El Presidente atacó a una docena de periodistas, habló de denuncias penales, expresó su furia contra el Pro e hizo una curiosa evaluación del nuevo papa
El show de la obsecuencia de Estado duró casi seis horas. Javier Milei visitó el programa de streaming “La Misa”, del militante libertario Daniel Parisini, alias Gordo Dan, donde bombardeó insultos a periodistas, economistas y opositores, atacó sin piedad al Pro, hizo afirmaciones basadas en datos infundados e incluyó un mensaje tan intrigante como amenazante contra el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri.
Entre aplausos, carcajadas y lisonjas, Milei desplegó sin límites sus obsesiones del momento y apeló a trucos habituales de su retórica: manipuló frases ajenas para desprestigiar a sus críticos, planteó denuncias sin pruebas, adaptó la realidad a sus intereses y les ofreció a sus fans explicaciones autocelebratorias de hechos que lo superan, como la elección del nuevo papa.
La presencia del vocero y candidato Manuel Adorni en la mesa dejó entrever la intención proselitista del evento, aunque el Presidente -comodísimo entre sus aduladores- apenas lo dejó hablar.
Lo que sigue es una síntesis de lo que Milei y Parisini se enorgullecieron en llamar “la entrevista más larga de la historia”, que terminó este viernes por la madrugada.
El “odio” al periodismo
Desde el saludo inicial, Milei se zambulló a reproducir su eslogan “no odiamos lo suficiente a los periodistas”. Anunció que había firmado tres denuncias penales contra comunicadores, al mismo tiempo que bromeaba con el conductor sobre los periodistas a los que iba a meter presos por decreto (aludía a un comentario irónico de Parisini en redes sociales). No nombró quiénes eran, pero después se supo que se refería a Carlos Pagni, Ari Lijalad y Viviana Canosa.
Usó nombres y apodos despectivos para acusar de “extorsionadores” o indecentes a Pagni, Jorge Fernández Díaz, Marcelo Bonelli, Joaquín Morales Solá, Paulino Rodrigues, Jorge Fontevecchia, Luis Novaresio, María Laura Santillán, Pablo Duggan y a otros cuyos pseudónimos no quiso revelar ante las preguntas, tentados de risa, de sus anfitriones.
Denunció sin pruebas que Ceferino Reato le exigió 2000 dólares de pauta. Relató que cuando sale a la calle los fotógrafos le ponen a propósito flashes porque saben que es fotofóbico. “Hasta te escupen. O te estás metiendo en el auto y te meten los micrófonos”, añadió.
Se quejó de los que “lloran asimetría”, en relación con quienes le cuestionan el riesgo para la libertad de expresión que implican sus ataques desde lo más alto del poder. Para él, en cambio, “lloran pauta” y son “mierda humana”.
Usó palabras como “gil”, “basuras”, “mediocres ensobrados”, “basuriadores seriales”, “sicarios del micrófono”, “imbéciles con déficit de IQ”. Afirmó, grandilocuente: “Los periodistas han sido históricamente las prostitutas de los políticos”.
Repitió la falsedad de que LA NACION editó una nota con video de Pagni en la que, a juicio de los libertarios, se hacía una comparación del Presidente con Hitler. Una interpretación que, además, no se condice con el argumento expresado por el prestigioso columnista.
Adorni -que solía presentarse como periodista antes de ser designado funcionario estatal- metió un bocadillo allí. Dijo que los periodistas “se ponen nerviosos porque no reciben pauta”. Y concluyó que hay “un proceso de extinción, al menos del medio tradicional y del periodista tradicional”.
Los votos de Ficha Limpia
Se lo vio enfático en desmentir que su gobierno hubiera impulsado el fracaso de la ley de Ficha Limpia en el Senado, donde los misioneros Carlos Arce y Sonia Rojas Decut se dieron vuelta a último momento.
Recordó que un día antes de la votación dio una entrevista en la que dijo que los “ñoños republicanos estaban tramando algo sucio” en los medios. “Estuvieron todo el tiempo instalando la idea de que estaban los votos. Pero Guillermo Francos y Santiago Caputo verificaron y los votos no estaban”, afirmó.
Tal vez porque lo venció el sueño y no llegó a escucharlo, Francos declaró en la mañana del viernes: “Yo personalmente chequeé con el presidente de bloque [Ezequiel Atauche] el día anterior y el día de la sesión que estuvieran confirmados los 38 votos y ahí estaban los votos de los misioneros. Si los misioneros después no votaron, no sé qué acuerdo habrán hecho con el kirchnerismo para no votarlo".
¿A quién creerle, a Milei o a Francos? El Presidente consideró que la caída del proyecto beneficia a los corruptos, pero no explicó por qué sus negociadores permitieron que se avanzara con el debate si no había votos suficientes.
Ni el Gordo Dan ni sus colaboradores le hicieron esa pregunta. Seguramente será una cuestión de afinidad ideológica y no tendrá que ver con que Carajo, el canal de streaming donde se emite el programa, tiene entre sus inversores a Augusto Marini, amigo íntimo de la familia de Carlos Rovira, el jefe político de los senadores misioneros que sepultaron la ficha limpia.
Arme a su propio Papa
La noticia del día era la elección del nuevo papa, el norteamericano Robert Prevost, que eligió como nombre para su pontificado León XIV.
Milei insistió con la línea que tomó en sus redes sociales cuando se conoció quién era el elegido por el cónclave: asociar el nombre del pontífice con el apodo con el que lo celebran sus seguidores, león.
