El contundente mensaje del gobernador Passalacqua al inaugurar la Fiesta Provincial del Docente expone una idea central para estos tiempos: imaginar y construir un futuro mejor.
En la mañana del viernes Hugo Passalacqua inauguró oficialmente la 38° Fiesta Provincial del Docente en Campo Grande, donde también se estrenó la remodelada plazoleta “Maestro Argentino” y se rindió homenaje a los docentes fallecidos.
“¿Por qué entramos a un aula? ¿Por qué decidimos enseñar y tratar de modificar la vida de los niños y niñas? Porque tenemos la esperanza de que vamos a hacerlos mejores personas“, reflexionó el mandatario. Y subrayó el papel crucial que tienen los docentes en la construcción de una sociedad más equitativa, resaltando que, aunque la educación formal en la escuela es importante, no es suficiente por sí sola. “El docente, además de enseñar la tabla del cuatro, se hace cargo de la crianza de los niños con mucho amor“, indicó.
De esta manera, Passalacqua da por tierra con el sentimiento de resignación bastante habitual en este tiempo. La esperanza como base para un futuro mejor no es simplemente una frase hecha, su sustento se encuentra en las acciones. El discurso, seguido por miles de docentes -relación que se viene recomponiendo con el sector luego de los sucesos de mayo-, quienes valoraron el diagnóstico de situación y la tarea emprendida desde el gobierno.
“El docente misionero es el mejor docente del país. Los misioneros y las misioneras dedican su esfuerzo, su tiempo, su alma todo el santo día al aprendizaje de los alumnos y eso merece nuestra admiración. Y siempre nos marcó de respeto. Además, esa cuestión amorosa y de ciencias tiene ejemplaridad”, evaluó el gobernador, para luego realizar una sincera autocrítica: “les pido disculpas por los errores que yo pueda cometer, que los cometo como toda persona. En cualquier ámbito, en particular en la educación. Ese compromiso que nos invita a seguir trabajando”.
En una semana en que observamos una nueva página vergonzosa en la historia del país, con sugestivos cambios de opinión en el Congreso de la Nación, como el del radical Martín Arjol o el canje que realizó el también correligionario Pedro Galimberti de su banca por un puesto muy bien remunerado en la represa de Salto Grande, la postura de la máxima autoridad del gobierno misionero expone un claro contraste con la media de la dirigencia nacional.
Este pacto con la “casta” y la “vieja política”, expresiones hartamente criticadas desde las huestes de La Libertad Avanza, precisamente permitió al oficialismo nacional que el veto a la movilidad jubilatoria se mantenga firme, negando de esa manera una suba de 13 mil pesos en las jubilaciones mínimas, por ejemplo. Y, en simultáneo, produjo un cisma en el radicalismo, con múltiples expresiones condenatorias hacia Arjol y compañía por parte de militantes, dirigentes provinciales y hasta del presidente del partido a nivel nacional: Martín Lousteau calificó de “inmundicia” el comportamiento de los cinco radicales que modificaron su voto.
Otro comportamiento contrastante con el exhibido en el marco de la discusión acerca del veto sobre las jubilaciones fue el que se observó en el debate sobre la Boleta Única de Papel. Nuevamente, los misioneros -junto a patagónicos- impusieron modificaciones en el Senado que mejoraron el proyecto finalmente aprobado. Este bloque fue clave para corregir errores de los modelos que fueron tomados en consideración: los de Córdoba, Mendoza y Santa Fe.
De esta forma, la inserción inteligente legislativa del misionerismo sirve otra vez para simplificar y facilitar la tarea del elector, siempre respetando su voluntad y los controles del sufragio.
Por Germán Galarza