Misiones Para Todos

Murió Violeta Chamorro, expresidenta de Nicaragua, la primera mujer elegida para el cargo en América

Violeta Barrios de Chamorro, ícono de la democracia nicaragüense, falleció a los 95 años en Costa Rica. Su familia afirmó que los restos no retornarán "hasta que Nicaragua vuelva a ser República".

Alas 95 años, Violeta Barrios de Chamorro, primera mujer presidenta de Nicaragua y primera mujer elegida en elecciones populares para el cargo en el continente americano, falleció este sábado en San José, Costa Rica, donde residía desde octubre de 2023 debido a su frágil estado de salud.

La noticia, confirmada por su familia mediante un comunicado, conmueve a un país que aún recuerda su liderazgo sereno en tiempos de fractura. “Doña Violeta partió en paz, rodeada de sus seres queridos, dejando un legado de reconciliación que vivirá en el corazón de los nicaragüenses”, expresó la familia en su mensaje, difundido al mediodía.

Comunicado de la familia Chamorro

El comunicado, firmado por sus cuatro hijos –Pedro Joaquín, Cristiana, Carlos Fernando y Claudia Lucía–, detalla que Chamorro falleció tras un agravamiento de su salud, debilitada desde un accidente cerebrovascular en 2018. La familia agradeció las muestras de solidaridad y anunció que en las próximas horas se informará sobre una ceremonia religiosa en San José para honrar su memoria.

En un guiño al ideal que marcó su vida y la de su esposo, Pedro Joaquín Chamorro, asesinado en 1978 por la dictadura somocista, señalaron que sus restos permanecerán en Costa Rica “hasta que Nicaragua vuelva a ser República”, en una frase lapidaria contra el régimen de Daniel Ortega que conduce la nación.

Violeta Barrios de Chamorro asumió la presidencia de Nicaragua el 25 de abril de 1990, tras vencer a Daniel Ortega en las elecciones de febrero de ese año, liderando la Unión Nacional Opositora (UNO), una coalición de 14 partidos que abarcaba desde conservadores hasta exsandinistas. Fue la primera mujer presidenta de América Latina elegida directamente para el cargo y la tercera jefa de Estado y de Gobierno en el continente, tras Isabel Perón en Argentina (1974-1976), que fue elegida originalmente como vicepresidenta, y Lidia Gueiler Tejada en Bolivia (1979-1980), elegida por el Congreso. Su victoria, inesperada según las encuestas, marcó un hito en la región y un punto de inflexión para Nicaragua.

Su mandato (1990-1997) se centró en la reconciliación de un país devastado por una década de guerra civil y una economía en ruinas, con hiperinflación y desempleo desbocados. Conocida como “la presidenta de la paz”, Chamorro negoció el desarme de la Contra y de sectores sandinistas, promoviendo la reinserción de excombatientes en una sociedad polarizada. Sus reformas económicas, como la privatización de empresas estatales y la apertura al mercado, estabilizaron la inflación, aunque generaron críticas por su impacto social. Redujo el tamaño del ejército y levantó la censura, fortaleciendo las bases de una transición democrática, aunque frágil.

Antes de la presidencia, Chamorro ya era una figura clave en la lucha por la libertad. Tras el asesinato de su esposo, Pedro Joaquín Chamorro, director de La Prensa y líder opositor, asumió la dirección del diario en 1978. Bajo su liderazgo, La Prensa se convirtió en un bastión contra la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, y enfrentó cierres, censura y amenazas.

En 1979, integró la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional tras el triunfo sandinista, pero renunció en 1980, desencantada por el giro autoritario del Frente Sandinista. Su compromiso con la libertad de expresión y la democracia le valió reconocimientos como el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 1997.

Violeta Chamorro no fue una política tradicional. Su liderazgo, guiado por la intuición y una profunda fe en la unidad, contrastó con el estilo de los caudillos que han dominado la historia nicaragüense. Gobernó con humildad, buscando tender puentes en un país dividido. Su muerte, en un contexto de exilio forzado para varios de sus hijos y de tensiones políticas en Nicaragua, subraya la vigencia de su lucha. Como escribió en Sueños del corazón, sus memorias, su mayor anhelo fue “una Nicaragua en paz”.