos más baratos para los argentinos y más alimentos argentinos para el mundo”, sostuvo Sturzenegger.
Sin embargo, no es la única medida que el ministro y el Gobierno de Javier Milei adoptaron que enfurecen rotundamente a los “capos” de la UIA.
Techint, afectado por las importaciones
Paolo Rocca y la familia de Techint son los principales perjudicados de la decisión de permitir la importación de caños sin costura a través del Decreto 33/24, publicado el jueves 16 de enero en el Boletín Oficial.
En el texto se estableció un nuevo marco regulatorio para la aplicación de medidas antidumping, compensatorias y de salvaguardia en Argentina que significa un paso en la destrucción del apotegma del economista Aldo Ferrer, de “vivir con lo nuestro” porque favorece las importaciones de productos que, en su mayoría, provendrán del sudeste asiático donde se encuentran las factorías que compiten con el grupo industrial que lidera Paolo Rocca.
Funcionarios de Casa Rosada explicaron que los técnicos del ministro Luis Caputo tomaron esta iniciativa de modificar el sistema antidumping para “… evitar abusos del instrumento que redundan en mayores precios. Con esta decisión, se reducen los plazos de duración de las futuras medidas antidumping, que pasan de una vigencia máxima de 5 años, con renovaciones ilimitadas a una de 3, con una única posibilidad de extensión por 2 años más”.
Los derechos antidumping son instrumentos que se utilizan cuando el precio de un producto importado se vende por debajo del valor de mercado del país de origen, generando una competencia desleal con los productos locales. “En Argentina, estas medidas funcionan en muchos casos como un derecho adquirido, lo que evita la competencia y encarece productos para los consumidores e insumos para la industria”, afirmaron a iProfesional.
A modo de ejemplo, las bicicletas cuentan con medidas antidumping desde hace más de 20 años, lo que encarece su precio. Lo mismo ocurre con productos como planchas eléctricas y calefactores, que tienen precios mucho más altos que en otros países: las planchas cuestan más de $100.000, mientras que en Europa valen menos de la mitad; los calefactores superan los $30.000, mientras que en Brasil rondan los $27.000.
La relación entre la industria y Javier Milei, en su peor momento
En ese contexto, la cúpula de la Unión Industrial actúa, por el momento, diplomáticamente. La conducción responde a Paolo Rocca, cuyos ejecutivos celebran, al igual que varios industriales de renombre, el ordenamiento macroeconómico de la Nación y el boom de inversiones en el sector petrolero y minero, pero China y sus productos baratos y con un enorme volumen de mercadería para ofrecer representa la sombra que ennegrece el futuro de la industria nacional.
“Javier Milei privilegia la apertura comercial a la baja de impuestos a la producción y esa definición nos va a hundir”, explicaron en la sede fabril a iProfesional. Todos los días quitan un formulario, una traba, una restricción, pero no ataca los impuestos distorsivos nacionales, provinciales y, hasta municipales, que soportamos los que producimos en el país”, explicó un industrial con treinta años de conducción fabril y que no quiere dar su nombre para no comprometer a la firma que representa.
A diario la conducción de la UIA recibe reclamos de pequeños y medianos productores para que la entidad fabril levante la voz ante la caída de las ventas y la apertura de las importaciones.
“Somos nosotros, los empresarios que generamos empleo y pagamos impuestos, quienes sostenemos el Estado. Queremos respeto, como se respeta en todos los países —donde se entiende el rol fundamental que tenemos en una sociedad— para el bienestar de la población. La industria aporta el 30,2% del total de la recaudación y es el sector que agrupa la mayor cantidad de puestos de trabajo formales”, dijo Martín Rappalinni, CEO de Cerámica Alberdi, en la reciente conferencia industrial anual de la UIA que se realizó en noviembre pasado.
Un encuentro al que el Presidente prefirió no asistir y envió a Juan Pazo para contener los reclamos industriales. Una misión difícil para el actual titular de ARCA porque al tiempo que los empresarios pedían respeto para el sector fabril, Javier Milei, los ridiculizaba a través de un meme por redes sociales que mostraba un titular de diario de los años 70 que denunciaba, “la industria electrónica se opone a la TV Color”.
Por Antonio D’Eramo-IProfesional