La titular del PRO cree que el expresidente se inclinará por ella en la interna con Larreta. Bajó el nivel de confrontación para que otros se peleen. Ambulancia bonaerense, en marcha.
Patricia Bullrich definió su hoja de ruta después del terremoto que significó para el partido amarillo la decisión del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, de avanzar con el desdoblamiento en concurrencia de los comicios en la Ciudad, que generó la “desilusión” de Mauricio Macri. Convencida de ser su mejor alumna, la principal apuesta de la titular del PRO es que el expresidente se juegue públicamente por ella. Y por eso se mueve como si ya eso hubiera ocurrido.
El mismo objetivo estaba en marcha desde el renunciamiento de Macri, convencida de que su figura podría recibir la mayoría de los votos huérfanos que dejaba el líder amarillo. Por eso, cerca suyo, prometen que la brújula sigue apuntando al mismo norte, sin interferencias magnéticas por la jugada de Larreta. La exministra de Seguridad, que está convencida que recibirá la bendición macrista explícita, no se corre ni un centímetro de su idea de “hablar de los problemas de la sociedad” y evitar las discusiones partidarias. Es una máxima que, paradójicamente, aprendió del jefe de Gobierno porteño.
La mesa chica de Bullrich acordó “esperar a que baje la espuma” de la bomba porteña y, mientras tanto, evitar mostrarse en continuado en los medios de comunicación en los próximos días. Ni siquiera en privado se molestan el confrontar abiertamente con Larreta, como quedó en evidencia este martes durante el Zoom que organizaron de emergencia las autoridades del PRO en el que Bullrich estuvo más tranquila de lo que sus interlocutores esperaban, de acuerdo a lo que reconstruyó Letra P. Se mostró con una confianza de que las cartas están sobre la mesa y que no es necesario subir el nivel de la pelea, mientras haya otros que están dispuestos a pelearse con el alcalde.
El renunciamiento de Macri y el tablero que pateó Larreta generaron, de acuerdo a la expectativa de sus armadores bonaerenses, una ventana de oportunidad para sumar dirigentes provinciales molestos por la jugada del jefe de Gobierno y que preferían al expresidente en la boleta. “En Uspallta tienen problemas para entender los ‘no’. Por eso alejaron mucha gente”, sostuvo una de las figuras del PRO que cada vez se acerca más a la exministra de Seguridad.
El jefe del bloque del macrismo en Diputados, Cristian Ritondo, fue una de las figuras del partido que se expresó en contra de la decisión de Larreta. Bullrich sabe que necesita al aspirante a gobernador que estaba bajo el ala de María Eugenia Vidal para ser más competitiva como candidata en el territorio con mayor cantidad de votantes. “Hasta mayo no habría novedades, pero lo del lunes aceleró los plazos”, analizó una fuente al tanto de las negociaciones entre ambos extitulares de Seguridad en la gestión Cambiemos.
La rosca se mantiene bajo la superficie en la campaña. La postura bullrichista de “estar lejos de los temas de la política” se viene reflejado en sus recorridas, sobre todo por el conurbano bonaerense, en donde sólo hace referencia a la necesidad de un cuarteto: orden, trabajo, seguridad y combatir la inflación. Todo eso mientras la presidenta del PRO disfruta de la popularidad que tiene ante los vecinos de cada localidad que recorre, como fue el caso este martes de San Isidro y Vicente López o el lunes en Cañuelas. “Lo nuestro es la gente, los votos están ahí”, se entusiasma uno de sus armadores en la provincia de Buenos Aires.
Pero sumar kilometraje a la ambulancia de heridos y subirse al tren de los enojados de la titular del PRO no es la única labor que tiene en mente los armados de la exministra para la provincia de Buenos Aires. Con un número bastante ajustado en la Legislatura, la postura ante cada sesión de Juan Pablo Arenaza puede llegar a complicar la posibilidad del quórum. El bloque del oficialismo cuenta con 32 bancas a las que se le resta una por la decisión del jefe de campaña de Bullrich. Un número muy ajustado.
Por Gonzalo Prado – Letra P