Dijo, entre sonrisas, que esa coincidencia es una señal de las “fuerzas del cielo”. Pero afirmó en serio que Prevost era el candidato “que promovía el gobierno de Estados Unidos”, de Donald Trump. “Malas noticias para los kukas”, alardeó.
Pero, ¿era realmente Prevost el favorito de Trump? Basta leer cualquier análisis de la prensa internacional para saber que el nuevo papa representa valores opuestos a los del líder republicano. Steve Bannon, el mayor ideólogo del trumpismo, había afirmado antes del cónclave: “Si eligen a otro progresista, como Francisco, va a haber un cisma. Desafortunadamente uno de los candidatos posibles es el cardenal Prevost (...). Es uno de los más cercanos ideológicamente a Francisco”.
Milei también se refirió a las “18 millones de mentiras que se dijeron” sobre su relación con Francisco, a quien llegó a decirle “enviado del maligno en la Tierra”. Insistió en que el Papa lo perdonó y lo describió como “mileísta” en cierta manera: aplicaba “déficit cero”, “bajó gastos a lo loco”, “puso las cuentas en orden”, era un “ortodoxo recalcitrante” y “le dio a la motosierra como loco” en el Vaticano, dijo.
El ataque a Jorge Macri
Su fastidio por la denuncia de la candidata macrista Silvia Lospennato, que habló de un pacto del Gobierno con el kirchnerismo por ficha limpia, lo hizo descargar una larga lista de acusaciones a la gestión porteña y también al gobierno nacional de Mauricio Macri.
Dijo que no bajaron impuestos, que gastaron de más, que les faltó coraje, que se atribuyen haber terminado los piquetes en la ciudad, cuando en realidad fue obra del gobierno libertario.
Acusó a los Macri de “difundir fake news” sobre él, y responsabilizó al consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubí. Lo apodó “chantalán” y dijo que había sido el ideólogo de “la campaña más sucia de la historia”, cuando asesoraba a Sergio Massa, en 2023. Es sabido que el tono agresivo contra el libertario lo incorporó Massa después de las PASO, cuando tomaron el control de su campaña expertos brasileños que le recomendó Lula Da Silva y que desplazaron a Gutiérrez Rubí. Milei mismo, hasta el año pasado, se refería a “los brasileños” como los culpables de operar contra él.
El clímax de su enfrentamiento con sus rivales porteños llegó con un apriete explícito aunque indeterminado a Jorge Macri. Dijo, textual: “Jorge, digamos eh, el que tiene problemas con fotos que anda pagando gente para que no las publiquen”. ¿A qué se refería?, ¿conoce algo comprometedor y no lo denuncia?, ¿o solo se presta a una campaña sucia como aquella de la que se proclama víctima?
Contra los economistas
A Milei lo acompañaron al estudio varios funcionarios, entre ellos tres miembros del equipo económico, Federico Furiase, Martín Vauthier y Felipe Núñez. Entre elogios a su equipo, reprochó una y otra vez las posturas de otros colegas de profesión que no se han rendido al aplauso sin matices de la gestión oficial.
Volvió una y otra vez al apelativo de “mandriles”, que despertaba carcajadas de sus anfitriones. Descalificó a Carlos Melconian (“chantanian”, le dijo), a Martín Rapetti, a Hernán Lacunza (“un inmoral que tiró mierda” sobre el Gobierno), a Marina Dal Poggetto (le dice “Dal Pifieto”), a Mercedes Marcó del Pont, a Axel Kicillof, a Martín Guzmán (“es un pelotudo atómico”, dijo), a Martín Lousteau, a Emmanuel Álvarez Agis, a Gabriel Rubinstein.
Dijo que lo atacan para enmascarar sus pronósticos fallidos y volvió a prometer que el año que viene se termina la inflación en la Argentina.
La obra de teatro que sueña hacer
Después de recordar que había hecho una obra de teatro antes de ser candidato a diputado, anunció que piensa protagonizar una nueva que se titule “Juicio al capitalismo”.
¿De qué se trataría? “Básicamente, yo voy a ser el abogado defensor del capitalismo; Diego Sucalesca (actual funcionario de Karina Milei) va a hacer del fiscal que acusa; va a haber un tribunal, un juez, van a estar siempre mis rubias voluptuosas que se van a vestir de estatua de la libertad”.
Aclaró que lo va a hacer a beneficio de los chicos del hospital Garraham. “Ya tenemos casi todo armado. Necesito tiempo para terminar de escribir con Suca. Después hay que ensayar y todo”, relató. Por si faltaba sorpresa, explicó que tramita una “autorización para hacerla en el Muro de Berlín”.
El cierre, con el “chiste-amenaza”
Mientras Parisini, lo despedía colmado de agradecimientos, ya de madrugada, Milei lo interrumpió: “¿Tenés ahí los nombres de los periodistas que tengo que meter en cana?“. Era una obvia alusión al tuit de Parisini de hace una semana, cuando le pidió ”meter preso por decreto" a algún periodista “como hizo Alfonsín”.
Parisini también ganó fama de influyente al pedir por X expulsiones del Gobierno que después se cumplen. “¿Y la de los funcionarios que tengo que echar?“, siguió Milei y señaló hacia el conductor: ”Creí que era esa libretita. Me sorprende que sea tan chica. Si te paso yo, te paso un mamotreto“.
La nota terminó con un coro de carcajadas y uno de los panelistas diciendo: “Las notas que van a salir de esto. ¡Por Dios!"
Por Martín Rodríguez Yebra-La Nación