La candidata de Juntos por el Cambio anticipó que su ex contrincante sería su jefe de gabinete.
La figura del jefe de gabinete tuvo la intención inicial de simular el rol de un primer ministro de un régimen parlamentario. El presidente hubiese quedado casi exclusivamente con la jefatura de Estado, mientras que el jefe de gabinete se podría haber encargado de la administración general del país. Este diseño que alguien pudo haber soñado en 1994, no tuvo ningún ejemplo casi treinta años después.
El anuncio del eventual jefe de gabinete de Bullrich busca esencialmente fidelizar el voto que obtuvo el perdedor de las PASO, mientras que también forma parte de una estrategia de distinción con el candidato libertario. El personalismo de este último se antepone con la idea de equipo que busca mostrar la ex ministra. Sin embargo, el historial de críticas al jefe de gobierno porteño puede perjudicar la retención del votante propio que simpatiza con Milei. Que Macri acompañe a Patricia en la campaña no termina de balancear el hecho de que el ex presidente coquetea con la posibilidad de que Mileisea presidente, y da por descontado que los legisladores de su espacio deberán ser parte de sus apoyos iniciales.
El timing del anunció dejó a Patricia al borde del offside. A días de las elecciones generales, lejos de quedar como un anuncio decisivo, parece una imposición necesaria para no perder votantes en un escenario de tercios.
Con muy poca memoria, un elector informado recordará el trato entre Bullrich y Larreta antes del 13 de agosto. Con esa interacción fresca, la decisión de integrarlo en un rol clave del gabinete parece más por desesperación que por convicción, y erosiona la imagen de fortaleza que busca proyectar la candidata.
Bullrich sigue siendo la candidata con mayores herramientas políticas para gobernar a partir del 10 de diciembre, pero también es el miembro de la terna con más inconvenientes para articular un discurso nacional convincente ¿Cómo se termina con el kirchnerismo si su número 2 es “amigo de Massa”?
Nadie está exento de contradicciones, pero Patricia las estaría sufriendo más que sus contrincantes. Los últimos días previos a la veda son decisivos para captar a los indecisos y el clima que logre imponer cada candidato sobre su futuro desempeño es la clave. Poco importa la razón a esta altura de la campaña.