La contaminación acústica y los ruidos extremos a los que estamos cada vez más expuestos llevan al aumento del número de personas con problemas auditivos; no solo en la población anciana, sino entre los más jóvenes. La pérdida de audición acarrea otras enfermedades tanto físicas como mentales: insomnio, depresión, y ansiedad. La situación debería ser tratada como un tema de salud pública y las recomendaciones pasan por escuchar música a un volumen adecuado, evitar entornos ruidosos y la implementación de políticas públicas enfocadas a la reducción de la contaminación acústica en las ciudades.
Por Marina Sardiña- France24