Cuando ExxonMobil empezó a perforar en Papúa Nueva Guinea, muchos vendieron sus tierras. Esperaban una vida mejor a través de las regalías prometidas por el gigante del petróleo, pero las cosas resultaron diferentes para los habitantes de la región.
Las agrestes tierras altas de Papúa Nueva Guinea son actualmente un paraíso para los turistas que anhelan lo exótico y para las compañías petroleras extranjeras que buscan nuevos yacimientos petrolíferos. A las tribus locales se les paga para que se vistan para los visitantes. Una familia y su clan aceptaron vender sus tierras a ExxonMobil para perseguir su sueño de modernidad. Sin embargo, el dinero no llega y ahora están atrapados entre tribus rivales, políticos codiciosos y una de las corporaciones multinacionales más poderosas del mundo. Los turistas enfocan sus cámaras en danzas que han perdido su significado y todo un mundo desaparece en silencio.