El acuerdo entre Milei y Macri comenzó con la misma blandura que canta el tango.
“Era más blanda que el agua, que el agua blanda”, comienzan las estrofas de un tango legendario. Así de blando fue el debut del ¿acuerdo? M-M, que de a ratos parece que solo comparten la consonante con la que empiezan ambos apellidos. No mucho más que eso. Dado que puede ser que esa entente sea un dato central de la política argentina –sobre todo mirando a 2025- es que obliga a ser detallista con lo acontecido para así poder otorgar probabilidades de éxito o fracaso.
En primer lugar, después de 4 “reuniones con milanesas”, el presidente cedió a hacer un gesto político de coordinación de los bloques LLA y PRO. Pero 1) dijo que iban a ser reuniones quincenales –una eternidad en la vorágine política autóctona- y 2) que él iba a estar una vez al mes. O sea, casi nada.
En segundo lugar, gente optimista (de bajo perfil) acerca de la necesidad de establecer un puente entre ambas fuerzas, recibieron un gentil “anda a c….” por parte de los estrategas comunicacionales del oficialismo. Es decir, uno de los conceptos políticos centrales del gobierno –“no le debemos nada a nadie y no nos queremos contaminar”- está firme como las Tablas de la Ley que recibió Moisés. Post foto de ocasión en Casa Rosada, los amarillos llegaron a la conclusión que, una vez más, los estaban “boludeando”.
En tercer término, el planteo por parte del PRO fue un poco curioso: “No queremos nada, pero…”. O sea, con la cultura Milei mejor ir de frente que entrar en meandros. Choque de estilos.
El cuarto punto es qué rol está jugando realmente el calabrés en este escenario. Algunos personajes cercanos a ese mundo creen que el “Emir de Cumelén” está más dedicado al lobby que a la política (¿un nuevo Manzano?), y por eso la insistencia en dos áreas: energía y transporte, además de la Hidrovía. Obviamente el “gatito mimoso” hace mucho que le sacó la ficha y no le cierra el argumento de “mejorar la calidad de la gestión”.
El quinto elemento es otra cuestión conceptual: si las cosas salen bien, en este proceso por primera vez la economía conduciría a la política, y no al revés como ocurrió incluso con Carlos Menem. Es raro, pero así serán las cosas en esta fase presidencial. Por eso delega y relega lo político y se concentra en dominar la agenda económica. Veremos, veremos y después los sabremos.
En la columna de hace dos semanas apuntamos que “se habló… de que habría un acuerdo para que, finalmente, se integren funcionarios de Macri en las áreas de energía y transporte. Parecía que de la noche a la mañana había un acuerdo político sustentable …todo parece limitarse a alguna situación puntual en función de oportunidades de negocios. Si hubo algún arreglo, se desmintió luego en el Congreso”. Está claro que por ahora eso no avanza, y es muy difícil que lo logre en función de los conceptos que citamos aquí.
Si bien Francos le puso una nota moderada a su cita en el Congreso, lo cierto es que su gobierno se decidió más por la confrontación con final abierto. Por eso el jefe de gabinete se quedó con un perfil más bajo últimamente, relegado por el activo Caputo. Hablando de eso, otro puente que se rompió es con el kirchnerismo para empujar la candidatura de Lijo. Las condiciones puestas son difíciles de cumplir y por ahora no hay pan, ni torta. Hace un mes atrás advertimos que Cristina no iba a hacer el trabajo sucio a favor del juez a cambio de nada, y mucho menos por García Mansilla. A “Dibus” que atajen penales y “Carusos” que salven del descenso, ahora el oficialismo también necesita algún ingeniero que repare puentes rotos.
Precisamente en la columna “Se necesitan Dibus y Carusos” advertimos sobre el problema que tiene Argentina con el GAFI -organismo internacional dedicado a la lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo- porque nos pueden bajar de categoría y ubicarnos en una lista gris de impresentables. En la reunión de París de dicha organización no la pasamos bien. Pues, más rápido que velozmente, la UIF detectó una red de criptomonedas para financiar a Hezbollah. Dijo una fuente al diario Clarín que “la verdad es que se trató de una medida de la UIF casi única en su tipo. Que se haya ordenado tan rápido el congelamiento de posibles bienes de dos integrantes de las listas de terrorismo ha pasado muy poco, casi nunca”. Maravilloso! ¿Esto nos salvará del descenso? ¿Quién le dio una mano a la Argentina para evitar el papelón?
Volviendo a la Corte Suprema, no se está portando nada mal para la filosofía ultra capitalista del presidente. En las últimas semanas se produjeron tres fallos pro mercado. Uno fue a favor de Shell – Aranguren por una vieja causa de la época de Néstor. El segundo fue para ponerle limite al monto de las indemnizaciones, y el tercero es que no se puede fijar la jubilación como un determinado porcentaje del salario. Claro que llegar a la Suprema lleva tiempo y en el medio está… Comodoro Lijo… perdón Py. Por ahora, sigue sin cumplirse el fallo por la coparticipación a favor de la CABA.
Los primeros datos económicos de agosto le sonríen al binomio Milei – Caputo, por ejemplo, la fabricación de automóviles. Los dólares financieros están bastante tranquilos, pero a costa de abrir la alcantarilla de las reservas. Esta semana Martín Redrado alumbró el dato de la caja disponible del Central: 900 palos verdes. Un economista que habla seguido con Macri, está muy preocupado y cree que el esquema no cierra: van dos meses seguido de déficit de cuenta corriente en dólares y la recaudación de agosto se cayó por la recesión ¿Será por eso que el líder amarillo apretó el acelerador de las negociaciones políticas? En el día de la industria no hubo caras alegres, como tampoco las hubo en el festejo del aniversario de la Bolsa de Comercio de Rosario. Si los que tienen plata no se ponen contentos…
Macri podría cantar “promesas vanas de un amor que se escaparon con el viento” luego de la reunión del libertario con legisladores propios y afines. “Toda mi vida es el ayer que me detiene en el pasado…”.
Por Carlos Fara