Sospecha de un plan oficial para suspender las PASO. Quiere ampliar el padrón amarillo por si debiera ir a internas con la UCR. El antecedente de los “truchos”.
La presidenta del PRO, Patricia Bullrich, activó el Plan Roberto Carlos, pero, en lugar de amigos, quiere conseguir un millón de afiliados nuevos al partido que fundó Mauricio Macri. ¿Para qué? Un sector del macrismo teme que el gobierno de Alberto Fernández suspenda las PASO 2021 y busca músculo político en caso de tener que definir candidatos mediante internas cerradas contra sus socios de Juntos por el Cambio (JxC).
Si ese escenario electoral se confirmara, la coalición opositora se enfrentaría al desafío de definir candidaturas sin lesionar la unidad y sin la billetera aleccionadora o la imposición de la Casa Rosada, como ocurrió durante el período 2017-2019. La cúpula de Juntos por el Cambio ya comenzó a discutir cómo resolver candidaturas en un 2021 sin primarias abiertas. La máxima aspiración es acordar listas únicas en el marco de la Mesa Nacional de JxC, pero la disparidad de las alianzas provinciales de la oposición y la falta de estructura del PRO y los lilitos en algunos distritos amenaza esta amalgama.
Por otra parte una de las opciones que se exploró es constituir el frente electoral y competir en internas cerradas. Si avanzara esa propuesta, se libraría una competencia entre el macrismo, el radicalismo y los lilitos para ver quién encabeza la lista de aspirantes a cualquier cargo electivo de cualquier distrito. Si se disputasen esos lugares internamente, entonces se precisaría una votación a padrón cerrado y con afiliados, previa aprobación de la Justicia electoral. En este contexto, Bullrich lanzó el plan de afiliación masiva, a sabiendas de que una interna partidaria entre el PRO y el radicalismo, en algunos distritos, sería desventajosa para los amarillos por la diferencia en la cantidad de afiliados.
El plan macrista tiene también el desafío de revertir el antecedente escandaloso de la campaña 2017. Un año después de esas elecciones de medio término, la Justicia federal comprobó que el PRO de la provincia de Buenos Aires, durante la gestión de María Eugenia Vidal, puso en marcha un sistema “trucho” de aportantes a la boleta bonaerens de Cambiemos. En 2018, se confirmó que el 99% de las personas que figuraban ante la Cámara Nacional Electoral (CNE) como donantes voluntarias de dinero a la campaña de Cambiemos también había sido afiliado al PRO sin consentimiento. Por esta maniobra fraudulenta, revelada por el sitio El Destape, renunció María Fernanda Inza, entonces secretaria de Legal y Técnica de la gestión Vidal y tesorera del PRO de Buenos Aires.
En el seno del partido macrista hay posiciones encontradas en cuanto al plan de Bullrich, pero la jefa partidaria avanzó y propuso hacer afiliaciones digitales. En rigor, ese mecanismo no es legal, porque toda ficha partidaria debe ser autorizada por la Justicia Electoral de cada distrito. Como el estado actual de la cuarentena por coronavirus, al menos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), no permite actualizar padrones en un juzgado ni sacar militantes a la calle a afiliar vecinos, la opción para engrosar el PRO es por la vía digital. La ficha electrónica es simplemente una acción simbólica y, para envidia de Marcos Peña, una base de datos gigante.
Con más de 120 días de cuarentena y cerca de tres reuniones por videoconferencia por semana, Bullrich se ríe de quienes se mofan, internamente, de su construcción política bajo el paraguas de la web 2.0. Metódicamente hace sinergia con el macrismo duro, que encontró en la aplicación Zoom un espacio virtual donde congregarse en épocas de aislamiento político y social, especialmente para quienes hoy no están en la gestión ni en cargos legislativos. La jefa del PRO ha hecho encuentros virtuales con jóvenes, exfuncionarios, exlegisladores, militantes universitarios y hasta con los “ni-ni” amarillos, que ni integran la orgánica partidaria ni han pasado por la gestión, pero los quiere “sumar”. Es, casi, un terapia digital para quienes sienten apego al PRO, consideran a Macri el líder indiscutido y desconfían del dialoguismo que abonan Horacio Rodríguez Larreta, Vidal, Emilio Monzó y Rogelio Frigerio.
La jefa del PRO fatigó ese recurso, se calzó el traje de abanderada de la grieta amarilla y aspira a transformar ese volumen militante en una masa de afiliados. Flexibilización de la cuarentena mediante, Bullrich aspira a volcar la estructura militante a las calles para avanzar con afiliaciones presenciales que luego deberán ser autorizadas por los juzgados electorales.
Por Gonzalo Palese-Letra P