Leemos, en la novela de ficción El gran Gatsby de Scott Fitzgerald, que Gatsby se fue a vivir a una mansión que estaba al otro lado de la bahía donde vivía Daisy Buchanan para poder ver una luz verde que aparecía todas las noches en el embarcadero de su amada Daisy…
Gatsby, todas las noches bajaba a la orilla para ver la luz verde. Para él, esa luz era la representación de los sueños, las ambiciones y las esperanzas… Solo él la veía Pero también la vieron los 651.877 misioneros que fueron a votar… Solo él la veía, porque cuando le preguntaba sobre la luz verde a Daisy ella le decía que no veía más que un objeto ordinario. No la reconoce ni siquiera la persigue Igual que los 336.605 misioneros que no fueron a votar…
Esa luz verde al final del embarcadero nos indica que es necesario un sueño para poder vivir… Misiones lo sabe… Que es necesaria tener una esperanza… Aún sin fundamento… Que son las posibilidades infinitas del futuro y debemos luchar por ellas porque estamos cansados de quemar sueños propios y si ahora el pueblo de Misiones avanza hacia fulgor verde del embarcadero de Daisy es por los sueños de sus hijos…
Hay una luz verde al final del embarcadero y debemos dejar que la creencia nos arrastre porque todos tenemos una desesperada necesidad de creer en algo; ese es nuestro combustible. Julio Cortázar tenía razón cuando dijo: «Tengo la imperiosa necesidad de creer en algo… Porque cuando estoy en lo mío, escribiendo, me siento enteramente vivo, profundamente vivo, pero después, cuando veo la realidad…».
Hay una luz verde al final del embarcadero y el pueblo misionero lo demostró dejando en las urnas un mensaje bíblico. Como dijo Jesús a Tomás, al apóstol Tomas: “Tú crees porque has visto… Dichosos los que vienen a mí, sin haber visto”.
Por Rodolfo García–Ingeniero agrónomo y escritor. Ediciones Espacio Hudson publicó recientemente su novela “Niebla polar”
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