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Murió Ozzy Osbourne

El músico había brindado su último concierto el 5 de julio en el estadio Villa Park, Birmingham

El cantante y fundador de Black Sabbath, Ozzy Osbourne, murió este martes a los 76 años, informó The Guardian. El afamado artista había brindado su último concierto el 5 de julio en el estadio Villa Park, en Birmingham, en un evento benéfico titulado “Back to the Beginning”. Osbourne padecía la enfermedad de Parkinson.

La familia emitió un comunicado sobre el fallecimiento del cantante, al que accedió Sky News y replicó Reuters. “Con más tristeza que las palabras pueden expresar, informamos que Ozzy Osbourne falleció esta mañana. Estaba con su familia y rodeado de amor. Pedimos a todos que respeten nuestra privacidad», expresa el documento.

Nacido el 3 de diciembre de 1948 en Birmingham, Inglaterra, Osbourne alcanzó reconocimiento internacional como vocalista de la banda Black Sabbath, formada en 1968, considerada una de las pioneras del heavy metal.

Su participación en discos como Black Sabbath (1970), Paranoid (1970) y Master of Reality (1971) fue clave en la consolidación del estilo del grupo, caracterizado por una sonoridad densa y letras vinculadas a temas sociales.

En 1979, tomó la determinación de separarse del grupo debido a problemas personales y comenzó una carrera solista. Su primer álbum, Blizzard of Ozz (1980), tuvo una destacada recepción comercial y crítica, y marcó el inicio de una etapa que incluyó múltiples discos, giras internacionales y colaboraciones con músicos reconocidos.

En paralelo a su carrera artística, su vida personal tuvo una gran exposición mediática, especialmente a partir de los años 2000, cuando participó junto a su familia en un reality show conocido como “The Osbournes”.

Desde 2019, enfrentó problemas de salud vinculados a la enfermedad de Parkinson, lo que lo obligó a cancelar presentaciones y reducir su actividad pública. Su última actuación había sido hace dos semanas atrás en Reino Unido, donde se reunió con los integrantes originales de Black Sabbath en un evento benéfico.

El destino de un chico problemático

La acidez de su humor, su capacidad para instalarse como paradigma de los excesos y como un príncipe de las tinieblas hizo que su fama trascendiera épocas y generaciones. El personaje y su música sostuvieron un correlato que encantó a sus seguidores. Se convirtió en un personaje carismático, capaz de imponerse como líder de un movimiento que no buscaba líderes, pero que aceptó a un referente con sus características.

A los 14 años quedó fascinado con el tema “She Loves You”, de The Beatles. Pero si hubiera seguido ese rumbo estético, probablemente no habría tenido la misma trascendencia. No fue de un día para el otro que encontró su verdadero horizonte. Dejó la escuela a los 15 y no fue para convertirse en un nuevo beatle, sino para ganarse la vida en la Birmingham de aquellos años sesenta.

Fue asistente de plomero, trabajó en una fábrica de herramientas (el mismo rubro en el que trabajaba John Thomas, su padre) y en un frigorífico. El hurto pareció mejor negocio, aunque su carrera delictiva duró muy poco. Con la sustracción, apenas, de objetos menores, terminó en la cárcel. Y ante la imposibilidad de pagar la fianza, pasó dos meses en la prisión de Winson Green. En algún sentido, su padre había vislumbrado el destino de su hijo el día que le dijo que haría de su vida algo importante o terminaría en la cárcel. Ozzy cumplió con los dos mandatos. En realidad, hizo algo importante y lo de la cárcel fue algo realmente pasajero que le sirvió para saber que no era lo más conveniente para su vida.

Quería cantar, y terminó, a finales de los sesenta, en la banda con la que se hizo conocido. Forjó un estilo, ganó fama y luego culminó esa etapa en los peores términos con sus compañeros de grupo, que convocaron a Ronnie James Dio para que ocupara su lugar.

Entre las decenas de anécdotas en torno a su vida, generalmente regadas por el alcohol y las drogas, hay una que retrata la escena de pelea en la habitación de un hotel, entre los integrantes del grupo. El guitarrista Tony Iommy aseguró que más de una vez se agarró a golpes con Ozzy cuando el cantante bebía demasiado. Una de las situaciones más extremas que vivieron fue aquella del hotel, cuando en medio de una pelea entre Ozzy y el bajista Geezer Butler, Iommi intentó separarlos, Osbourne le arrojó una mesa y el guitarrista respondió con un puñetazo en la mandíbula que lo dejó inconsciente.

Recién comenzaban los años setenta y esa exaltación era la trastienda de una convivencia que terminaría totalmente desgastada a finales de aquella década. La situación emocional de Osbourne fue, muchas veces, frágil. La muerte de su padre coincidió con el abandono de la banda. El divorcio de su primera esposa, Thelma, lo llevó a una depresión que no le permitía reencauzar su trabajo en la música. Recién gracias a la ayuda de Sharon Arden, quien se convertiría en su última compañera de vida, volvió a la producción musical con un proyecto que, si bien tenía un carácter solista, Blizzard Of Ozz buscaba la alineación de un supergrupo con figuras del metal, que venían de otras bandas, ya muy conocidas para los primeros años de los ochenta o en ascenso: el baterista Lee Kerslake (de Uriah Heep), el bajista Bob Daisley (de Rainbow y Uriah Heep), el teclista Don Airey (de Rainbow) y el guitarrista Randy Rhoads (de Quiet Riot).

Finalmente, el álbum fue considerado por su sello discográfico como un trabajo solista de Osbourne. “Crazy Train“, ”Goodbye to Romance“, ”Suicide Solution” y “Mr. Crowley“ fueron algunas de las canciones de ese álbum, que terminaron teniendo un lugar de privilegio en el cancionero de Ozzy.