Este país asiático es el poder hegemónico en elementos como el litio, el níquel, el cobalto o las tierras raras; esenciales para construir baterías. Y no porque tenga las principales minas en su suelo, sino porque lleva dos décadas pactando concesiones en el mundo. Ahora, Estados Unidos y la Unión Europea consideran su propia dependencia de Beijing como una amenaza.
A medida que el mundo le apuesta cada vez más a la transición energética, depende en mayor medida de las baterías para poder recolectar toda la energía que se produce. Por eso, minerales como el litio, el cobalto o el níquel son esenciales, ya que son la base para poder construir esos almacenamientos. El problema es que no todos los países los tienen y justo por su relativa escasez es que se denominan minerales críticos.
El presidente del Colegio de Geólogos en España, Manuel Requeiro y González, explica además que cada país tiene su propia lista de cuáles son minerales críticos y cuáles no, ya que la cantidad de consumo y la disponibilidad son variables.
Sin embargo, sí hay un país que tiene la hegemonía en este mercado y es el mayor proveedor del mundo: China. Por ejemplo, el Servicio Geológico de Estados Unidos afirmó que para el 2022, el gigante asiático fue el proveedor de 30 de los 50 minerales que la agencia estatal considera como críticos.
Su poder es casi total en el galio y el magnesio. El primero es vital para poder desarrollar semiconductores, o microchips. El segundo es una alternativa más rentable que el litio para construir baterías.
De esa lista, China provee entre el 70% y el 80% de otros 17 minerales, incluyendo las tierras raras. Así se llaman los 17 elementos químicos que son difíciles de extraer porque no suelen encontrarse en estado puro. Con ellas no solo se hacen baterías, sino desde equipos médicos hasta armas. Requeiro y González afirma que de las cerca de 300.000 toneladas de tierras raras que se producen mundialmente al año, China es la responsable de más de 200.000, seguido de lejos por Estados Unidos con poco menos que 40.000.
La importancia de las tierras raras es tan amplia que, por ejemplo, representan el 30% de los imanes que tienen los motores de los vehículos híbridos y eléctricos. Rafal Piotuch, ingeniero de proyectos de motores eléctricos de Porsche Engineering, explicó para una publicación de esta marca de vehículos que es gracias a los metales que se extraen de las tierras raras que los motores eléctricos “alcanzan densidades de potencia y par muy elevadas, algo que, a su vez, aumenta la eficiencia de todo el sistema”.
Pero hay excepciones como el cobalto, el níquel, el litio y el arsénico. Estos productos salen de otros países como República Democrática del Congo, Indonesia, Australia y Perú, respectivamente.
China lleva más de 20 años de ventaja en la adquisición de minerales críticos
A pesar de que algunos países son más productores que China en ciertos elementos, el dominio de Beijing es predominante. Y no porque tenga el mineral en su suelo, sino porque lleva más de dos décadas comprándolos y adquiriendo minas en todo el mundo.
“China controla el mercado porque hace el procesamiento, no porque tiene todos los recursos naturales. Una excepción sí son las tierras raras, que la mayoría de la producción global está en Mongolia. Pero en el caso de litio, cobalto, níquel o cobre, entre otros, lo compran a terceros países y lo procesan ellos. Ahí está la clave”, le explicó a France 24 José María González Jiménez, científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, una agencia estatal de España.
Uno de los ejemplos históricos es la mina Mountain Pass, ubicada en California, Estados Unidos. Entre 1965 y 1995, allí se explotó la mayor parte de las tierras raras del mundo. Pero en 2002, se suspendieron las actividades allí por problemas económicos. Aunque un grupo de inversores estadounidenses compraron la mina en 2008 y desde entonces apuestan a reposicionar al país en la explotación de estos elementos, en realidad China sigue con el control.
Esto se debe a que el producido de Mountain Pass lo venden a refinerías chinas que son las que tienen la capacidad de procesar los óxidos que hay en las tierras raras para separarlos de los minerales y convertirlos en los metales puros, que son los que se necesitan para la transición energética.
“Los chinos han invertido en muchos países y no tienen complejos para detenerse a preguntar por las consecuencias al medio ambiente”, señala González. Esto a pesar de que los metales pesados que se liberan en el procesamiento de las tierras raras ha contaminado vegetación y ríos cercanos a las minas.
Estados Unidos ve su dependencia de China como una “amenaza”
Ante la hegemonía china, Estados Unidos y la Unión Europea buscan cortar su dependencia. Desde 2017, la Casa Blanca comenzó a emitir órdenes ejecutivas para aumentar la explotación de esa minería y limitar la venta al exterior. En la primera, la número 13817, reconoció que esos minerales son de interés nacional.
Y en 2020, con la orden 13953, declaró “emergencia nacional”. En ese mismo documento, Washington determinó que “la dependencia del país de minerales críticos de adversarios extranjeros constituye una amenaza inusual y extraordinaria”.
En el caso de Bruselas, la Ley de Materias Primas Críticas salió apenas en 2023. Con ella, la Unión Europea pretende “diversificar el suministro de materias primas críticas”, “fortalecer la circularidad” y “apoyar la investigación”.
Pero por ahora, la dependencia del bloque frente a China y respecto a la transición energética es casi total, como lo reconoció la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante su viaje a Beijing en marzo de este año. “Sabemos que en este ámbito dependemos de un único proveedor -China- para el 98% de nuestro suministro de tierras raras, el 93% de magnesio y el 97% de litio, por nombrar sólo algunos”, precisó en su discurso.
La geopolítica es crucial para garantizar los materiales críticos
Precisamente por la dependencia, tres meses después de ir a China, Von der Leyen viajó a América Latina y firmó múltiples compromisos con los países que tienen la mayor reserva de litio del mundo, pero que todavía no se convierten en los principales productores, como Chile y Argentina.
“Grandes países están haciendo un trabajo importante de hermanarse con otras naciones que tienen el recurso para llegar a acuerdos comerciales. Bajo la premisa de ‘te pongo dinero y la tecnología, y tú me garantizas el suministro’”, explicó Requeiro y González.
Él agregó que por ello la estabilidad política de múltiples países africanos es fundamental. Por ejemplo, Níger es el principal proveedor de níquel de Francia y lo necesita para garantizar su energía nuclear. “Y eso que África es un continente por explorar, ya que su cartografía geológica no está hecha del todo, y la humanidad se podría encontrar allí un suministro impresionante”, indicó.
González Jiménez concuerda con la idea del interés político que tiene Bruselas de diversificar su suministro, especialmente porque China ya ha comenzado a limitarlo. Por ejemplo, desde el pasado agosto, el gobierno restringió la exportación de productos que tengan germanio y galio, esenciales en todos los aparatos tecnológicos e incluso en los satélites. Esto en medio de una disputa comercial con Estados Unidos.
“Al final, todo es geopolítica y lo que está buscando la Unión Europea son otros socios estratégicos diferentes a China”, concluyó González.