El local goleó en Florida a Columbus Crew (5-1) por la Major League Soccer; está recuperándose de su bajísimo momento reciente
Inter Miami consolida su esbozo de recuperación en la Major League Soccer. Tras una serie de pésimos resultados, este sábado enhebró un segundo triunfo y un tercer partido sin derrotas, al superar en Fort Lauderdale a Columbus Crew por 5 a 1, en la fecha 17 de la Conferencia del Este. Lionel Messi volvió a ser determinante: dos asistencias y dos tantos llevaron su firma en la goleada.
Apenas dos minutos le bastaron a Messi para encarrilar el partido. A los 13 el rosarino hizo rápido un tiro libre ¡desde atrás de la mitad de la cancha! y dejó a su compañero y compatriota Tadeo Allende mano a mano con Nicholas Hagen, arquero del equipo visitante. Uno, dos y hasta tres piques dejó el ex futbolista de Godoy Cruz y Celta de Vigo antes de rematar. Calibró la mira y anotó el 1-0.
Javier Mascherano, el entrenador de Inter, felicitó al equipo y salió del banco a dar indicaciones. La seña fue clara para Oscar Ustari, el arquero, también argentino: saltar líneas. Quería un equipo directo, que presionara bien alto. Apenas dos minutos después del primer gol, llegó el segundo. Lo hizo Messi, pero su conquista habría sido imposible sin la colaboración involuntaria del arquero Hagen y la ayuda, sobre todo, del uruguayo Luis Suárez.
La pelota era de Columbus, pero el Pistolero se disfrazó de Julián Álvarez y presionó al arquero visitante. Provocó el error: del despeje de la defensa nació el gol. Porque la pelota derivó en Messi y el rosarino remató de primera, por necima del cuerpo del arquero. No parecía un tiro demasiado esquinado. Hagen alcanzó a meterle la mano al balón, pero de todos modos se incrustó en su arco.
Ocho minutos más tarde, otra vez Messi. Ahora, aprovechando un pase-asistencia de Sergio Busquets. Como si estuviera en Barcelona, el mediocampista divisó a la Pulga, la pelota salteó a la defensa rival (como pedía Mascherano) y el rosarino, solo frente a Hagen, definió de vaselina. Otro gol por arriba. Otro gol de Messi. El décimo de la temporada. Y quedaba a tres del máximo goleador de la liga, el israelí Tai Baribo.
Sobre el final de la primera parte, el arquero Hagen se redimió -en parte- de sus errores, y le tapó un gran remate al uruguayo Suárez, que buscaba su gol en el partido. La jugada había comenzado (¿cómo no?) con una gran habilitación de Sergio Busquets, quien tiene la cancha en su cabeza hace años. El 3-0 tranquilizó a Inter, que dosificó las energías y agotó los minutos a la espera del descanso. En eso, Messi tuvo tiempo para mostrar parte de su enorme repertorio y quebrar las cinturas de varios rivales. Su talento no tiene fecha de vencimiento.
Para el segundo tiempo, Mascherano cambió a su arquero. Rocco Ríos Novo -formado en Lanús- reemplazó a Ustari. Inter Miami se plantó decididamente de contragolpe y esperó a ver qué planteaba su rival, urgido por el marcador en contra y por el tiempo. Cada ataque de los de camiseta rosa parecía medio gol. Pero...
Una pelota parada puso a los visitantes en partido: córner de Dylan Chambost y cabezazo goleador de César Ruvalcaba, el hombre que había reemplazado al danés Malle Amundsen a poco de comenzar el partido. Ruvalcaba, estadounidense de 23 años, le ganó en las alturas a Maximiliano Falcón y sembró algo de incertidumbre en el marcador.
Sin embargo, la mejor jugada del encuentro disipó todo atisbo de esperanza del lado visitante. Condujo Messi, abrió para Marcelo Weigandt, éste se la devolvió a la Pulga, que punteó para el venezolano Telasco Segovia. Como si fuera un wing de rugby, Luis Suárez (¡justo él!) apareció libre de marca por la banda izquierda y sometió a Hagen con un tiro al primer palo. Era el 4-1 para Inter y la certeza de que el triunfo estaba asegurado.
Pero había tiempo para más. Porque a dos minutos del final Messi volvió a hacer de las suyas. Recibió de Benjamín Cremaschi, divisó a Fafá Picault -que había reemplazado a Suárez un par de minutos antes- y le puso una pelota bárbara, con ventaja para el delantero de camiseta rosa. Picault corrió, corrió y corrió, sin que nadie pudiera alcanzarlo. Le salió a achicar Hagen, pero el pobre arquero guatemalteco debió buscar la pelota en el interior de su arco por quinta vez en la noche. Picault definió bárbaro y lo primero que hizo fue abrazar a Messi, el gestor. Y, también, la figura -otra vez- del encuentro: dos asistencias y dos goles.
El marcador, entonces, ya no se modificó. La goleada le brinda un sabor más dulce a Inter Miami de cara al Mundial de Clubes, el gran objetivo que se le viene. A dos semanas de inaugurar el torneo, encadenó tres partidos sin derrotas -empate sobre la hora ante Philadelphia, victoria ante Montreal y goleada frente a Columbus-. En estos encuentros, además, anotó 12 goles. Y Messi celebró con otro partido descomunal su regreso a la selección argentina. Después de una minicrisis, Inter Miami parece estar focalizado en lo que viene. Tiene nombres de sobra para pelear.