A partir del 25 de abril y hasta mediados de julio, los turistas que decidan no hospedarse en la ciudad estarán sujetos a una tarifa de acceso de cinco euros. Además, se requerirá que todos los visitantes se registren en un sitio web designado, independientemente de su plan de alojamiento. Vea los detalles.
Agitación en “Su Serenísima Majestad”. A partir de este jueves 25 de abril, los turistas se enfrentarán a una tarifa de cinco euros para acceder al centro histórico de Venecia.
La medida se extenderá hasta el 5 de mayo y se aplicará durante los fines de semana subsiguientes hasta el 14 de julio, así como los días 1 y 2 de junio.
Bajo el nuevo método, los visitantes recibirán un código QR en sus dispositivos móviles, que deberán mostrar si son requeridos por los vigilantes. Aquellos que no cumplan con esta disposición enfrentarán multas que oscilan entre los 30 y los 500 euros.
Además, aquellos que no sean residentes del Véneto tendrán que abonar la tasa de acceso establecida este año. El primer período de cobro coincide con el 28 de abril, cuando el papa Francisco visitará Venecia y presidirá una misa en la Plaza de San Marcos, donde se espera la asistencia de unas 9.000 personas.
Venecia alberga a una población de 48.997 habitantes, mayoritariamente compuesta por personas mayores de 65 años. Este dato contrasta notablemente con el considerable número de plazas turísticas disponibles en la ciudad, que superan las 52.000.
Durante los periodos de mayor afluencia, el número de visitantes diarios puede sobrepasar los 170.000 y solo en el año 2023, Venecia recibió un total de 38 millones de turistas.
El concejal Giovanni Andrea Martini, líder de la opositora ‘Toda la ciudad unida’, que encabeza las protestas contra la medida, expresó a EFE que “no funcionará, ya que no se ha establecido un límite y bastará con pagar. No son los cinco euros los que limitarán el turismo”.
Además, Martini señaló que esta medida plantea “un problema de privacidad para los ciudadanos al tener que explicar sus movimientos o a quién alojan en sus hogares”.
Martini y varias asociaciones que han organizado manifestaciones en la Plaza Roma, la principal entrada a Venecia, para protestar contra lo que dicen, será la transformación de la ciudad en un “museo de pago”, sin abordar las verdaderas problemáticas que enfrentan sus ciudadanos.
“Se trata solo de un modo de monetizar sin resolver el problema porque no se ha puesto un límite a la entrada”, comentó Marco Gasparinetti, también concejal y portavoz de la asociación ’25 abril’.
Un experimento único en el mundo
El auge del turismo primero provocó un tráfico de embarcaciones en los canales de Venecia, desencadenando olas que amenazaban la estabilidad de los históricos edificios de la ciudad.
Hace dos años, el Gobierno italiano implementó una prohibición que impide a los cruceros atracar en el centro de Venecia, en parte como respuesta al daño provocado por estos enormes barcos tanto a las estructuras arquitectónicas como al lecho marino.
En agosto pasado, la Unesco emitió una advertencia, amenazando con incluir a Venecia en su lista de sitios del Patrimonio Mundial en riesgo debido a los “insuficientes esfuerzos” para conservar la ciudad. Estos eventos abrieron el debate para tomar medidas y proteger el patrimonio veneciano.
En 2019, el Gobierno italiano aprobó una propuesta presentada por la administración municipal para la implementación de una “tasa contributiva de entrada” de 5 euros dirigida a los visitantes que permanecen en la ciudad por un solo día.
La intención es inducir a algunos turistas a reconsiderar sus planes de viaje, y esta medida está parcialmente inspirada en prácticas similares adoptadas por pequeñas islas italianas, como Ponza, que imponen una tarifa de desembarco.
Aunque la propuesta quedó en pausa durante la pandemia, recientemente fue retomada este año para implementar esta nueva tasa como parte de un período de prueba.
“Nadie quiere cerrar la ciudad y si alguien quiere venir esos días puede hacerlo pagando cinco euros y reservar la visita. Esto nos dará datos reales e importantes: cuántos visitantes, de dónde vienen, cuántas exenciones y mucho más, una herramienta importante para entender cómo organizar los servicios”, comentó Luigi Brugnaro, el alcalde de Venecia al defender su medida.
Es “un experimento que nadie ha llevado a cabo hasta ahora, pero que muchas ciudades internacionales están analizando con atención”, comentó el concejal de turismo, Simone Venturini.
“La tarifa de acceso no fue concebida como un ‘billete’ que pagar, sino como un sistema de reserva para visitar el centro histórico con el objetivo de mejorar la gestión de los flujos y lograr un equilibrio entre las necesidades de quienes pretenden descubrir las bellezas de la ciudad y aquellos que, en cambio, viven o trabajan en ella”, agregó.
La medida se dirige específicamente a los turistas debido a que los visitantes de un solo día representan aproximadamente dos tercios de todos los visitantes de Venecia y en su mayoría consisten en grandes grupos, pasajeros de cruceros y personas procedentes de la región circundante de Veneto.
Para expertos del tema, estos excursionistas tienen poco valor económico para Venecia, pero ejercen una presión significativa sobre su infraestructura al seguir un itinerario estándar de tres a cuatro horas.
Ahora, los turistas que deseen visitar la ciudad durante el horario de 8.30 a 16.00 horas deberán pagar una tarifa de entrada, excluyendo el acceso a las islas. El propósito de esta medida es desalentar el turismo masivo, especialmente en los días de mayor afluencia.
Venecia, también conocida como la ‘reina del Adriático’, la ‘Serenísima’ o la ‘ciudad de los canales’, se encuentra ubicada en una laguna pantanosa en el mar Adriático, entre las desembocaduras de los ríos Po y Piave. Esta ciudad está formada por 120 pequeñas islas conectadas entre sí por cientos de puentes, ríos y canales.
El apodo “Serenísima” se originó de una anécdota en la que una delegación genovesa se dirigió al Dogo veneciano como “Su Serenísima Majestad” durante la proclamación de uno de los Dux venecianos.
Por Jorge Hurtado-France24 con EFE